Los que miran desde arriba
El discurso antimigratorio contin¨²a extendi¨¦ndose en los gobiernos de todo el mundo
Esta semana est¨¢ siendo potente en lo que se refiere a discursos y pol¨ªticas antimigratorias. En una conjunci¨®n c¨®smica se han concentrado unas cuantas noticias que nos recuerdan que efectivamente podemos volver a vivir el pasado. ¡°Todos no cabemos, as¨ª que hay que elegir. Tenemos que elegir si nuestra etnia, si nuestra raza blanca, si nuestra sociedad debe continuar existiendo o deben ser eliminadas. Si los acept¨¢semos a todos, ya no ser¨ªamos nosotros la realidad social, la realidad ¨¦tnica¡±. Estas declaraciones, que podr¨ªan ser de Mussolini, son de Attilio Fontana, el candidato de la Liga Norte para presidir la regi¨®n de Lombard¨ªa.
En el libro en el que periodista Chaves Nogales relata su viaje a la Alemania nazi de la preguerra, hay una entrevista a un miembro del partido en la que se recogen los mismos argumentos, exactamente iguales. Es tremendo que este tipo de discurso se repita 80 a?os m¨¢s tarde. Primero, porque conocemos la historia y sabemos que este enfoque solo nos puede llevar a un espacio de inhumanidad y muerte. Pero es que, adem¨¢s, ahora tenemos a la ciencia para decirnos que lo de raza es una patra?a cuyo origen es social y que no se corresponde con los resultados obtenidos de los an¨¢lisis del genoma humano que en su gran mayor¨ªa concluyen que solo hay una raza humana ¨²nica.
Es decir, cuando Fontana habla de raza blanca no podemos saber muy bien a que se est¨¢ refiriendo. ?Los sirios cuyo color de piel es claro son raza blanca? ?Un eritreo, un sudan¨¦s, un et¨ªope que tengan la piel clara son raza blanca? ?Y un calabr¨¦s de piel oscura es de raza negra? En realidad, como demuestra HUMANAE el maravilloso proyecto de Angelica Dass sobre el que escrib¨ª hace unos meses, si fu¨¦ramos colores ser¨ªamos iguales.
Tambi¨¦n esta semana Macron se ha cubierto de gloria en Calais. En un discurso contundente el presidente de Rep¨²blica Francesa reiter¨® algunos de los aspectos m¨¢s radicales de la pol¨ªtica migratoria que quiere llevar a cabo. Cierre de fronteras y mayor control, deportaciones r¨¢pidas y mano dura son algunas de las claves. Me resulta curioso que nadie le haya explicado a Macron c¨®mo funciona esto de los movimientos humanos. Si en un r¨ªo hacemos una presa y limitamos el movimiento de la corriente, el r¨ªo cambiar¨¢ su cauce o se desbordar¨¢. Los flujos migratorios son iguales, no van a desaparecer, sino que cambiar¨¢n o desbordar¨¢n. Solo hay que mirar lo que ha pasado en Grecia, Italia o en nuestro pa¨ªs en los ¨²ltimos cinco a?os.
Pero no pensemos que el problema se encuentra solo en Europa. Esta semana se hac¨ªa viral el v¨ªdeo de un migrante mexicano, que era deportado despu¨¦s de pasar en Estados Unidos los ¨²ltimos 30 a?os de su vida. Su familia le desped¨ªa en el aeropuerto, porque su mujer y sus hijos s¨ª que se pod¨ªan quedar. ?Qu¨¦ criterio justifica que un se?or no sea apto para un pa¨ªs, pero su familia directa s¨ª? Y como expresaba el prestigioso analista Michael Clements en un tuit, es incalculable el da?o econ¨®mico que esto producir¨¢ al pa¨ªs.
El otro d¨ªa me contaba una an¨¦cdota una amiga de madre finlandesa y padre espa?ol. Estaban en Marruecos, el padre empez¨® a despotricar contra los marroqu¨ªes con un discurso claramente racista. La madre le par¨® en seco y le dijo: ?pero c¨®mo crees que te miran a ti en Finlandia? Todos miramos con desprecio hacia abajo y no nos damos cuenta de que siempre hay alguien haciendo lo mismo con nosotros desde arriba, conclu¨ªa mi amiga. Am¨¦n.
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