Con los hombres, tambi¨¦n
Es necesario no generar confusi¨®n que deslegitime las reivindicaciones de las mujeres

En la sala Matadero de Madrid se exhibe la escultura hiperrealista El hombre sentado en el sof¨¢ cuyo destino podr¨ªa ser quedar aparcado en el Museo Arqueol¨®gico como ha reclamado Change.org. Una par¨¢bola sobre el fin de los hombres que no colaboran en las tareas dom¨¦sticas. Seg¨²n el Club Malasmadres, creadora de la campa?a, un 8% de los hombres lleva la voz cantante en las tareas dom¨¦sticas, frente al 72% de las mujeres. Por algo se empieza. Claro que el cambio lo desat¨® la incorporaci¨®n de la mujer al trabajo, y no todas ellas trabajan y algunas lo hacen a tiempo parcial.
En todo caso, el empuje feminista est¨¢ forzando el cambio de los roles tradicionales. Si Freud levantara la cabeza probablemente nos explicar¨ªa que los hombres de nuestros d¨ªas se est¨¢n buscando el pene. Educados de ni?os en la dureza, sin llantos, sin besuqueos, sin espejos¡ hoy asisten perplejos a la que ser¨¢ la revoluci¨®n social del siglo XXI. Ni el despertar de China, ni la creciente India, ni cualquier otro movimiento geoestrat¨¦gico que asome ser¨¢ comparable a la ¡°revuelta ideol¨®gica¡± de las mujeres: media humanidad, en la era de la comunicaci¨®n instant¨¢nea, impulsando el cambio de mentalidad de la otra mitad. Mediante el nuevo fen¨®meno de demandar feminismo arrumbando la antipat¨ªa de la confrontaci¨®n divisiva, sin pedir paso para las mujeres a base de desplazar a los hombres. Hoy las mujeres demandan la colaboraci¨®n de los hombres con inteligentes movimientos como HeForShe, impulsado hace tres a?os por Emma Watson de la mano de Naciones Unidas, ¡°ellos por ellas¡± para tener voces iguales en la sociedad.
Por eso hay que poner sentido com¨²n a las ¨²ltimas campa?as que han surgido a partir del Stop al Silencio, para evitar el alboroto que han desencadenado MeToo o Time¡¯s Up. La respuesta del manifiesto de mujeres francesas evidencia la confusi¨®n generada, tambi¨¦n entre las mujeres, todas educadas en un mundo de hombres, muchas de las cuales han interiorizado que son el segundo sexo, las segundas. Con todo, la reacci¨®n m¨¢s desconcertante ha venido de los hombres, muchos de los cuales se confiesan desorientados en estos d¨ªas. ¡°?Cualquiera le dice guapa a una chica, si hasta por los piropos te llaman cerdo, buitre o pulpo!¡± ¡ªle he o¨ªdo decir a m¨¢s de uno, ¡°va a ser que acabaremos sin sexo o firmando contratos de consentimiento previos¡±. Evidentemente, el sexo no se acabar¨¢, y a nadie hay que explicarle la diferencia entre el flirteo y el acoso, entre el mal gusto y el delito, entre cogerte la mano o el culo.
Conviene pues recordar que ninguna de estas campa?as va contra los hombres, solo contra los acosadores. Aun as¨ª no es de extra?ar que haya confusi¨®n. Un hombre, llam¨¦mosle normal, ?pod¨ªa imaginar que hubiera tipos que abusando de su superioridad echen la llave a una puerta para intimidar a una joven que pide trabajo? ?O que es frecuente toparse con tipos que frotan su erecci¨®n sobre una chica en la aglomeraci¨®n del metro? ?O que es igualmente frecuente que una muchacha se vea perseguida en la calle por un sujeto soez que le verbaliza su disfunci¨®n sexual y mental? ?Y que las mujeres hayan padecido esto, normaliz¨¢ndolo a su cotidianidad, en silencio? A esto se refiere Meryl Streep cuando dice que ¡°las mujeres eran invisibles¡±. Entiendo la sorpresa de los hombres normales que son capaces de controlar sus instintos sexuales, ante la evidencia de tanto violentador. Solo las mujeres sab¨ªamos de este submundo.
Por eso urge orillar la brocha gorda de cualquier campa?a para no generar desconcierto que deslegitime las justas reivindicaciones de las mujeres, por sus derechos y dignidad. Sin mezclar las violaciones con los piropos. Es imprescindible separar el aluvi¨®n de estupideces en forma de oportunistas reclamos, de los movimientos esforzados por conseguir la equidad y el fin de la violencia machista.
Para este lento y duro caminar, las mujeres necesitamos a los hombres. Solo juntos podremos construir un mundo diverso e igualitario. Con hombres sin recelos. Ritxar Bacete nos revela en su libro Nuevos hombres buenos que la reacci¨®n de los Angry White Men, esos hombres blancos enfadados que nos habr¨ªan tra¨ªdo los Trump o los Putin, ¡°es consecuencia de la crisis de las masculinidades que asusta a muchos hombres¡±. Por miedo a perder los privilegios y a relacionarse con mujeres libres. El tiempo confirmar¨¢ que la mujer en igualdad es altamente inspiradora. ?D¨¦monos esta oportunidad!
Gloria Lomana es periodista y analista pol¨ªtica. Acaba de publicar Juegos de poder.
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