Dos mitades pegadas
Dios m¨ªo, pasas de p¨¢gina de forma rutinaria y tropiezas con esta foto en el mismo peri¨®dico donde acabas de ver, por ejemplo, a un conjunto de se?ores de oscuro inaugurando un monumento de granito, o a un ni?o sirio con una brecha en la cabeza. En el mismo peri¨®dico donde aparec¨ªa un edificio en ruinas, a solo cuatro o cinco hojas de distancia, encontr¨¦ este pajarillo, una carraca lila, as¨ª se llama, sobre la fr¨¢gil rama de una planta con p¨²as. Vean c¨®mo conviven esas agujas crueles con la elegancia del ave que las ocupa. ?Qu¨¦ a?oranza de la animalidad! ?Qu¨¦ arquitectura org¨¢nica! ?Qu¨¦ donaire desde el extremo del pico hasta la punta de la cola! ?Qu¨¦ lucidez, la de esa mirada! ?Qu¨¦ funcionalidad, la de esas patas con sus m¨®dicos dedos! ?Cu¨¢nto ingenio mim¨¦tico en esa distribuci¨®n de los colores!
Hace tiempo, Gin¨¦s Morata, la persona que m¨¢s sabe de moscas en Espa?a, quiz¨¢ en Europa, me dijo que a ¨¦l le hab¨ªa producido una sorpresa enorme comprobar que estaba hecho del mismo mecanismo de la mosca. Que bajo la diversidad y el caos aparente de la naturaleza todos los seres vivos est¨¢bamos caracterizados por la bilateralidad (somos dos mitades pegadas) y por la disposici¨®n dorsoventral. Que todos tenemos una parte anterior y otra posterior. Que el dise?o gen¨¦tico, en fin, era muy parecido en unos y en otros. Me vinieron a la memoria aquellas palabras observando esta carraca lila. Deseaba tener algo de ella y resulta que tengo todo eso: la bilateralidad, la disposici¨®n dorsoventral, la parte anterior y la posterior¡ ?Tambi¨¦n su belleza? Por favor, no se r¨ªan.?
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