Jasper Morrison: ¡°Las m¨¢quinas permiten hacer cosas igual de bonitas pero menos caras¡±
Para el creador brit¨¢nico el mejor dise?o es el que no se ve. Con motivo de su nueva colecci¨®n de mobiliario para Vitra, visitamos su estudio en Londres
Camuflado tras una fachada victoriana en el barrio londinense de Shoreditch, el estudio de Jasper Morrison (Londres, 1959) es un espacio di¨¢fano con pocos muebles, una correcta dosis de desorden y un sof¨¢ rodeado de libros, objetos y bocetos. Si hay lujo, es casi invisible. ¡°He intentado reconstruir a mi manera el sal¨®n de la casa de mi abuelo¡±, explica en voz baja. ¡°Era una atm¨®sfera tranquila, c¨®moda¡±. A pesar de ser uno de los dise?adores m¨¢s prestigiosos del mundo, Jasper Morrison est¨¢ empe?ado en que sus objetos no parezcan de dise?o.
Hace 30 a?os que abri¨® su estudio. ?C¨®mo recuerda sus inicios en el dise?o? Recuerdo que en aquella ¨¦poca todo suced¨ªa en Italia. Fui a Mil¨¢n, al Salone, por primera vez en 1979, y comprend¨ª c¨®mo funcionaba todo: el dise?ador crea piezas para las grandes editoras y ellas lo muestran y lo comercializan. Diez a?os despu¨¦s, expuse all¨ª mi primera pieza.
El dise?o italiano de los ochenta estaba dominado por el estilo posmoderno y, sobre todo, por el Grupo Memphis. Nada que ver con lo que usted practica. Era una ¨¦poca muy confusa, porque la aparici¨®n de Memphis fue una revoluci¨®n, algo as¨ª como jugar al f¨²tbol y que las reglas cambien a medio partido. Fue muy emocionante y tambi¨¦n muy perturbador para todos los que trabaj¨¢bamos en el sector. Por un lado nos dio mucha libertad. Si aquello era posible, cualquier cosa lo era. Por otro lado, yo me preguntaba si ese era el futuro, porque la verdad es que no me atra¨ªa nada. Mi idea del dise?o siempre ha partido de la vida cotidiana, y Memphis era dise?o de estrella de rock, demasiado estridente. Bien pensado, tambi¨¦n me dio algo contra lo que luchar. Me hizo recapacitar mucho.
?Sigue pensando lo mismo? ?C¨®mo ha vivido el reciente revival de Memphis? En ese revival hay mucha m¨¢s correcci¨®n pol¨ªtica que en el original. Se basa en hacer objetos con colores pastel y formas bonitas, pero nada m¨¢s. En l¨ªneas generales sigo pensando lo mismo. Aprecio la calidad de algunas piezas que produjeron, pero sigue sin interesarme.
La mirada de un dise?ador est¨¢ entrenada para registrar cosas. A veces, en un bar o en casa de alguien, veo un vaso y lo archivo
En una ¨¦poca marcada por el regreso a lo artesanal, usted siempre ha defendido los procesos industriales y el trabajo con las grandes editoras, como Vitra. El objetivo real del dise?o es hacer cosas disponibles para el p¨²blico, y los procesos industriales permiten lograrlo. Adem¨¢s, aportan mucha calidad y precisi¨®n. La artesan¨ªa est¨¢ muy bien, est¨¢ bien hecha y es bella, pero es forzosamente un objeto de lujo, algo limitado. Las m¨¢quinas permiten hacer cosas igual de bonitas pero menos caras.
LA MEMORIA VISUAL DE UN CREADOR
Un buen ejemplo de ese esp¨ªritu es la estrella de su ¨²ltima colecci¨®n para Vitra, All Plastic Chair, una silla elaborada ¨ªntegramente en pl¨¢stico. ¡°Llevo dos a?os trabajando en ella¡±, afirma Morrison, que comenz¨® a colaborar con la editora suiza en 1989. Ahora se ha inspirado en la cl¨¢sica silla de caf¨¦, pero con una estructura elaborada a partir de una ¨²nica pieza y ciertas innovaciones decisivas pero discretas. Morrison nos muestra el respaldo levemente oscilante. ¡°T¨¦cnicamente esta silla hubiera sido imposible hace diez a?os, porque no exist¨ªa una tecnolog¨ªa capaz de moldear as¨ª el pl¨¢stico y crear una pieza tan robusta, pero los ingenieros de Vitra encontraron la soluci¨®n¡±, explica. ¡°Aqu¨ª la innovaci¨®n es funcional y no tiene nada que ver con la vanguardia¡±.
Situadas en las ant¨ªpodas del dise?o espect¨¢culo, las piezas que Morrison ha creado en la ¨²ltima d¨¦cada son indisociables de Super Normal, el concepto surgido de la exposici¨®n que comisari¨® en 2006 con Naoto Fukasawa para una galer¨ªa tokiota. En ella, mezclaba objetos de dise?o con piezas cotidianas como las que cualquiera tiene en casa: una cafetera Bialetti con un cubo de pl¨¢stico o un vaso de comedor escolar. ¡°Este tipo de objetos siempre me hab¨ªan llamado la atenci¨®n, y tras analizarlos me di cuenta de que eran generalmente mejores que los de dise?o¡±, explica ahora. ¡°Se supone que los profesionales somos nosotros, pero esos dise?adores e ingenieros an¨®nimos lo hacen mucho mejor, as¨ª que intent¨¦ aprender de ellos y llegu¨¦ a la idea de Super Normal¡±.
El dise?o deber¨ªa aspirar a crear cosas que te gusten cada vez m¨¢s y se vuelvan m¨¢s valiosas con el paso del tiempo
En la tienda anexa a su estudio, esta glorificaci¨®n de lo cotidiano se traduce en piezas de dise?o (por ejemplo, las copas de Morrison para Alessi) junto a un abrelatas que el dise?ador encontr¨® en una ferreter¨ªa de Castell¨®n. ¡°Era perfecto y funcional, el tipo de objeto que antes se pod¨ªa encontrar en Vin?on¡±, comenta. Le preguntamos su opini¨®n sobre la tristemente extinta tienda barcelonesa. ¡°Era una f¨®rmula perfecta¡±, opina. ¡°Vin?on era Super Normal antes del Super Normal, porque sus due?os entendieron que los objetos cotidianos pueden ser ¨²tiles y bonitos¡±.
Resulta llamativo los pocos reparos que siente a la hora de explicar su m¨¦todo de trabajo, porque suele aludir al objeto en el que se ha inspirado. ?Siempre redise?a? Es que es mi proceso creativo. Casi nunca dibujo algo desde cero, sin haberlo visto antes. Uno no puede negar su memoria visual. La mirada de un dise?ador est¨¢ entrenada para registrar cosas. A veces, en un bar o en casa de alguien, veo un vaso y lo archivo. No es que lo recuerde, pero se queda ah¨ª, inconscientemente. Cada vaso que dise?o es el resultado de todos los vasos que me han llamado la atenci¨®n.
Usted siempre menciona la atm¨®sfera de cotidianidad que quiere crear con sus objetos, pero ?qu¨¦ piensa cuando alguien compra un objeto suyo con mentalidad de coleccionista? Coleccionar dise?o es como comprar en una subasta. Hay piezas estrella que, puestas en el contexto de tu casa, son un desastre y no funcionan. Tienen un halo vintage, pero no aportan ninguna ventaja funcional ni aportan nada a la atm¨®sfera. Tampoco le hacen ning¨²n favor al dise?o.
Sin embargo, hoy su primera silla para Vitra es un objeto de coleccionista. S¨ª, y estoy orgulloso de aquella pieza, aunque no volver¨ªa a hacerla. Fue algo muy especial porque yo mismo hice el prototipo y, cuando la vi terminada, me pareci¨® agradable. Luego la sufr¨ª durante diez a?os, porque la ten¨ªa en casa y, la verdad, aquel respaldo no era especialmente c¨®modo. Y uno deber¨ªa estar c¨®modo en una silla.
Es llamativo que el debate entre funcionalidad y belleza siga vigente. Ettore Sottsass, por ejemplo, dec¨ªa que hab¨ªa que enamorarse de un objeto tanto como para conservarlo durante toda la vida. No le falta raz¨®n, pero no creo que los mejores objetos generen siempre un flechazo. Los flechazos a veces decepcionan. Por supuesto, un objeto tiene que gustar desde el principio, pero despu¨¦s esa relaci¨®n tiene que evolucionar. El dise?o deber¨ªa consistir en crear objetos que con el tiempo te gusten cada vez m¨¢s. Que cada vez sean m¨¢s valiosos. No s¨¦ trabajar con otra mentalidad.
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