F¨²tbol, violencia latente
El caso Piqu¨¦ viene a demostrar la debilidad de las instituciones y los clubs para atajar las tensiones deportivas
El defensa internacional del Bar?a, Gerard Piqu¨¦, ha protagonizado durante las ¨²ltimas dos semanas varios episodios de ins¨®lita tensi¨®n, no siempre por iniciativa suya, que merecen algunas reflexiones m¨¢s all¨¢ de la personalidad del futbolista. La grada del Espanyol (de Barcelona) dedic¨® a su familia insultos que deber¨ªan avergonzar a quienes los profirieron y a los dirigentes del club. El jugador hizo unas declaraciones despectivas sobre el Espanyol de las que deber¨ªa estar arrepentido y en las que, por desgracia, se ha ratificado. Luego, mand¨® callar groseramente a la grada (un gesto que han practicado varios futbolistas). El presidente de la Liga, Javier Tebas, amenaz¨® con denunciar a Piqu¨¦ ante el Comit¨¦ de Competici¨®n por ese gesto que considera ¡°incitador a la violencia¡±.
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Existe, sin duda, un trasfondo nacionalista en el enfrentamiento del Bar?a con el Espanyol y, por otra parte, el jugador no es un modelo de ecuanimidad ni de prudencia. Pero, al margen de lo que decida el Comit¨¦ de Competici¨®n, es necesario subrayar que las instituciones que gobiernan el f¨²tbol espa?ol (entre las que se encuentra la Liga de Tebas) son incapaces de acabar con la violencia soez que se vuelca desde las gradas hacia los jugadores y sus familias. Esas organizaciones tampoco han logrado acabar con los c¨¢nticos racistas, mientras los clubes se han refugiado en un papel pasivo frente a los conatos de violencia. Adem¨¢s de las actitudes fr¨ªvolas y clasistas de Piqu¨¦, se?alado en esta ocasi¨®n, el f¨²tbol espa?ol tiene un problema m¨¢s grave: la credibilidad de sus instituciones.
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