#Yolohago: Antes muerta que comprar un disfraz al ni?o
Quedan dos noches para Carnaval, muy poco si eres una loca de las manualidades y quieres epatar en el patio del recreo
¡°Ya s¨¦ que es dif¨ªcil de hacer... pero en serio mam¨¢ que hay que ir de edificio, ?qu¨¦ lo pone en la carta!¡±. El ni?o me trajo entonces la circular del colegio sobre la fiesta de Carnaval, donde efectivamente pon¨ªa ¡°Vendr¨¢n disfrazados de casa como quieran¡±. Tuite¨¦ la deliciosa confusi¨®n infantil mientras le explicaba las sutilezas del lenguaje. Por cierto, le encantaron los tiernos memes que un par de tuiteros hicieron a su costa (como el que acompa?a esta pieza, de @VigoCeltic) muchas gracias.
Una vez comprendido que hab¨ªa que ir disfrazado desde casa, no disfrazado de edificio, al ni?o le encant¨® librarse por completo del inc¨®modo embozo arquitect¨®nico. ?Y entonces de qu¨¦ voy? ¡°Ya pensaremos algo¡±.
Pero es lunes, la fiesta de Carnaval es el mi¨¦rcoles y no hemos pensado nada. Comprendo que para muchos hay tiempo de sobra para bajar al bazar a por un atuendo de poli¨¦ster 100%, pero yo no soy de esos. Antes muerta que el ni?o con un disfraz comprado. Para m¨ª ese "de casa" significa que hay que hacerlo casero y de ah¨ª no me saca nadie. Tampoco el sentido com¨²n: s¨ª, comprarlo es m¨¢s f¨¢cil, m¨¢s barato y al ni?o le gustar¨¢ m¨¢s. Pero no puedo.
Como aquella madre del anuncio ¡ªque por otra confusi¨®n infantil pasaba la noche cosiendo un perfecto disfraz de Castor para la funci¨®n navide?a (el ni?o al final cantaba 'a Bel¨¦n, castores')¡ª, provengo de una saga de aplicadas sastrecillas nocturnas. De una estirpe de histri¨®nicas creadoras que se toman un sarao escolar como si fuese un estreno en el Real, de un linaje de ganadoras de concursos de disfraces en yinkanas de barrio. Vamos, que soy una loca de la manualidad y el hazlo t¨² misma. Lo he mamado.
Recuerdo una Cleopatra a los siete a?os para la que mi madre me trenz¨® durante horas la cabeza a lo Bo Derek y luego me coron¨® con una serpiente dorada en papel mach¨¦ con ojos de esmeralda que daba todo el pego. Unos a?os despu¨¦s, visitamos una tapicer¨ªa para elegir la tela de gobelino perfecta para que cayese elegantemente sobre el miri?aque casero que serv¨ªa de esqueleto a un disfraz de Mar¨ªa Antonieta tan fiel a su ¨¦poca que vomitar¨ªa macarons dieciochescos si viese esos engendros de Disney con los que se hace creer a las ni?as que parecen princesas.
No siempre me disfrazaba de reina con muerte tr¨¢gica, una vez me enharin¨® para convertirme en la Estatua de la Libertad y en otra ocasi¨®n hizo con cartulina un surrealista atuendo de term¨®metro gigante. ?Por qu¨¦? Freud sabr¨¢, yo solo recuerdo dos carnavales infernales, uno con el brazo en alto, y el otro sin poder sentarme.
Un verano en Nerja me pint¨® todo el cuerpo de negro con el carboncillo de un corcho quemado. Yo era bajita y muy flaca, pero fueron horas de pie en una silla con los brazos en cruz. El resto del atuendo era simple: una hoja de higuera cosida a la braga del bikini y un hueso de pollo en el pelo ensortijado. Pura correcci¨®n pol¨ªtica. Para demostrar lo bueno que era el disfraz de mi madre a los miembros del jurado de los apartamentos Solymar me chup¨¦ un dedo y me borre un poco el brazo: ¡°Oigan, ?qu¨¦ es que yo no soy negra!¡±.
En los ochenta en Espa?a nadie se paraba a pensar en lo ofensivo que es el blackface: el maquillaje con el que, sobre todo en EE UU en el siglo XIX y principios del XX, los actores blancos se pintaban de negro para reforzar los estereotipos raciales. All¨ª acab¨® en los sesenta con el movimiento por los derechos civiles, aqu¨ª, cientos de concejales se pintan cada a?o de Rey Baltasar; aunque el cascabel de la "apropiaci¨®n cultural" ha empezado a sonar. Peque?o inciso: vale que el carnaval est¨¢ para subvertir y que la correcci¨®n pol¨ªtica a veces crea monstruos, pero un poquito de sentido com¨²n antes de sacar la espada de la libertad, la tradici¨®n y el sentido del humor. En los Carnavales de mi infancia?era corriente que ni?os y ni?as fuesen disfrazados de mendigos y de prostitutas. Uy, s¨ª, juas, juas, qu¨¦ risa.?No hab¨ªa nada m¨¢s socorrido y desopilante que ponerle a un chaval dos globos en un sujetador, rulos en la cabeza y un delantal para que fuese de ¡°maruja¡±. Vestirse de ¡°chinito¡± y de ¡°morito¡± resultaba de lo m¨¢s simp¨¢tico. Me alegra que esto haya dejado de ser com¨²n en las fiestas infantiles. Hay iron¨ªa m¨¢s all¨¢ de pintar unos bigotes y calzarle un poncho a un ni?o para que vaya de campesino mexicano. De verdad que no es gracioso vestir a una ni?a de enfermera sexi. Ni para las ni?as ni para las enfermeras.
Para compensar la correcci¨®n pol¨ªtica con la que algunos no pueden vivir, est¨¢n Pinterest y Etsy. Si no se te ocurre nada que no ofenda a alguien, o directamente, si no te ocurre nada de nada, basta con googlear ¡°DIY kid costume¡±: la red escupir¨¢ de vuelta una catarata de imaginaci¨®n y tiempo libre con la que los padres actuales disfrazan a su prole. Hay trajes para todos los niveles de ma?a, para quien sabe coser un bies y para quien solo usa la grapadora, para gastarse una fortuna y para reciclar cuatro tetra-briks, para tirarse tres noches en vela y para apa?ar algo en media hora. Como en todo lo que se copia de Internet, hay que conocer las propias limitaciones para que el asunto no acabe en un epic fail, y tu versi¨®n del ideal atuendo de velociraptor que se ha currado una madre ociosa de Montana no parezca un moco gigante con patas. Y ante todo, se lo dice alguien a quien disfrazaron de sirena en febrero, lo m¨¢s importante es que el ni?o vaya abrigado y pueda sentarse.
Total, que me quedan dos noches para crear, y convencer al ni?o de que ir de NinjaGo con un kimono y la cara pintada de amarillo Lego puede resultar confuso y sobre todo, es demasiado facil¨®n para mi estirpe de Maestra del disfraz. Al final me voy a arrepentir de no haber hecho un arquitect¨®nico traje modular de edificio para epatar bien fuerte en el patio del recreo.
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