C¨®rcega y Catalu?a, ense?anzas rec¨ªprocas
Algo habr¨¢ aprendido Rajoy de Macron. Queda saber qu¨¦ han aprendido los nacionalistas corsos del secesionismo catal¨¢n
Pese al contexto catal¨¢n, ha pasado quiz¨¢ desapercibido el modo en que [el presidente franc¨¦s Emmanuel] Macron ha abordado las demandas del nacionalismo corso tras las elecciones regionales, donde la coalici¨®n autonomista-independentista obtuvo el 56,5 % de los votos. Comp¨¢rese ese resultado con el raspado 47-48 % del secesionismo catal¨¢n tras d¨¦cadas dominando presupuestos, la autonom¨ªa legislativa y un formidable aparato medi¨¢tico entregado al ideario nacionalista.
Contra lo que pudiera parecer, Macron no ha visitado C¨®rcega para salir al paso pol¨ªticamente de la victoria electoral nacionalista, sino por el 20 aniversario del asesinato en Ajaccio por terroristas corsos (tres disparos por la espalda) del prefecto Claude ?rignac. El g¨¦lido ambiente del encuentro con las autoridades corsas (una sala sin m¨¢s banderas que la francesa y la europea) lo prepar¨® Macron con su declaraci¨®n en el homenaje a ?rignac: ¡°Se ha hecho justicia en la Rep¨²blica. Habr¨¢ justicia, pero no habr¨¢ indulgencia, olvido, ni amnist¨ªa¡±. Firmeza ante la demanda de excarcelaci¨®n de los terroristas corsos, calificados all¨¢ -¡ªc¨®mo no¡ª de ¡°prisonniers politiques¡±.
No es el ¨²nico remedo del nacional-populismo catal¨¢n. El independentista Talamoni ya levant¨® considerable pol¨¦mica calificando a Francia de ¡°pa¨ªs amigo¡± , instando a Par¨ªs ¡°a entablar negociaciones muy pronto¡± so pena de organizar ¡°protestas populares¡± y ¡°una ronda por las capitales europeas¡± en caso de ¡°negaci¨®n de la democracia¡±. Tampoco es casual que tres diputados nacionalistas corsos viajaran a Barcelona para el ¡°refer¨¦ndum¡± ilegal del 1-O. Vinieron a aprender.
A la exigencia de cooficialidad de la lengua corsa, no tuvo Macron m¨¢s que reproducir lo que cualquier franc¨¦s aprende como primeros rudimentos de ciudadan¨ªa: que la soberan¨ªa de Francia est¨¢ indisolublemente unida a la lengua com¨²n de sus territorios. No es ret¨®rica; el T¨ªtulo I de su Constituci¨®n, ¡°De la Soberan¨ªa¡±, se abre con una terminante disposici¨®n: ¡°La lengua de la Rep¨²blica es el franc¨¦s¡±. Y eso rige para la Francia continental, para C¨®rcega por supuesto, pero tambi¨¦n para las ¡°poblaciones ¡ªno pueblos¡ª de ultramar¡±, desde Guadalupe a Guyana, pasando por Martinica o la Polinesia francesa. Tan ligado est¨¢ el franc¨¦s a la soberan¨ªa y civilizaci¨®n francesas que est¨¢n constitucionalizados los acuerdos con otros estados franc¨®fonos ¡°para desarrollar sus civilizaciones¡±: la Organizaci¨®n Internacional de la Francofon¨ªa, a la que, peculiarmente, pertenece el pueblo gerundense de Ll¨ªvia.
Tampoco cedi¨® Macron a constitucionalizaci¨®n de la ¡°especificidad corsa¡± como equiparaci¨®n estatutaria con las regiones de ultramar, ni a limitar la adquisici¨®n de viviendas a los no residentes por ¡°contrario a la Constituci¨®n y al Derecho europeo¡±, rechazando adem¨¢s un r¨¦gimen fiscal propio: ¡°no se puede pretender que el producto de los impuestos en C¨®rcega se quede en C¨®rcega y no garantizar lo mismo a otras regiones¡±.
La deriva separatista catalana, imitada por los nacionalistas corsos, ha tra¨ªdo ense?anzas a Macron, que ha tirado de a?eja despensa legal y doctrinal, pero tambi¨¦n de determinaci¨®n pol¨ªtica. Aun con esa despensa menos provista, algo habr¨¢ aprendido Rajoy de Macron. Queda saber qu¨¦ han aprendido los nacionalistas corsos del secesionismo catal¨¢n en su situaci¨®n actual.
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