Carnaval

Cuesta entender por qu¨¦ el carnaval se celebra con tanto entusiasmo en un mundo en el que las convenciones sociales nos obligan a ir con disfraz todo el tiempo. Deber¨ªa ser al rev¨¦s: que en carnaval nos quit¨¢ramos las caretas y nos mostr¨¢semos tal como somos.

En pa¨ªses como Espa?a a¨²n cuesta m¨¢s entender esa paradoja, puesto que es carnaval todo el a?o. Da igual que sea en Andaluc¨ªa, pa¨ªs de las chirigotas, que en Catalu?a, tenida por una tierra m¨¢s seria, los personajes y las escenas carnavalescos se suceden d¨ªa tras d¨ªa acostumbr¨¢ndonos a vivir en un carnaval continuo. El relato lo tienen ustedes fresco: presidentes que huyen al extranjero despu¨¦s de declarar la independencia unilateral de su autonom¨ªa, seg¨²n ellos con toda solemnidad y seg¨²n sus consejeros y partidarios encarcelados en broma, exalcaldes en prisi¨®n a los que les dejan en libertad por padecer una enfermedad terminal que se dedican a bailar sevillanas por las noches, comparsas de empresarios y pol¨ªticos corruptos que act¨²an en los juzgados como si ¨¦stos fueran samb¨®dromos, cortejos f¨²nebres de banqueros que entierran miles de millones como el que entierra una pobre sardina, chirigoteros de todo tipo y condici¨®n que pueblan cada d¨ªa los medios de comunicaci¨®n demostrando que Valle Incl¨¢n no ha muerto¡­ El carnaval espa?ol es tan fecundo e imaginativo que cada a?o se supera a s¨ª mismo, lo que dice mucho de nuestro ingenio.

Habr¨ªa, pues, que revisar el calendario festivo y dedicar los d¨ªas del carnaval a lo contrario de lo que ahora se hace, esto es, a actuar como personas normales. Que es m¨¢s dif¨ªcil de lo que parece. Porque ponga usted a Rajoy a hablar con sentido com¨²n, ¨¦se al que tanto se refiere quiz¨¢ porque es su quimera, o a Puigdemont a actuar como lo que es: un periodista de Girona al que el destino lo coloc¨® donde nunca so?¨® con poder estar, y ver¨¢ c¨®mo los dos se convierten en seres insustanciales y hasta anodinos. E igual nos pasar¨ªa a todos los espa?oles, del Rey abajo: que, puestos ante el espejo sin disfraz, nos transformar¨ªamos en lo que verdaderamente somos: personas que pasamos por el mundo haciendo lo que podemos pese a lo que aparentemos en sociedad.

Por ¨²ltimo, le voy a dar una idea al expresident catal¨¢n huido en Bruselas para entrar en Espa?a sin ser detectado; una idea que confirma todo lo dicho anteriormente, aunque por razonamiento adverso: que entre con una careta de Puigdemont, de ¨¦sas que este carnaval se ver¨¢n a cientos por Catalu?a y por toda Espa?a ?C¨®mo va a pensar la polic¨ªa que alguien se va a disfrazar de s¨ª mismo?