El secreto mejor guardado de la casa real sueca
Chris O'Neill: ¡°Casarse con Magdalena ha complicado mi vida, pero estoy loco por ella¡±
Hasta ahora, el secreto mejor guardado de la realeza sueca era Chris O'Neill, el marido de la princesa Magdalena, hija menor de los reyes Carlos Gustavo y Silvia. No es que el consorte, plebeyo y de familia acomodada, se esconda. Tampoco incumple sus obligaciones como miembro de la casa real de Bernadotte, la dinast¨ªa reinante en el pa¨ªs. Pero al renunciar al t¨ªtulo que le corresponder¨ªa por matrimonio para seguir con su trabajo de empresario, sus principales apariciones p¨²blicas se han ce?ido a su presentaci¨®n en sociedad, su boda y el nacimiento de sus dos hijos. De ah¨ª que la revista sueca de moda masculina, King, anuncie entusiasmada la primera entrevista concedida por O¡¯Neill en solitario, que llega a los quioscos este jueves.
Se trata de un retrato ¨ªntimo que ¨¦l aprovecha para proclamar su amor por su esposa y admitir las dificultades de una uni¨®n de estas caracter¨ªsticas. ¡°Magdalena es la mujer de mi vida, pero estar casado con una princesa implica una serie de retos. Ha complicado mi vida, desde luego, porque no deseo convertirme en nadie famoso. Algo que, por otra parte, no ser¨ªa beneficioso en mi profesi¨®n. Pero estoy loco por ella. As¨ª que, al final, aprendes a aceptar lo malo que acompa?a a lo bueno¡±, dice.
El reportaje ocupa 12 p¨¢ginas con un texto acompa?ado por unas fotos posadas propias de una publicaci¨®n dedicada de lleno a la moda y el estilo masculino actual. As¨ª que Chris O¡¯Neill aparece en primer plano, sentado y de pie, en encuadres muy cuidados y con ropa informal alejada de los trajes de etiqueta y condecoraciones propias de los actos oficiales en los que se ha tenido ocasi¨®n de verle.
El marido de la princesa Magdalena es hijo de Paul O'Neill, un banquero estadounidense afincado en Londres, y de Eva Marie Walter. Naci¨® en la capital brit¨¢nica en 1974 y tiene cinco hermanas mayores de sendos matrimonios previos de sus progenitores: tres por parte de padre, y otras dos de su madre. Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Boston (EE UU), y con un M¨¢ster en Empresariales, trabaj¨® durante los veranos desde los 13 a?os porque su padre no le dejaba holgazanear.
¡°He limpiado ba?os y v¨¢teres. Mi padre invirti¨® en una empresa en Florida, y all¨ª hice de todo, jardiner¨ªa, adecentar los carros de golf¡ Me gust¨®. Era educativo y agradable poder formar parte de algo¡±, asegura, en una charla que puede tener una buena acogida, a juzgar por la reacci¨®n ante los primeros extractos publicados por King en las redes sociales.
De momento, la opini¨®n de los lectores suecos oscila entre los ¡°siempre habr¨¢ gente que lo ponga tibio, pero Chris parece un buen tipo¡±, y los ¡°me gusta cuando dice que no quiere ser famoso; aunque ya sab¨ªamos que no le interesa la vida de la realeza¡±.
Chris y Magdalena de Suecia se casaron en 2013, pero antes ¨¦l tuvo que explicar a los reyes suecos que renunciaba a cualquier t¨ªtulo para seguir atendiendo sus negocios. Tambi¨¦n su nombre se relacion¨® con negocios y cuentas en para¨ªsos fiscales. Primero desde Estados Unidos, residencia original de la pareja, y ahora desde Londres. ¡°El reto es combinar mi labor con las obligaciones p¨²blicas de Magdalena, y su trabajo en organizaciones como la Fundaci¨®n World Childhood, dedicada a la infancia¡±. Llegado a este punto, O¡¯Neill defiende con ardor a su esposa de los cr¨ªticos. En Suecia, a la princesa Magdalena se le reprocha ser ¡°algo perezosa¡± a la hora de representar a la casa real. ¡°Leo cosas de este tenor en la prensa que me enfadan en su nombre. A veces, ella prefiere hacer su trabajo sin poner el t¨ªtulo por delante, y muchas cosas no trascienden. Intenta que la atenci¨®n se centre en la causa y no en ella¡±, afirma su marido. La pareja espera, en Estocolmo, la llegada de su tercer hijo para marzo. La residencia definitiva de la familia es una inc¨®gnita no despejada en la entrevista. O¡¯Neill, que tiene doble nacionalidad, brit¨¢nica y estadounidense, aplica con educada ambig¨¹edad la primera para dejarlo en el aire: ¡°Tomaremos la decisi¨®n apropiada a su debido tiempo¡±, apunta.
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