Ginoides
Nuestros sistemas de inteligencia artificial ya est¨¢n absorbiendo los mismos prejuicios sexistas que nosotros
Si un robot que imita a un hombre es un androide, el que imita a una mujer es una ginoide. Las ginoides no son nuevas en la estanter¨ªa de ficci¨®n. Uno de los fotogramas m¨¢s famosos de la historia del cine, extra¨ªdo de la deslumbrante Metr¨®polis de Fritz Lang (1926), nos presenta una androide creada para suplantar a Mar¨ªa, una activista perseguida por el r¨¦gimen. Ay, cu¨¢nto llegamos a lamentar que Lang y su pareja de la ¨¦poca, Thea von Harbou, tuvieran tanta raz¨®n en predecir el r¨¦gimen que pronto habr¨ªa de venir. Orwell reflej¨® el nazismo en su 1984 de 1948, y Huxley en su Mundo feliz de 1931, pero nadie se anticip¨® tanto como Lang y Von Harbou en 1926. Un hecho deslumbrante de la historia del siglo XX es que Thea von Harbou acabara trabajando para la Alemania nazi de los a?os treinta. No tengo ninguna teor¨ªa sobre esto, pero estoy seguro de que habr¨¢ alguna, en alg¨²n rinc¨®n de la mente humana que a¨²n no comprendemos. Qu¨¦ cosas.
Ahora que los aut¨®matas han recuperado la notoriedad p¨²blica, conviene preguntarse si la rob¨®tica tiene alg¨²n ¨¢ngulo de g¨¦nero. En nuestra ¨ªnfima microparcela del cosmos, los humanos nos vemos envueltos en cuestiones de g¨¦nero cada 100 milisegundos, que es m¨¢s o menos lo que tardamos en enterarnos de algo. Pero los robots no tendr¨ªan por qu¨¦ nacer lastrados por esos sesgos. Podr¨ªan ser ¨¢ngeles sin sexo, o sin desigualdad entre sexos, que casi es lo mismo. Pero aqu¨ª, amigos, nos tropezamos con un obst¨¢culo formidable.
Y eso no ayuda. Tomemos la obra maestra del cine rob¨®tico, el Blade Runner que Ridley Scott estren¨® en 1982, una pel¨ªcula de culto de la que se han derivado secuelas. All¨ª hab¨ªa un peque?o grupo de replicantes (robots de carne, o al menos con un mont¨®n de carne) que se hab¨ªa rebelado contra su obsolescencia programada, contra su destino fatal, contra el dios humano que los hab¨ªa creado. En el grupo rebelde de robots hab¨ªa una mujer, s¨ª, interpretada por Daryl Hannah, pero no era m¨¢s que un robot sexual, con el tipo de formas que excitan a los hombres heterosexuales, y seguramente tambi¨¦n a los replicantes masculinos, acrob¨¢tica y t¨¦cnicamente perfecta. Ese es el papel que la ¨¦lite de la ciencia ficci¨®n ha reservado a la mujer, sea de carne o de silicio.
Nuestros sistemas de inteligencia artificial ya est¨¢n absorbiendo los mismos prejuicios sexistas que nosotros. Es l¨®gico, pues su cerebro de silicio se alimenta de los datos que nosotros producimos, de forma consciente o no. Si en el futuro hay ginoides, es probable que est¨¦n tan discriminadas como sus modelos de carne.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.