Raza o valores
El antieurope¨ªsmo y el racismo surgen de la inseguridad, de descubrir que ya no somos el heraldo del mundo sino una parte m¨¢s de ¨¦l
Occidente sufre de melancol¨ªa colectiva. Su identidad se difumina y la democracia, su gran aportaci¨®n al progreso del mundo, se erosiona desde el mismo coraz¨®n de sus sistemas pol¨ªticos. La ansiedad aumenta en la medida en que perdemos el viejo rol como modelo de valores, o como ejemplo de est¨¢ndares de vida deseables. Ser¨¢ por eso que, mientras unos l¨ªderes siguen volando sin instrucciones, otros aprovechan estas desvencijadas traves¨ªas para explotar nuestras contradicciones.
Lo vemos en la proteica Italia, en la ambig¨¹edad de sus c¨®digos pol¨ªticos y en su af¨¢n de vanguardia. Pero sus fluctuaciones, esta vez, no preludian ning¨²n movimiento pol¨ªtico de fondo: simplemente se suman, con exabruptos racistas, a los vientos de reafirmaci¨®n supremacista a lo Wilders y Le Pen. Y parece que es hora de hablar de racismo pues, como sosten¨ªa Sartori, ¡°las palabras son nuestras gafas; equivocar la palabra es equivocar la cosa¡±.
Escuchamos al ultramontano derechista Fontana predicar en defensa de ¡°la raza blanca¡± ante la ¡°invasi¨®n de los inmigrantes¡±. Y a Salvini, palad¨ªn de la Lega, recoger el guante advirtiendo contra la imaginaria ¡°invasi¨®n que conduce al caos total en nuestras sociedades¡±. Todo gira en torno a la desorientada identidad occidental, que ya no se reivindica en nombre de los grandes valores ilustrados, sino desde el m¨¢s rancio esencialismo, aquel que se presenta como el aut¨¦ntico ¡°ser¡± de las naciones. De ah¨ª los impenitentes ataques a la Uni¨®n Europea, dise?ada precisamente para evitar los odios nacionales.
El antieurope¨ªsmo y el racismo surgen de la inseguridad, de descubrir que ya no somos el heraldo del mundo sino una parte m¨¢s de ¨¦l. Esencializamos la diferencia porque no queremos ser espec¨ªficos, sino seguir hablando en nombre de la humanidad. Y es ah¨ª donde brota el miedo a la permeabilidad entre un ellos y un nosotros. Europa sigue buscando el papel que quiere jugar en el mundo, y se equivoca evaluando su crisis por el color de la piel antes que por su decadencia de valores. Si finalmente triunfan las interesadas fuerzas que retornan a la identidad entre raza, fe y geograf¨ªa, Europa merecer¨¢ con creces su futura insignificancia. @MariamMartinezB
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