Peque?a pol¨ªtica

En medio de una gran par¨¢lisis legislativa, y mientras los partidos se muestran incapaces de llegar a acuerdos sobre materias clave, Unidos Podemos y Ciudadanos han puesto sobre la mesa la reforma del sistema electoral. Su objetivo declarado es mejorar la proporcionalidad del sistema, un problema originado en el hecho de que en las provincias menos pobladas, al elegir muy pocos esca?os, el sistema act¨²e de facto como si fuera mayoritario, poni¨¦ndoselo muy dif¨ªcil a los partidos m¨¢s peque?os.

Detr¨¢s de esta preocupaci¨®n por la equidad se esconde algo m¨¢s prosaico: redise?ar el sistema en beneficio de los que proponen la reforma ¡ªCiudadanos obtendr¨ªa 12 esca?os m¨¢s y Unidos Podemos 6, con respecto a las ¨²ltimas elecciones generales¡ª y en perjuicio del PP y el PSOE, que perder¨ªan 15 y 1 esca?o.

Es cierto que al sistema electoral espa?ol no le vendr¨ªa mal una actualizaci¨®n y que algunas de las propuestas que hay encima de la mesa tienen sentido: la supresi¨®n de la provincia como circunscripci¨®n, la mejora del voto rogado, la financiaci¨®n, las listas abiertas o las listas cremallera para garantizar la paridad (aunque estas dos ¨²ltimas no son compatibles entre s¨ª).

Pero tambi¨¦n lo es que pese a sus defectos ha permitido que gobiernen la UCD, el PSOE y el PP, los dos ¨²ltimos unas veces con mayor¨ªas absolutas, otras con mayor¨ªas relativas muy holgadas y otras ¡ªcomo la actual¡ª con mayor¨ªas exiguas. Lo ha hecho, adem¨¢s, ayudando a vertebrar Espa?a, obligando a los dos grandes partidos a ser sensibles a las demandas de autogobierno procedentes de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco y favoreciendo la participaci¨®n de los nacionalistas en la pol¨ªtica nacional.

M¨¢s recientemente, ha permitido la emergencia de fuerzas alternativas que han desafiado con ¨¦xito a los dos grandes partidos, PP y PSOE, desmintiendo as¨ª a los que acusaban al sistema electoral de favorecer el bipartidismo y bloquear la entrada de partidos nuevos. Por un lado, la irrupci¨®n de Podemos confirma que una fuerza pol¨ªtica puede tener ¨¦xito a la izquierda del PSOE y desmiente las quejas hist¨®ricas de Izquierda Unida sobre su discriminaci¨®n electoral. Por otro, el ascenso de Ciudadanos demuestra que hay espacio entre los dos grandes partidos hist¨®ricos para una fuerza pol¨ªtica de centro.

Dentro de la Constituci¨®n existe margen para cambiar el sistema electoral (modificando el n¨²mero de esca?os por provincia, aumentado a 400 el n¨²mero de diputados en el Congreso o sustituyendo la f¨®rmula D¡¯Hondt por otra m¨¢s proporcional). Pero esas reformas no alterar¨ªan ni contribuir¨ªan a resolver el principal problema que tiene el sistema pol¨ªtico espa?ol en la actualidad, que no es la falta de proporcionalidad, sino la falta de gobernabilidad. Al contrario: vista la din¨¢mica pol¨ªtica, un aumento de proporcionalidad ir¨ªa en la l¨ªnea contraria de lo que necesitamos, que son gobiernos efectivos con respaldos parlamentarios amplios, tarea para la cual, hoy por hoy, nuevos y viejos partidos parecen incapacitados.

En cualquier caso, una reforma del sistema electoral, m¨¢xime si exige modificar la Constituci¨®n, requiere un consenso amplio entre todos los partidos, lo que ahora mismo parece lejano.