Espa?a es el espa?ol

En un reciente art¨ªculo, muy recomendable, le¨ª la frase ¡°Catalu?a es el catal¨¢n¡±. Y es cierto que el idioma propio o aut¨®ctono desempe?a un papel relevante en la configuraci¨®n de las identidades nacionales. Por consiguiente, resulta l¨®gico que no solo los catalanes, sino todo dem¨®crata que reconozca la pluralidad de Espa?a, m¨¢s a¨²n si, como es mi caso, piensa que Catalu?a y Euskadi son naciones, reaccione ante todo ataque contra la cultura y la lengua catalanas. Eso s¨ª, sin olvidar que puede haber naci¨®n y patriotismo con el idioma propio borrado o semiborrado, casos de Irlanda y Escocia.

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Tocar la lengua catalana no es asunto pol¨ªtico, es dogma religioso

Por otra parte, si los catalanes hablan bien castellano, eso no prueba la inexistencia de discriminaci¨®n. Los datos de partida est¨¢n disponibles: inmersi¨®n en catal¨¢n en la ense?anza p¨²blica, y horario m¨ªnimo de clases en espa?ol. Cabr¨ªa analizar ya los primeros efectos, si bien el retroceso efectivo de una lengua, supuestamente discriminada y excluida del espacio p¨²blico, se mide a medio y largo plazo. Pude apreciarlo como observador interesado en pa¨ªses como Alsacia y Eslovaquia respecto del alem¨¢n.

El problema no es la afirmaci¨®n del catal¨¢n, ni su condici¨®n de lengua prioritaria, sino la marginaci¨®n forzosa del espa?ol. No solo en la ense?anza. Absurdamente, a veces por la l¨®gica de ¡°la bien pag¨¢¡± en el Congreso, puro electoralismo, soportamos decir Lleida o Girona, Gipuzkoa o Bizkaia, cuando no decimos Warszawa ni London. ?No hubiera bastado considerar aquellas como denominaciones oficiales, y las espa?olas como cooficiales? Claro que para los proponentes se trataba de otra cosa. Y lo lograron. En la Transici¨®n, Rafael Rib¨® explic¨® durante una conferencia c¨®mo la normalizaci¨®n del catal¨¢n, al acabar con la opresi¨®n cultural franquista, producir¨ªa mayor cohesi¨®n interterritorial. No ha sucedido as¨ª.

Conviene releer sobre Catalu?a Nacionalismo y pol¨ªtica ling¨¹¨ªstica, de Thomas Jeffrey Miley. Bajo capa de concordia, el pujolismo dise?aba ya un futuro del catal¨¢n en lengua exclusiva, con rechazo abierto del biling¨¹ismo como desenlace. En consecuencia, instrumento de una construcci¨®n nacional que necesariamente, desde esa premisa, oper¨® al margen de la Constituci¨®n y para la hegemon¨ªa de una elite.

Lo mismo sucede ahora con la exigencia de que los m¨¦dicos en Baleares sepan o aprendan catal¨¢n para ejercer, como en Catalu?a es exigible para rotular los negocios. La exclusi¨®n se disfraza en positivo, solo busca fomentar la lengua propia. La consecuencia pr¨¢ctica es otra: el espa?ol puede resultar invalidado para ejercer una profesi¨®n que t¨¦cnicamente no requiere all¨ª el conocimiento de la lengua aut¨®ctona. Y es que por la Constituci¨®n el idioma general de Espa?a es el conocido en el mundo como espa?ol. Una cosa es agregarle otros oficiales, otra anularle.