Controvertido despliegue en R¨ªo
La presencia del Ej¨¦rcito en las calles del Estado brasile?o tiene argumentos en contra

El despliegue del Ej¨¦rcito en R¨ªo de Janeiro ¡ªcon el nombramiento de un general al mando de la seguridad del Estado brasiole?o¡ª es una muestra inequ¨ªvoca de c¨®mo el crimen organizado, unido a la corrupci¨®n e incompetencia de los cuerpos de seguridad, puede socavar el orden institucional hasta hacer necesaria una controvertida intervenci¨®n.
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No obstante, la medida decretada por el Gobierno federal, in¨¦dita en la democracia brasile?a, presenta algunas facetas que no se pueden pasar por alto. En primer lugar, el mismo jefe del Ej¨¦rcito brasile?o, Eduardo Villas B?as, ya hab¨ªa expresado en el pasado su reticencia a que se empleara el Ej¨¦rcito para mantener el orden en una ciudad. Puede estar m¨¢s o menos justificado en un caso de extrema emergencia, pero desde luego ese no es el cometido de los militares en ninguna democracia. Adem¨¢s, los uniformados desplegados en R¨ªo pretenden forzar a la justicia a autorizar autom¨¢ticamente realizar registros masivos ¡ªpor ejemplo de barrios enteros¡ª, algo que ha levantado alarmas entre juristas y asociaciones defensoras de los derechos humanos.
Pero es que adem¨¢s la sombra de la pol¨ªtica planea sobre un despliegue que ya se hab¨ªa realizado de forma m¨¢s suave en el pasado ¡ªpor ejemplo, para la celebraci¨®n de los Juegos Ol¨ªmpicos¡ª y que en sus primeros d¨ªas no ha conseguido logros rese?ables. Brasil celebra este a?o elecciones presidenciales y el actual mandatario, Michel Temer, se ve¨ªa abocado a una severa derrota en el Parlamento al carecer de la mayor¨ªa necesaria para reformar la Constituci¨®n y as¨ª aprobar su ambicioso plan de reforma de pensiones. La alternativa era retirarlo, pero eso tambi¨¦n supon¨ªa una humillaci¨®n pol¨ªtica. Como la Ley Fundamental proh¨ªbe su propia reforma con el Ej¨¦rcito desplegado en la calle, Temer salva la cara y adem¨¢s le roba el discurso al populista Jair Bolsonaro, quien exige mano dura contra la delincuencia.
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