Los j¨®venes crean clubs de lectura caseros para que el m¨®vil no mate al libro
La periodista N¨²ria Mayoral, el editor Manuel Gued¨¢n y el ilustrador Abel Cuevas nos cuentan como son estos encuentros literarios de resistencia contra la adicci¨®n a las redes sociales
Un peque?o grupo de personas se re¨²ne una vez al mes en casa de N¨²ria Mayoral. La que fue directora de comunicaci¨®n de la Editorial Everest los recibe, como le gusta bromear, ¡°con vino y viandas¡±. Algunos no tienen nada en com¨²n. Los une la anfitriona y el libro que han le¨ªdo para la ocasi¨®n. No importa si no han podido llegar al final. Tampoco es un grupo cerrado, ni hay una fecha marcada a fuego en el calendario. La reuni¨®n literaria que organiza esta periodista se rige por muy pocas normas. ¡°La premisa fundamental es que no sea nada academicista, sino que cada persona exprese lo que le ha significado esa novela. Hay gente que tiene una mirada m¨¢s ecol¨®gica y se fija mucho en los personajes o en c¨®mo se han ido desarrollando. Unos tienen una visi¨®n m¨¢s global de la narraci¨®n y otros buscan m¨¢s la forma. Y bueno, as¨ª nos enriquecemos¡±.
Si el ¨²ltimo informe sobre h¨¢bitos de lectura elaborado por la Federaci¨®n de Gremios de Editores es bastante optimista -el n¨²mero de lectores ha crecido hasta el 65,8 %, aunque un 34 % todav¨ªa entra en p¨¢nico al ver un libro-, los clubs de lectura han proliferado en los ¨²ltimos a?os. Ya se sabe, reading is sexy y parece que debatir sobre ello est¨¢ de moda. Mayoral lleva con esta iniciativa ya nueve a?os. Empez¨® organizando lecturas de cuentos por Espa?a, con los escritores Jos¨¦ Mar¨ªa Merino, Luis Mateo D¨ªaz, Juan Pedro Aparicio, siguiendo la tradici¨®n leonesa del filand¨®n. ¡°A ra¨ªz de aquella experiencia, que me result¨® superenriquecedora, pens¨¦: con lo que me gusta leer, por qu¨¦ no re¨²no a gente que he conocido a lo largo de mi vida y les propongo unirse a un club de lectura donde podamos compartir lo que nos ha producido, para mejorar la lectura personal y descubrir otros enfoques", recuerda.
"Organizar este tipo de cosas ya no se considera algo pretencioso. Supongo que choca un poco, no es tan com¨²n como bajar al bar a ver un partido, pero creo que se entiende m¨¢s"
Los relatos de las primeras sesiones pronto se les quedaron cortos, el grupo tambi¨¦n ha ido creciendo y abri¨¦ndose para no caer en la endogamia y a lo largo de estos a?os, han debatido sobre todo tipo de novelas. "Siempre buscamos calidad narrativa. No quiero resultar pedante, pero como ya tenemos un bagaje lector, necesitamos que tenga calidad. Hemos intentado leer novelas de las que se hablaban en todos los medios, pero luego se nos ha ca¨ªdo el libro de las manos. Intentamos buscar autores tanto vivos como muertos, que nos den un poco de chute, y hemos le¨ªdo tanto a autores como a autoras. Somos prolectura femenina, nos gusta descubrir escritoras que no tienen el apoyo medi¨¢tico como podr¨ªan tener sus compa?eros masculinos: Aroa Moreno, Sara Mesa, Lara Moreno y su Piel de Lobo...", apunta Mayoral.
Las lecturas se recomiendan a nivel colectivo de forma casi an¨¢rquica, aunque pueden presumir de un buen criterio. "Hemos ido recomendando libros que luego han sido premiados. Es como que de una manera tan espont¨¢nea, motivada solo por el amor a la lectura, vamos por el buen camino", explica N¨²ria entre risas. "Invitamos a Aroa Moreno hace unos meses por La hija del comunista, porque nos hab¨ªa llamado mucho la atenci¨®n, y resulta que a los tres o cuatro d¨ªas le dieron el premio El Ojo Cr¨ªtico. Luego tambi¨¦n nos pas¨® con Marcelo Luj¨¢n. Escogimos Subsuelo porque nos apetec¨ªa leer algo de novela negra pero que fuera distinta, algo m¨¢s narrativo y no tan de estilo n¨®rdico. Y justo cuando nos est¨¢bamos leyendo el libro, le dieron el Hammett de novela negra en Gij¨®n. Alguna amiga incluso me pide que la invite, para ver si gana algo".
Mucho m¨¢s pol¨ªtico es el curso Lo que (nos) est¨¢ pasando. Imaginarios pol¨ªticos en la literatura actual que Manuel Gued¨¢n, editor de Demipage y coordinador de El Buen Salvaje, organiza en la librer¨ªa Contrabando. Un taller de lectura colectiva que ha tra¨ªdo directamente de Valencia y va por su segunda edici¨®n. La Associaci¨® COS lo puso en marcha en 2016 con el apoyo institucional del IVAM y el Ayuntamiento, y en la capital se sostiene con suscripciones un poco m¨¢s caras. "Lo que lo hace un poco especial es que busca hacer una reflexi¨®n colectiva en el contexto de la crisis. Por lo que se han elegido siempre textos que hablasen de lo que ha pasado en estos a?os: el trabajo, el cuerpo, la precariedad", enumera Gued¨¢n. "Trabajamos mucho el tema de los imaginarios. Se buscaban novelas cr¨ªticas con el presente pero que contribuyeran a dibujar un imaginario positivo. Parece que la cr¨ªtica, cuanto m¨¢s dura es y peor acaba, m¨¢s lejos va".
La programaci¨®n se ha mantenido inalterable a la de Valencia, con lecturas y charlas de autores como Bel¨¦n Copegui, Marta Fern¨¢ndez, Remerios Zafra, Isaac Rosa o Elvira Navarro. "Mola porque de las ocho personas, solo uno era hombre y ni siquiera estaba planteado as¨ª. No est¨¢ planeado como un "curso de mujeres", es un curso de literatura y se ha cuidado que la selecci¨®n fuera as¨ª, con un poco de ensayo, poes¨ªa y sobre todo, novela", explica. El mecanismo es sencillo. Se organizan dos sesiones para cada libro, en la primera se re¨²ne solo el grupo con una persona que modera la conversaci¨®n, y en la segunda invitan a la autora. "Si fuera solo con el autor igual se ca¨ªa en la din¨¢mica pregunta-respuesta, pero como hay una sesi¨®n previa, el grupo va forjando la opini¨®n: sus argumentos, sus disputas, lo que le mola y lo que no. Luego tiene esa segunda parte en la que el grupo se vuelca con el autor y salen debates bastante chulos que van de lo general (de lo literario o ensay¨ªstico) a lo personal. Porque como son temas que tocan, muchas veces se baja a reflexiones que parten de la experiencia personal de cada uno". Tambi¨¦n la presencia de mujeres predomina en estos clubs literarios. "Aqu¨ª en Madrid la mayor¨ªa son chicas. Eso s¨ª, es intergeneracional. Como tiene un contexto de precariedad, podr¨ªa llamar la atenci¨®n de gente m¨¢s joven, pero el rango de edad va de los 30 a 60 a?os", apunta Gued¨¢n.
Lo cierto es que a estas alturas ya nadie se sorprende de que existan este tipo de reuniones. "En los ¨²ltimos a?os, ha habido m¨¢s iniciativas y parece que organizar este tipo de cosas ya no se considera algo pretencioso. Supongo que choca un poco, no es tan com¨²n como bajar al bar a ver un partido, pero creo que se entiende m¨¢s", explica Abel Cuevas. El ilustrador madrile?o lleva varios a?os organizando un encuentro literario (e informal) al mes con sus amigos. "Normalmente preparamos una especie de fanzine de cuatro p¨¢ginas, con datos autobiogr¨¢ficos o curiosidades sobre el autor. Y el que ha elegido el libro y hace de anfitri¨®n, nos explica por qu¨¦ lo ha escogido o qu¨¦ le ha gustado. Siempre en un plan s¨²per tranqui". Van a empezar tercera temporada -que arranca y termina cuando todos los miembros del club han recomendado lectura- y esta vez la tem¨¢tica tendr¨¢ tintes cinematogr¨¢ficos. "Vamos a elegir libros que tienen una pel¨ªcula, para hacer tambi¨¦n como un cine f¨®rum y encontrar similitudes o diferencias".
"Cuando acabamos dec¨ªa: "ha sido maravilloso escucharos, incluso yo tengo la sensaci¨®n de que he escrito algo diferente". Como que le hab¨ªamos dado una segunda mirada al escritor de la novela"
Si algo en lo que todos est¨¢n de acuerdo, es la doble vida que adquieren los libros despu¨¦s de ponerlos en com¨²n. "Es una excusa guay para quedar con amigos, mientras te tomas una cerveza y tienes una conversaci¨®n distendida sobre el libro, y adem¨¢s ves cosas que t¨² no hab¨ªas visto. A lo mejor un libro no te ha gustado mucho, pero despu¨¦s de comentarlo, te das cuenta de que tiene unos valores en los que no hab¨ªas ca¨ªdo", explica Abel Cuevas, que se hizo fan de Roald Dahl gracias a estas sesiones o encontr¨® "matices nuevos y muy interesantes" en La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon. "El otro d¨ªa reflexion¨¢bamos sobre esto, que todos los libros gustaban m¨¢s una vez comentados. Es curioso que despu¨¦s de escuchar opiniones, todo el mundo accede a un significado m¨¢s complejo del libro. Da un poco de rabia porque te preguntas qu¨¦ pasa con todos los que te has le¨ªdo y no has comentado. ?Qu¨¦ me estoy perdiendo?", matiza tambi¨¦n Gued¨¢n. "Luego tambi¨¦n est¨¢ la parte chula de aprender sin una figura de autoridad. Al principio la gente lo demandaba, ped¨ªan especialistas en ciertos temas, y ese camino ser¨ªa m¨¢s corto pero creo que tambi¨¦n m¨¢s pobre".
Mayoral recuerda cuando invit¨® a Juan Pedro Aparicio tras publicar Nuestros hijos volar¨¢n con el siglo. "Cuando acabamos dec¨ªa: "ha sido maravilloso escucharos, incluso yo tengo la sensaci¨®n de que he escrito algo diferente". Como que le hab¨ªamos dado una segunda mirada al escritor de la novela. Estaba content¨ªsimo. Me dijo que le ten¨ªa que invitar m¨¢s, que se sent¨ªa lleno de fuerza al salir". La misma sensaci¨®n que tiene ella cuando todos se van. "No s¨¦ como explic¨¢rtelo, pero cuando termino siempre pienso que por estas cosas merece la pena vivir. Por ese disfrutar. Cuando te gusta tanto algo como es leer, poder compartirlo con otras personas y adem¨¢s enriquecer la lectura, es¡ se genera una comunicaci¨®n, casi una comuni¨®n. Es muy, muy potente".
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