Callej¨®n sin salida

La realidad es tozuda. Y los vagos acuerdos pol¨ªticos no sirven para establecer un pacto realista que permita el Brexit y, al tiempo, mantener a Irlanda del Norte y a la Rep¨²blica de Irlanda sin fronteras que las separen. El negociador principal del Brexit por parte de la Uni¨®n Europea, el franc¨¦s Michel Barnier, ha metido presi¨®n a Londres presentando negro sobre blanco en un largo articulado las propuestas de Bruselas para llevar a la realidad el acuerdo suscrito en diciembre. Ah¨ª la cuesti¨®n irlandesa ha vuelto a asomar como un escollo casi insuperable.

En diciembre, Londres se avino a la propuesta de mantener en Irlanda del Norte un ¡°alineamiento reglamentario¡± con la UE tras el Brexit. Era una f¨®rmula lo suficientemente vaga como para poder asumirla. Ahora, viene a decir la Comisi¨®n, ese alineamiento obligar¨ªa de facto a mantener un ¨¢rea regulatoria com¨²n en toda la isla irlandesa con controles fronterizos de mercanc¨ªas conjuntos de Londres y Bruselas entre esa isla y el resto del territorio brit¨¢nico. Es una posibilidad que evitar¨ªa restituir la frontera entre Irlanda del Norte y la Rep¨²blica de Irlanda, pero ser¨ªa una p¨¦rdida real de soberan¨ªa de Reino Unido que, como la primera ministra Theresa May se apresur¨® a decir, es inaceptable para cualquiera que ocupara su cargo. Bruselas devuelve la pelota al tejado de May pidiendo una propuesta de arreglo ¡°imaginativa¡± muy dif¨ªcil de imaginar porque exige la cuadratura del c¨ªrculo.

Despu¨¦s de un a?o de negociaci¨®n del Brexit, Londres se sit¨²a cada vez m¨¢s en un dif¨ªcil callej¨®n sin salida del que solo puede salir perdedor. Aceptado el pago del coste de su abandono de la UE, los problemas se multiplican para el Gobierno de May. A la contestaci¨®n interna de su propio partido se ha unido un nuevo ambiente favorable para un segundo refer¨¦ndum llamado a validar un acuerdo con la UE que se percibe cada vez m¨¢s como negativo para los brit¨¢nicos. Un partido de nuevo cu?o al estilo de La Rep¨²blica en Marcha del franc¨¦s Emmanuel Macron se ha constituido sobre la defensa de esa segunda consulta. La novedosa apuesta del l¨ªder laborista Jeremy Corbyn de un Brexit suave que mantenga la uni¨®n aduanera con la UE es otro torpedo a la l¨ªnea dura de May.

Enfrente, May negocia con un bloque que sigue sin mostrar fisuras a la hora de establecer las condiciones de la primera deserci¨®n en la UE tras m¨¢s de seis d¨¦cadas. Abandonar la UE no era el proceso sencillo y feliz que promet¨ªan sus defensores. Permanecer de alguna manera en la uni¨®n aduanera exige aceptar la jurisdicci¨®n europea y las dificultades negociadoras obligan a admitir que sin la Uni¨®n Europea habr¨ªa sido imposible aquel hist¨®rico Acuerdo de Viernes Santo que en 1998 derrib¨® la frontera entre las dos Irlandas y favoreci¨® el fin definitivo del terrorismo.

Londres ve ahora amenazada su integridad territorial. El margen de maniobra de May es estrecho. Gobierna gracias al apoyo de los unionistas del DUP, que rechazan recuperar la vieja frontera. Un segundo refer¨¦ndum ser¨ªa un desastre para los defensores del Brexit. Londres solo tiene una salida: proponer una f¨®rmula flexible para Irlanda al estilo de las que se suelen idear en Bruselas para alcanzar consensos y que, por cierto, Reino Unido siempre critic¨®.