El cl¨ªtoris: oro entre las piernas
De c¨®mo obviaron el placer femenino conscientemente
La mujer posee el ¨®rgano con m¨¢s terminaciones nerviosas, algo exclusivo del g¨¦nero femenino. Hay mujeres que reconocen no tener la m¨¢s m¨ªnima idea de d¨®nde est¨¢ y para qu¨¦ sirve. ?Nadie va a ense?arnos para qu¨¦ sirve ese ¨®rgano del que solo vemos la puntita?
No s¨¦ qu¨¦ da m¨¢s miedo: que exista el placer femenino o que pueda existir. Nuestra sexualidad ha estado sometida desde el d¨ªa en el que los machos decidieron que adem¨¢s de amantes deb¨ªamos ser de su propiedad. Perm¨ªtanme que no tenga ni idea de si aconteci¨® el d¨ªa que dejamos de fornicar a cuatro patas y los miramos a la cara (genial escena de En busca del fuego, de Jean-Jacques Annaud, que en Espa?a se elimin¨® cada vez que se mostr¨® en televisi¨®n). Desde entonces, parece que se permiten el lujo de tratarnos a patadas. Llevo todo ese desprecio en el ADN de hembra; nos ense?an desde peque?as a escapar de los peligros de no ser un hombre. Siempre insisto en que la ¨²nica tortura que concibo es la perpetrada por amantes en plena sesi¨®n, por eso tengo tan clara la dominaci¨®n que se ejerce sobre nuestra sexualidad, la femenina. Tranquilos, hombres. Vosotros fuisteis educados para experimentarlo todo. Y desde el lado dominante. En el cuerpo lo llev¨¢is. Pero a las mujeres no nos ocurre. Nuestro placer siempre ha pertenecido al macho que anduviera cerca. Nos educaron as¨ª y as¨ª hemos perpetrado la especie.
Pagamos car¨ªsimo que clamen por nosotras los desterrados hijos de Eva. Se nos ha limitado desde todas las religiones, culturas y ¨¦pocas llegando a extremos como los de la ablaci¨®n del cl¨ªtoris, pr¨¢ctica habitual en m¨¢s de 30 pa¨ªses. Seg¨²n datos de la OMS, cada a?o, se les saja el ¨²nico ¨®rgano cuya funci¨®n es dar placer a tres millones de ni?as en el mundo, la mayor¨ªa menores de 15 a?os. Entre 100 y 140 millones de mujeres han sido condenadas a esa tragedia. Y no crean que esto son barbaries que ocurren solo en el ?frica m¨¢s lejana. M¨¢s de 18.000 ni?as est¨¢n bajo la amenaza de ser cercenadas en nuestro pa¨ªs. El resultado despu¨¦s de semejante salvajada es la condena a no sentir placer genital nunca m¨¢s. Supeditada al placer ajeno, obligada a satisfacer al hombre que le quede m¨¢s cerca.
Se considera anorgasmia la ausencia o insuficiencia de orgasmo sexual. Y parec¨ªa estar muy extendida porque hasta que no llegaron los sex¨®logos a nuestras vidas, nos hab¨ªamos conformado con lo que tocara. La mayor¨ªa de las que acuden a un profesional descubren que ni siquiera sab¨ªan c¨®mo disfrutar consigo mismas. Carolina Armero de Para¨ªso Secreto es cruel con las cifras: ¡°Solo un 1% de las mujeres que acuden con problemas para alcanzar el orgasmo tienen alguna anomal¨ªa que de verdad impide que disfruten. En la mayor¨ªa de los casos ni siquiera saben d¨®nde tienen el cl¨ªtoris. Se empieza de cero con ellas¡±. En sus tratamientos, Armero recurre con frecuencia a los juguetes sexuales y reconoce que entre los m¨¢s usados, est¨¢n los succionadores clitorianos. Seg¨²n Venus O¡¯Hara semejante artilugio es un ¡°atracador de orgasmos¡±. Necesitamos entender la magnitud de ese pellizco de carne que se mutila en m¨¢s de treinta pa¨ªses y se obvia entre el 5 % y el 40 % de las camas, seg¨²n un estudio del Instituto Andaluz de Sexolog¨ªa y Psicolog¨ªa que recogi¨® la ausencia de orgasmos como la segunda causa de consulta m¨¢s frecuente. Ning¨²n tratamiento farmacol¨®gico tiene ¨¦xito, por lo que las pacientes suelen ser derivadas a terapeutas sexuales que, como poco, obligar¨¢n al visionado de este corto que est¨¢ arrasando a premios por todo el mundo.
Las mujeres tenemos entre las piernas un ¨®rgano con m¨¢s de 8.000 terminaciones nerviosas, el doble de terminaciones que tiene el pene. Externamente, en la parte superior de la vulva, solo se ve un ¨¢pice, la punta del iceberg que dicen, el glande, para ser exactos. Un pellizco de carne que tambi¨¦n aumenta de tama?o con una erecci¨®n cuando se estimula. Dentro del cuerpo, el cl¨ªtoris se extiende con sus brazos por los labios mayores, el perineo y rodea el tercio inferior de la vagina. Por mucho que se empe?ara Freud en que los ¨²nicos orgasmos son los vaginales (para los que necesitar¨ªamos siempre un cuerpo f¨¢lico), siento rebatir a este mis¨®gino de libro.
Un orgasmo vaginal tambi¨¦n acontece por obra y gracia del cl¨ªtoris. Ni las vergas m¨¢s fabulosas consiguen solas semejante obra de arte. El cl¨ªtoris vendr¨ªa a ser el glande masculino, si no fuera por su extremada sensibilidad y porque, a diferencia del glande masculino, el nuestro no interviene en la funci¨®n reproductiva. En una pareja, las caricias de los ¨®rganos genitales suelen ser una de las pr¨¢cticas sexuales m¨¢s repetidas, pero recu¨¦rdelo la pr¨®xima vez: la entrepierna femenina est¨¢ el doble de excitada que la masculina. Tenemos m¨¢s terminaciones nerviosas alteradas. Eduard Garc¨ªa Cruz, ur¨®logo especializado en sexo, recorre el pene en esta entrevista a la Cadena SER y rompe otro mito: ¡°Hay una falsa creencia de que el ¨®rgano genital masculino, incluidos los test¨ªculos, tienen una sensibilidad especial cuando eso es falso; de hecho, tiene la misma sensibilidad que otra parte del cuerpo. Excepto el glande, que s¨ª la tiene¡±. Y recordemos que esa parte tan sensible del cuerpo masculino tiene la mitad de sensibilidad que si en vez de a un se?or, estuvi¨¦ramos meti¨¦ndole mano a una se?ora.
Tenemos oro entre las piernas. Cualquiera que se adentre en ellas debe idolatrarlo como merece. Las mujeres ya no admitimos sacrilegios.
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