Gobierno t¨¦cnico

La econom¨ªa espa?ola atraviesa por una fase delicada. Aunque la recuperaci¨®n econ¨®mica est¨¢ confirmada y la tasa de crecimiento es muy alta (3,1%), se enfrenta a retos y reformas, paradas en los ¨²ltimos dos a?os de inactividad pol¨ªtica, de suma complejidad, que requieren adem¨¢s de un fuerte impulso pol¨ªtico: desde la reforma de las pensiones hasta la lucha contra la precariedad laboral, la reforma de la financiaci¨®n auton¨®mica o la mejora ineludible y urgente de la competitividad de la econom¨ªa. En este contexto, el nombramiento de Rom¨¢n Escolano, expresidente del ICO y uno de los vicepresidentes del Banco Europeo de Inversiones (BEI), no parece la mejor opci¨®n para hacer frente con pulso y ¨¢nimo de cambio a los dos ¨²ltimos a?os de legislatura. Rajoy, una vez m¨¢s, ha optado por un nombramiento sin peso pol¨ªtico y, con ello, ha renunciado a tomar la iniciativa en las reformas.

El perfil profesional de Escolano no es discutible ni criticable. Su experiencia en Europa y sus conocimientos en Econom¨ªa est¨¢n fuera de duda. De hecho, responde con exactitud a la condici¨®n exigida por el presidente: ¡°Que no tenga que estudiar los temas que tiene encima de la mesa¡±. Ahora bien, esa exigencia es insuficiente para el cargo para el que ha sido nombrado. En la situaci¨®n pol¨ªtica actual, en una etapa en la que es necesario un notable impulso pol¨ªtico para cambiar a fondo las condiciones laborales y econ¨®micas de una parte significativa de la poblaci¨®n, a la que no ha llegado la recuperaci¨®n, y en la que se acumulan nubarrones de conflictividad social, se necesitaba un ministro de Econom¨ªa con un perfil m¨¢s pol¨ªtico, con capacidad para tomar decisiones y liderar un equipo econ¨®mico claramente descoordinado. Pero en lugar de la iniciativa pol¨ªtica se ha elegido la continuidad sin m¨¢s.

El mensaje pol¨ªtico que transmite el nombramiento de Escolano es que el objetivo para lo que queda de legislatura (dos a?os, la mitad del mandato) es simplemente el de aguantar, dejar la iniciativa a otros, poner en blanco la gesti¨®n y resistir hasta la convocatoria de nuevas elecciones. No es dif¨ªcil calcular que el presidente ha buscado un nombramiento c¨®modo ¡ªcon independencia de sus cualidades t¨¦cnicas¡ª, sin aristas, que no le genere conflictos por exceso de iniciativa y que gestione (sobre todo en Bruselas) la inacci¨®n pol¨ªtica planeada para los pr¨®ximos dos a?os como ¨²nico programa de Gobierno.

Rajoy ha hecho de las dificultades circunstanciales de la legislatura una excusa perfecta para el inmovilismo. Se escuda detr¨¢s del conflicto catal¨¢n y de su minor¨ªa parlamentaria para justificar dos a?os de gesti¨®n pr¨¢cticamente en blanco y un par¨®n en seco de las reformas pol¨ªticas y econ¨®micas que el pa¨ªs necesita. Pero gobernar es tomar la iniciativa, incluso en las peores circunstancias. Dos a?os m¨¢s sin hacer nada, con inversiones bloqueadas, sin presupuesto estructurado y renunciando a cualquier iniciativa de reforma, pueden acabar con la paciencia de los ciudadanos y convertir los problemas econ¨®micos y pol¨ªticos actuales en da?os enquistados durante la pr¨®xima legislatura.