8-M: saltar la brecha

El 8 de marzo es un d¨ªa de reconocimiento y de celebraci¨®n. Lo es porque el feminismo ya forma parte de valores democr¨¢ticos fundamentales como la igualdad, la libertad y las oportunidades. Pero tambi¨¦n es un d¨ªa de reivindicaci¨®n. Y hoy nuestra mayor reivindicaci¨®n es acabar con la brecha salarial porque no pueden existir obst¨¢culos en la vida profesional de las mujeres por el hecho de tener un hijo. Los datos revelan que durante la crisis econ¨®mica gran parte del trabajo perdido fue femenino. S¨ª, luego, durante la recuperaci¨®n, hemos sido las que m¨¢s puestos hemos ocupado. Pero el foco de la cuesti¨®n sigue siendo el mismo: por qu¨¦ las mujeres, que nos incorporamos al mundo laboral con la misma vocaci¨®n y talento que los hombres, nos encontramos en cambio con mayores obst¨¢culos a la hora de acceder a los puestos directivos. Ah¨ª, la maternidad sigue siendo el peor escollo: en el momento en que eliges ser madre es cuando la carrera profesional entre hombres y mujeres se separa. El embarazo no puede ser un freno ni un elemento generador de diferencias laborales, cuando es ¨Cante todo- oportunidad para la sociedad en su conjunto. M¨¢s ahora, cuando la natalidad es uno de los grandes retos al que nos enfrentamos.

La igualdad no llegar¨¢ s¨®lo de la mano de la mitad de la poblaci¨®n. Hace falta involucrar a los hombres en nuestras reivindicaciones y trabajar conjuntamente con ellos

Dec¨ªa antes que el feminismo ya forma parte de valores democr¨¢ticos consolidados. Por eso creo que es necesario subrayar que la igualdad no llegar¨¢ s¨®lo de la mano de la mitad de la poblaci¨®n. Para lograr ese objetivo, hace falta involucrar a los hombres en nuestras reivindicaciones y trabajar conjuntamente con ellos. Debemos defender los derechos de las mujeres, siempre y sin descanso. Pero no s¨®lo por su identidad de g¨¦nero, como plantean algunos puntos del manifiesto de la huelga convocada, sino por la transversalidad de derechos iguales que nos otorga el ser ciudadanos. Por encima de ser hombres o mujeres. Ser¨ªa un error abonarnos a un minifundio de derechos, los de unas frente a los de otros, como ahora parece estar de moda. Crear circunscripciones de nuestra identidad, segmentar los atributos por los cuales nos identificamos individualmente o parapetar los g¨¦neros para vivir de espaldas unos y otros, no nos har¨¢ m¨¢s libres e iguales. Nos har¨¢ a todos, hombres y mujeres, menos ciudadanos. Es ser ciudadano y ciudadana lo que nos otorga un conjunto de derechos pol¨ªticos, no ser hombre o mujer. As¨ª lo reivindic¨® Clara Campoamor.

Cierto es que a¨²n queda camino por recorrer. Necesitamos mejorar en corresponsabilidad y conciliaci¨®n de la vida personal con la profesional. Pol¨ªticas de flexibilizaci¨®n en el ¨¢mbito laboral, con horarios m¨¢s racionales y con medidas que fomenten el teletrabajo. Hemos de seguir avanzando en la materializaci¨®n en la vida real de los derechos conseguidos sean reconocidos en la vida diaria de las mujeres. Hay que garantizar en la pr¨¢ctica su cumplimiento y eso pasa porque las mujeres no deban renunciar a m¨¢s cosas que los hombres y exista igualdad de oportunidades ante los mismos m¨¦ritos y capacidades. Sin embargo, debemos destacar los avances alcanzados entre todos. Hoy Espa?a es l¨ªder en la creaci¨®n de empleo femenino en la zona euro. Aunque la prioridad siga siendo reducir la brecha salarial, podemos afirmar que a d¨ªa de hoy est¨¦ en m¨ªnimos hist¨®ricos, por debajo de la media europea. Hoy, m¨¢s de 340.000 mujeres cobran el complemento por maternidad en las pensiones para todas las mujeres que han trabajado fuera de casa y tienen hijos, aprobado por el Gobierno del Partido Popular, lo que ha supuesto un incremento del 15% en las pensiones en el momento de la jubilaci¨®n y la reducci¨®n de la brecha en las pensiones un 13%. Y es que un pa¨ªs progresa cuando la maternidad y la paternidad no tienen coste laboral. Y en esto, Espa?a ha avanzado tambi¨¦n mucho gracias a medidas como la incorporaci¨®n del hombre al permiso de lactancia o la ampliaci¨®n de la edad de los hijos, de los 8 a los 12 a?os, para solicitar la reducci¨®n de jornada. Por ello hay que seguir en la direcci¨®n ya emprendida y es importante que lleguemos a esa consciencia de forma no excluyente, es decir que los hombres tambi¨¦n se involucren en la lucha por la igualdad.

Andrea Levy Soler es vicesecretaria de Estudios y Programas del Partido Popular.