El poder f¨¢lico y f¨¢ctico de Putin
El zar exagera el vigor militar y su providencialismo camino de su victoria del 18 de marzo
Nunca unas elecciones han estado tan cerca de unas erecciones como las que Putin est¨¢ protagonizando camino de su canonizaci¨®n como presidente de todas las Rusias. Ser¨¢ proclamado zar el 18 de marzo. Por la devoci¨®n que se le profesa, por haber inducido su idolatr¨ªa en el est¨ªmulo del orgullo nacional recuperado y por haber exterminado la oposici¨®n, aunque Putin no quiere sobresaltos en su campa?a, y asegur¨® la victoria presentando hace unos d¨ªas el supermegamaximetamisil.
Lo defini¨® "invulnerable" con m¨¢s ¨¦nfasis propagand¨ªstico que pormenores t¨¦cnicos. Y asegur¨® que pod¨ªa alcanzar cualquier objetivo de EEUU sobrepasando los escudos y cualquier otro ant¨ªdoto, de tal forma que la exhibici¨®n f¨¢lica de Vlad¨ªmir ha reabierto la Guerra Fr¨ªa no tanto con el ¨¢nimo de intimidar al colega Trump como con la intenci¨®n de confortar a sus propios compatriotas. Putin le dice a su pueblo que Rusia est¨¢ en las mejores manos, ebria de testosterona incluso.
Y ubicua en su poder atmosf¨¦rico. Ya hemos visto los procedimientos letales con que han sido depurados en Wiltshire el ex esp¨ªa Sergei Skripal y su hija. Un escarmiento al traidor que simboliza el poder de Putin dentro y fuera de Rusia, hasta el extremo de haber ganado las elecciones de EEUU o la guerra de Siria. Y de haberse infiltrado desde sus granjas de trolls y bots en el complot del proc¨¦s, naturalmente sin rastro alguno de su padrinazgo.
Putin ha adquirido una dimensi¨®n mitol¨®gica, pero representa para Europa un problema tan concreto como el expansionismo territorial y el sabotaje, organizado ¨¦ste ¨²ltimo con la complicidad de los condotieros del Este -Viktor Orban, el primero- a los que ha seducido desde el carisma autoritario.
Las elecciones del domingo ser¨¢n para Vlad¨ªmir un paseo militar no en sentido figurado, sino en sentido literal. Putin aglutina en su persona la autoridad moral, el poder ejecutivo, el fervor religioso, pero tambi¨¦n representa la imagen del mejor guerrero. Por eso se obstina en exagerar la propaganda de sus cualidades militares y f¨ªsicas. Haciendo photoshop con los los m¨²sculos.
Y recre¨¢ndose en una galer¨ªa de geypermanes que tanto le permite dome?ar a un tigre, cruzar los pu?os con un oso polar, sumergirse en los oc¨¦anos y montarse en una nave espacial. Putin es un superh¨¦roe al que adoran el 80% de la poblaci¨®n y bastantes columnistas espa?oles, casi todos ellos en ABC, precisamente porque observan en el zar al estadista carism¨¢tico, autoritario, viril que nos pondr¨ªa firmes a todos igual que ha puesto firme la democracia, degrad¨¢ndola a un fen¨®meno imitativo. Porque haber, hay urnas. Y contarse, se cuentan los votos, pero la democracia rusa es un simulacro que Putin ha convertido en la coartada de su inmortalidad. Si gana estas elecciones, qu¨¦ nervios, tendr¨¢ a su alcance un cuarto de siglo de Gobierno.
La vela sobre la tarta de la victoria consiste en el misil todopoderoso, emulando aquella novela de Pynchon, Arco iris de gravedad, cuyo protagonista experimentaba una erecci¨®n cada vez que una bomba autopropulsada V2 surcaba los cielos hasta precipitarse.
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