Una condena muy corta para el Madrid Arena

El promotor de la fiesta de Halloween celebrada en el Madrid Arena el 1 de noviembre de 2012, Miguel ?ngel Flores, ingresar¨¢ en prisi¨®n la pr¨®xima semana para cumplir una pena de cuatro a?os de prisi¨®n por un delito de homicidio por imprudencia. Una pena muy corta si se tiene en cuenta que cinco j¨®venes de entre 17 y 20 a?os murieron aquella fat¨ªdica madrugada aplastadas en un vomitorio del pabell¨®n municipal.

Junto a ¨¦l ingresar¨¢n el responsable de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos, Francisco del Amo; el director de Diviertt, promotora de la fiesta, Santiago Rojo; el jefe de personal de esta compa?¨ªa, Miguel ?ngel Morcillo, y un socio de la firma de seguridad Kontrol 34, Carlos Manzanares.

El sobreaforo de unas 6.000 personas y la falta de medidas de seguridad propiciaron una avalancha mortal. Se tard¨® casi media hora en poder rescatar a los atrapados. Las cinco v¨ªctimas murieron aplastadas y asfixiadas. Unas en el acto. Otras pasados algunos d¨ªas en el hospital. Un total de 29 personas resultaron heridas de diversa consideraci¨®n. Detr¨¢s, el af¨¢n de ganar dinero a trav¨¦s de vender m¨¢s entradas.

La actual legislaci¨®n penal recoge que los homicidios por imprudencia tengan una condena de entre uno y cuatro a?os de prisi¨®n. Da lo mismo que muera una sola persona que cien. O que mil. Su autor solo responder¨¢ por el m¨¢ximo que recoge el art¨ªculo 142 del C¨®digo Penal. No se permite mayor condena. Al tratarse de un delito imprudente resulta casi imposible aplicar agravantes que aumenten el n¨²mero de a?os de prisi¨®n. Un caso similar se da con los delitos contra la seguridad vial, cuando un conductor kamikaze o borracho se sube al coche y mata a otros inocentes que circulan correctamente.

Lo peor adem¨¢s es que los condenados no cumplir¨¢n ni las penas m¨¢ximas impuestas por la Audiencia Provincial de Madrid. Basta con que pasen entre dos a?os y ocho meses o tres a?os para que Flores alcance la libertad condicional. Otros culpables lo conseguir¨¢n incluso antes. Muy poco tiempo si tenemos en cuenta que cinco j¨®venes vieron segadas sus vidas. La diversi¨®n de una madrugada de Halloween se transform¨® en tragedia.

Algunos dir¨¢n que tres a?os, o incluso cuatro, en una prisi¨®n es mucho tiempo. Que el tiempo se detiene en una c¨¢rcel y que el fin de las condenas es resocializar y reeducar al preso. Seguro que esos argumentos no los entienden los padres de estas j¨®venes.

Se impone por tanto un cambio legislativo y que a estas muertes se empiece a aplicar el homicidio doloso. El promotor de la fiesta sab¨ªa que estaba produciendo un riesgo mortal y lo asumi¨® por su ¨¢nimo de lucrarse. La gran diferencia es que, de ser considerado culpable, le habr¨ªan ca¨ªdo hasta 75 a?os de prisi¨®n, lo que supone un cumplimiento efectivo de 20 a?os. Los jueces han aplicado la ley imponiendo la m¨¢xima pena que esta les permite, pero detr¨¢s quedan las familias, los amigos y los compa?eros de estas cinco j¨®venes. Los autores saldr¨¢n antes o despu¨¦s a la calle. Ellas, por desgracia, ya no lo har¨¢n nunca.