?Qu¨¦ hace Gio Ponti en un garaje?
Teresa Sapey utiliza la memoria y la astucia para repensar la arquitectura incluso desde el interior de un aparcamiento
A diferencia de lo que sucede en la mayor¨ªa de pa¨ªses, en Italia ha habido tradici¨®n a la hora de compaginar la docencia, y/o la direcci¨®n editorial, con la pr¨¢ctica arquitect¨®nica. Fue el caso de Gio Ponti, un arquitecto capaz de trabajar el kil¨®metro tanto como el cent¨ªmetro, un tipo capaz de levantar un rascacielos, la Torre Pirelli de Mil¨¢n, fundar la revista Domus o dedicarse a dibujar meticulosamente los mosaicos que cuentan historias en sus edificios.
Seguramente por eso, por ser tan completo, intenso y osado, Ponti no pudo ver c¨®mo algunas de sus obras, la silla 699, conocida como Superleggera, ten¨ªan que esperar a?os para convertirse en ¨¦xitos de ventas. Pero alcanzaban la gloria. Ponti s¨ª fue capaz de experimentar con todo tipo de referencias arquitect¨®nicas. En Denver, donde firm¨® el Museo de Arte de la ciudad (hoy est¨¢n ampli¨¢ndolo) pensando en un castillo medieval y en Caracas se adelant¨® a los dibujos minimalistas del artista Daniel Buren en las Villas Planchart y Arreaza.
Como nos sucede a todos, cada vez que la arquitecta Teresa Sapey se topa con una obra de Ponti aprende algo. ¡°Estilo, cultura, espacio, nunca dejo de ver algo nuevo¡±, asegura. Y para agradecerlo, ha decidido meter esa inspiraci¨®n en un garaje. O ha llevado aire al subterr¨¢neo recurriendo a la interminable cantera de ideas de Gio Ponti.
¡°Todo comenz¨® con la visita a mi estudio de un promotor venezolano que buscaba darle nueva vida a un parking de estructura complicada, en un edificio madrile?o de viviendas de lujo¡± El promotor quer¨ªa que la arquitecta se inspirarse en el parque del Retiro ¡°para llevar aire hasta el aparcamiento¡±, pero Sapey se detuvo: No pod¨ªa ser casual que un venezolano buscara a una italiana para trabajar en Madrid.
Pens¨® en los trabajos que Ponti firm¨® en Venezuela. Corr¨ªan los a?os 60, el italiano dirig¨ªa la m¨ªtica revista italiana Domus ¨Cque hab¨ªa fundado- y unos suscriptores venezolanos le escribieron una carta. Estaban entusiasmados. El matrimonio de Anala y Armando Planchart se debat¨ªa entre retirarse a vivir al campo o alimentar las mundanas amistades de Caracas. Ponti encontr¨® la soluci¨®n intermedia posando ¡°como una mariposa¡±, una vivienda sobre una colina mirando a la ciudad.
¡°Durante siete a?os se forj¨® una relaci¨®n de correspondencia epistolar Italia-Venezuela en la cual el maestro coordinaba los trabajos de la empresa constructora y la mano de obra desde el otro lado del charco¡±, explica Sapey. Villa Planchart y Villa Arreaza han inspirado ahora los grafismos de su nuevo aparcamiento.
Sapey ha reinterpretado los estampados de los techos, las fachadas y los recubrimientos cer¨¢micos de estas dos viviendas para aligerar e iluminar un espacio habitualmente oscuro.
A colorear para diferenciar, uno de los recursos habituales en esta tipolog¨ªa, Sapey ha sumado aqu¨ª la idea de jugar con el blanco y el negro como homenaje a los dibujos de Ponti.
La carrera de Sapey despeg¨® el d¨ªa en que fue capaz de encontrar el ¨²nico espacio que quedaba por dise?ar en el Hotel Puerta de Am¨¦rica, el hotel de Madrid que m¨¢s estrellas congrega en sus plantas dise?adas por John Pawson, Norman Foster, Jean Nouvel o Zaha Hadid. FUe Jean Nouvel quien apod¨® a Sapey Madame Parking y, a pesar de ser una refinada interiorista, Sapey ha sabido explotar el nicho.
¡°Creo que los espacios de nuestra ¨¦poca son los no-lugares que definiera Marc Auge¡±, ha dicho, convencida de que el futuro de la arquitectura est¨¢ en lo que somos capaces de recordar (Ponti) y lo que muchos no alcanzamos a ver (la oportunidad de los aparcamientos).
FOTOS: Montse Garriga
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