Cuota por m¨¦ritos propios
En los trabajos en los que el reclutamiento se basa en redes de confianza, las mujeres lo tienen peor
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Est¨¢ bastante documentado que tener mujeres en puestos de poder tiene dos efectos ben¨¦ficos. Desde una perspectiva sustantiva, tiende a favorecer que haya m¨¢s pol¨ªticas de conciliaci¨®n, salud y relacionadas con la maternidad, alterando adem¨¢s el proceso de deliberaci¨®n en las instituciones. Desde una perspectiva simb¨®lica, cambia la propia percepci¨®n de las mujeres en la esfera p¨²blica generando una mejor se?alizaci¨®n de su competencia, construyendo nuevos referentes sociales y erosionando estereotipos de g¨¦nero.
La Ley de Igualdad de 2007 oblig¨® a que los partidos introdujeran en sus listas al menos un 40% de mujeres cada tramo de cinco, avanzando en la feminizaci¨®n de nuestras instituciones. PSOE y Podemos incluso han ido m¨¢s all¨¢ de lo que exige la propia ley al presentar listas cremallera ¡ªque alternan hombre y mujer¡ª. Esta f¨®rmula ha contrarrestado la estrategia de colocar a varones en los tres primeros puestos, dejando para ellas la pelea por los esca?os inciertos, y explica por qu¨¦ son los partidos que m¨¢s diputadas aportan al Congreso.
Sin embargo, en el campo liberal y conservador todav¨ªa recelan de la pol¨ªtica de cuotas porque consideran que va contra el principio meritocr¨¢tico. Ellos argumentan que impulsar las cuotas supondr¨ªa que las mujeres que entren en pol¨ªtica no sean seleccionadas por su val¨ªa sino por su g¨¦nero, erosionando la calidad de nuestra representaci¨®n. Una idea que, afortunadamente, puede comprobarse emp¨ªricamente.
Los estudios realizados en Italia entre 1993 y 1995 y Suecia desde 1993, cuando los socialdem¨®cratas adoptaron lista cremallera, son muy ilustrativos. Ambas investigaciones arrojaron el mismo resultado: la aplicaci¨®n de cuotas no solo no empeor¨®, sino que mejor¨® la calidad de los pol¨ªticos en los Gobiernos. La raz¨®n fue similar en los dos pa¨ªses. Los l¨ªderes mediocres y con menor nivel educativo fueron los primeros en ser desplazados desde que se aplic¨® la cuota, con lo que ocuparon su lugar mujeres m¨¢s competentes y mejor preparadas.
En cualquier trabajo en el que el reclutamiento o promoci¨®n est¨¦ basado en redes de confianza, desde la pol¨ªtica hasta la direcci¨®n de empresas, ellas suelen afrontar muchas m¨¢s dificultades para ocupar el puesto. Esto se deriva de que quien decide en la selecci¨®n es un hombre y tiene m¨¢s contactos masculinos que femeninos, generando un resultado social harto indeseable: terminamos con un exceso de hombres incompetentes en altas posiciones s¨®lo porque tienen las redes adecuadas.
Por eso las listas cremallera o las cuotas en consejos de administraci¨®n permiten nivelar el terreno de juego al acabar con la prima impl¨ªcita que se otorga a los hombres para cualquier puesto de mando. Y por eso no hay duda: si alguien est¨¢ preocupado por la meritocracia y la igualdad de oportunidades, no tiene excusas para no apoyar las cuotas de g¨¦nero.
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