De c¨®mo la trilog¨ªa er¨®tica m¨¢s popular de los ¨²ltimos a?os cay¨® en la rutina
Pens¨¢bamos que ¡®Cincuenta sombras¡¯ iba sobre lo divertido que es el sado y en realidad era un ensayo-trampa
Jay Gatsby, el antih¨¦roe rom¨¢ntico de F. Scott Fitzgerald, era mucho m¨¢s feliz cuando deseaba a Daisy Buchanan que cuando por fin la consegu¨ªa. Casi un siglo despu¨¦s, otro apuesto millonario, Christian Grey, se enfrenta a la inevitable decepci¨®n que implica materializar sus caprichos: han pasado tres pel¨ªculas y ya est¨¢ cayendo en la monoton¨ªa sexual con su pareja, Anastasia Steele. La escena m¨¢s exuberante de Cincuenta sombras de Grey (2015) era la negociaci¨®n del contrato que determinaba lo que ¨¦l pod¨ªa y no pod¨ªa hacerle a ella en la mazmorra. Cincuenta sombras de Grey funcionaba porque era un relato sobre los preliminares: hay polvos mejores y peores, pero los pre¨¢mbulos nunca defraudan.
Y entonces, hicieron el amor.
La secuela, Cincuenta sombras m¨¢s oscuras (2017) se desvi¨® del drama rom¨¢ntico para apostar por el thriller y a la pregunta ¡°?llevas una pistola o es que te alegras de verme?¡± los personajes responder¨ªan ¡°llevo una pistola¡±. Hay escenas de sexo (cuatro), pero ya no tienen urgencia narrativa. Est¨¢n porque son lo que el p¨²blico espera y no resultan tan escalofriantes como aquel contrato de cinco p¨¢ginas auguraba. ?Y si esta saga es en realidad un ensayo sobre c¨®mo ninguna pareja se libra de caer en la rutina?
Christian Grey se enfrenta a la inevitable decepci¨®n que implica materializar sus caprichos: han pasado tres pel¨ªculas y ya est¨¢ cayendo en la monoton¨ªa sexual con su pareja, Anastasia Steele
Cualquier espectadora puede proyectar en Christian Grey al hombre de sus sue?os o, si no le queda m¨¢s remedio, al padre de sus hijos. Por eso nunca vemos a Grey mantener una conversaci¨®n real con nadie, porque eso le otorgar¨ªa personalidad propia, y por eso bebe gin tonics como cualquier otro hombre de 28 a?os (su edad, que es lo m¨¢s escalofriante de la pel¨ªcula).
Christian Grey no es un personaje, sino un lienzo en blanco enmarcado en erotismo y capitalismo. Ambos salvajes. Ninguno de los dos recomendable de imitar en casa. Y como tal, su destino es renunciar a su fetiche, casarse y tener hijos para que la fantas¨ªa parezca accesible. La cultura de consumo ha cambiado mucho desde que Mattel se neg¨® a fabricar una Barbie vestida de novia porque la mu?eca representaba una promesa, una aspiraci¨®n y un camino por delante y, en los sesenta, las bodas truncaban esas tres cosas.
Ahora la cultura pop aspira a parecerse al mundo real y no al rev¨¦s. Con Cincuenta sombras liberadas (en los cines desde el 9 de febrero), la trilog¨ªa culmina reculando hacia el amor m¨¢s com¨²n de todos: el realista. Y menos mal que se acaba, porque nadie querr¨ªa ver en la cuarta parte a Anastasia pregunt¨¢ndole a Christian: ¡°?Te queda mucho? Ma?ana tengo que madrugar¡±.
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