Debate decepcionante

Hay varias razones para considerar decepcionante el debate de ayer sobre pensiones en el Congreso. La primera de ellas fue la escasa capacidad de respuesta pol¨ªtica del presidente del Gobierno. Sus propuestas, cuyo objetivo es ganar tiempo y presionar para encontrar apoyos en el Presupuesto, no resuelven el conflicto inmediato planteado por los pensionistas en la calle. Subir las pensiones m¨ªnimas con el IPC ser¨ªa, en todo caso, un punto de partida para aliviar las tensiones; elevar las de viudedad es tambi¨¦n una exigencia m¨ªnima; y conceder ayudas fiscales a los pensionistas aliviar¨¢ a algunos pero no resuelve el problema de fondo.

El segundo motivo de decepci¨®n es la incapacidad de la oposici¨®n de ofrecer un discurso articulado y un cuadro de propuestas coherentes para poner en aprietos al Gobierno y resolver un problema muy complejo, que no puede ser reducido a una discusi¨®n sobre la revalorizaci¨®n de las prestaciones seg¨²n el IPC. Las intervenciones de la oposici¨®n apenas pasaron de ese nivel; y cuando lo sobrepasaron (Ciudadanos) sus propuestas de reducci¨®n fiscal fueron esgrimidas casi como motivo de un rapapolvo pol¨ªtico a PSOE y Podemos. Los partidos de la oposici¨®n prefieren simplificar el problema antes de enfrentarse a ¨¦l.

La intervenci¨®n y las contestaciones de Rajoy, que definen claramente sus intenciones, pueden resumirse as¨ª: no habr¨¢ marcha atr¨¢s en la reforma de 2013, lo cual implica mantener la subida m¨¢xima del 0,25% y el factor de sostenibilidad; no habr¨¢ subidas indexadas al IPC, porque las cuentas p¨²blicas no pueden permit¨ªrselo; la mejor pol¨ªtica para sostener el sistema de pensiones es aumentar el empleo; y su Gobierno nunca ha bajado las pensiones. Pero la revalorizaci¨®n de las pensiones es un derecho y subirlas el 0,25% dif¨ªcilmente puede entenderse como revalorizaci¨®n; la creaci¨®n de empleo no garantiza el futuro de las pensiones, porque los factores que estrangular¨¢n el sistema a medio y largo plazo son el crecimiento demogr¨¢fico y el aumento del tiempo durante el que el pensionista percibe la prestaci¨®n, que tiende a prolongarse por el alargamiento de la esperanza de vida. Y tampoco es aceptable el argumento de que ¡°no hay recursos¡±, porque el PP ha seguido por sistema una pol¨ªtica fiscal de reducci¨®n de ingresos, con sucesivos recortes impositivos.

La presi¨®n demogr¨¢fica, m¨¢s la longevidad, m¨¢s el coste creciente de las pensiones nuevas sobre las actuales, m¨¢s la precariedad del empleo conducir¨¢n sin remisi¨®n hacia un escenario de prestaciones recortadas en un 30% o un 40% en el plazo de 15 a?os. Hay que tomar decisiones pol¨ªticas acordadas ¡ªen el Pacto de Toledo¡ª con car¨¢cter inmediato: pasar las pensiones de viudedad y orfandad a presupuestos; imponer el cumplimiento efectivo de la jubilaci¨®n a los 67 a?os en el plazo pactado; suprimir las bonificaciones y tarifas planas del sistema concedidas a la creaci¨®n de empleo; elevar las cotizaciones m¨¢s elevadas topando la prestaci¨®n, y retocar la reforma laboral para estimular la creaci¨®n de empleo estable y subidas salariales (donde lo permita la productividad). Estas y otras medidas son complejas, dif¨ªciles de pactar; pero son el principio de la salvaci¨®n de las pensiones.