Nuevas inquisiciones
El feminismo es hoy el m¨¢s resuelto enemigo de la literatura, que pretende descontaminarla de machismo, prejuicios m¨²ltiples e inmoralidades
Trato de ser optimista recordando a diario, como quer¨ªa Popper, que, pese a todo lo que anda mal, la humanidad no ha estado nunca mejor que ahora. Pero confieso que cada d¨ªa me resulta m¨¢s dif¨ªcil. Si fuera disidente ruso y cr¨ªtico de Putin vivir¨ªa muerto de miedo de entrar a un restaurante o a una helader¨ªa a tomar el veneno que all¨ª me esperaba. Como peruano (y espa?ol) el sobresalto no es menor con un mandatario en Estados Unidos como Trump, irresponsable y tercermundista, que en cualquier momento podr¨ªa desatar con sus descabellados desplantes una guerra nuclear que extinga a buena parte de los b¨ªpedos de este planeta.
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Pero lo que me tiene m¨¢s desmoralizado ¨²ltimamente es la sospecha de que, al paso que van las cosas, no es imposible que la literatura, lo que mejor me ha defendido en esta vida contra el pesimismo, pudiera desaparecer. Ella ha tenido siempre enemigos. La religi¨®n fue, en el pasado, el m¨¢s decidido a liquidarla estableciendo censuras sever¨ªsimas y levantando hogueras para quemar a los escribidores y editores que desafiaban la moral y la ortodoxia. Luego fueron los sistemas totalitarios, el comunismo y el fascismo, los que mantuvieron viva aquella siniestra tradici¨®n. Y tambi¨¦n lo han sido las democracias, por razones morales y legales, las que prohib¨ªan libros, pero en ellas era posible resistir, pelear en los tribunales, y poco a poco se ha ido ganando aquella guerra ¡ªeso cre¨ªamos¡ª, convenciendo a jueces y gobernantes que, si un pa¨ªs quiere tener una literatura ¡ªy, en ¨²ltima instancia, una cultura¡ª realmente creativa, de alto nivel, tiene que tolerar en el campo de las ideas y las formas, disidencias, disonancias y excesos de toda ¨ªndole.
Ahora el m¨¢s resuelto enemigo de la literatura, que pretende descontaminarla de machismo, prejuicios m¨²ltiples e inmoralidades, es el feminismo. No todas las feministas, desde luego, pero s¨ª las m¨¢s radicales, y tras ellas, amplios sectores que, paralizados por el temor de ser considerados reaccionarios, ultras y fal¨®cratas, apoyan abiertamente esta ofensiva antiliteraria y anticultural. Por eso casi nadie se ha atrevido a protestar aqu¨ª en Espa?a contra el ¡°dec¨¢logo feminista¡± de sindicalistas que pide eliminar en las clases escolares a autores tan rabiosamente machistas como Pablo Neruda, Javier Mar¨ªas y Arturo P¨¦rez-Reverte. Las razones que esgrimen son tan buenistas y arcang¨¦licas como los manifiestos que firmaban contra Vargas Vila las se?oras del novecientos pidiendo que prohibieran sus ¡°libros pornogr¨¢ficos¡± y como el an¨¢lisis que hizo en las p¨¢ginas de este peri¨®dico, no hace mucho, la escritora Laura Freixas, de la Lolita de Nabokov, explicando que el protagonista era un ped¨®filo incestuoso violador de una ni?a que, para colmo, era hija de su esposa. (Olvid¨® decir que era, tambi¨¦n, una de las mejores novelas del siglo veinte).
Yo no le hubiera dado la mano a C¨¦line, pero he le¨ªdo con deslumbramiento dos de sus novelas
Naturalmente que, con ese tipo de aproximaci¨®n a una obra literaria, no hay novela de la literatura occidental que se libre de la incineraci¨®n. Santuario, por ejemplo, en la que el degenerado Popeye desvirga a la c¨¢ndida Temple con una mazorca de ma¨ªz ?no hubiera debido ser prohibida y William Faulkner, su autor, enviado a un calabozo de por vida? Recuerdo, a prop¨®sito, que la directora de La Joven Guardia, la editorial rusa que public¨® en Mosc¨² mi primera novela con cuarenta p¨¢ginas cortadas, me aclar¨® que, si no se hubieran suprimido aquellas escenas, ¡°los j¨®venes esposos rusos sentir¨ªan tanta verg¨¹enza despu¨¦s de leerlas que no podr¨ªan mirarse a la cara¡±. Cuando yo le pregunt¨¦ c¨®mo pod¨ªa saber eso, con la mirada piadosa que inspiran los tontos, me tranquiliz¨® asegur¨¢ndome que todos los asesores editoriales de La Joven Guardia eran doctorados en literatura.
En Francia, la editorial Gallimard hab¨ªa anunciado que publicar¨ªa en un volumen los ensayos de Louis Ferdinand C¨¦line, quien fue un colaborador entusiasta de los nazis durante los a?os de la ocupaci¨®n y era un antisemita enloquecido. Yo no le hubiera dado jam¨¢s la mano a ese personaje, pero confieso que he le¨ªdo con deslumbramiento dos de sus novelas ¡ªVoyage au bout de la nuit y Mort ¨¤ Cr¨¦dit¡ª que, creo, son dos obras maestras absolutas, sin duda las mejores de la literatura francesa despu¨¦s de las de Proust. Las protestas contra la idea de que se publicaran los panfletos de C¨¦line llevaron a Gallimard a enterrar el proyecto.
Quienes quieren juzgar la literatura ¡ªy creo que esto vale en general para todas las artes¡ª desde un punto de vista ideol¨®gico, religioso y moral se ver¨¢n siempre en aprietos. Y, una de dos, o aceptan que este quehacer ha estado, est¨¢ y estar¨¢ siempre en conflicto con lo que es tolerable y deseable desde aquellas perspectivas, y por lo tanto lo someten a controles y censuras que pura y simplemente acabar¨¢n con la literatura, o se resignan a concederle aquel derecho de ciudad que podr¨ªa significar algo parecido a abrir las jaulas de los zool¨®gicos y dejar que las calles se llenen de fieras y alima?as.
Los libros "adecentados" dejar¨ªan sin v¨ªa de escape esos fondos malditos que llevamos dentro
Esto lo explic¨® muy bien Georges Bataille en varios ensayos, pero, sobre todo, en un libro bello e inquietante: La literatura y el mal. En ¨¦l sosten¨ªa, influido por Freud, que todo aquello que debe ser reprimido para hacer posible la sociedad ¡ªlos instintos destructivos, ¡°el mal¡±¡ª desaparece s¨®lo en la superficie de la vida, no detr¨¢s ni debajo de ella, y que, desde all¨ª, puja para salir a la superficie y reintegrarse a la existencia. ?De qu¨¦ manera lo consigue? A trav¨¦s de un intermediario: la literatura. Ella es el veh¨ªculo mediante el cual todo aquel fondo torcido y retorcido de lo humano vuelve a la vida y nos permite comprenderla de manera m¨¢s profunda, y tambi¨¦n, en cierto modo, vivirla en su plenitud, recobrando todo aquello que hemos tenido que eliminar para que la sociedad no sea un manicomio ni una hecatombe permanente, como debi¨® serlo en la prehistoria de los ancestros, cuando todav¨ªa lo humano estaba en ciernes.
Gracias a esa libertad de que ha gozado en ciertos per¨ªodos y en ciertas sociedades, existe la gran literatura, dice Bataille, y ella no es moral ni inmoral, sino genuina, subversiva, incontrolable, o postiza y convencional, mejor dicho muerta. Quienes creen que la literatura se puede ¡°adecentar¡±, someti¨¦ndola a unos c¨¢nones que la vuelvan respetuosa de las convenciones reinantes, se equivocan garrafalmente: ¡°eso¡± que resultar¨ªa, una literatura sin vida y sin misterio, con camisa de fuerza, dejar¨ªa sin v¨ªa de escape aquellos fondos malditos que llevamos dentro y estos encontrar¨ªan entonces otras formas de reintegrarse a la vida. ?Con qu¨¦ consecuencias? El de esos infiernos donde ¡°el mal¡± se manifiesta no en los libros sino en la vida misma, a trav¨¦s de persecuciones y barbaries pol¨ªticas, religiosas y sociales. De donde resulta que gracias a los incendios y ferocidades de los libros, la vida es menos truculenta y terrible, m¨¢s sosegada, y en ella conviven los humanos con menos traumas y con m¨¢s libertad. Quienes se empe?an en que la literatura se vuelva inofensiva, trabajan en verdad por volver la vida invivible, un territorio donde, seg¨²n Bataille, los demonios terminar¨ªan exterminando a los ¨¢ngeles. ?Eso queremos?
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? Mario Vargas Llosa, 2018.
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