N¨¢ufragos
Si en el pasado los que se sent¨ªan fuera del sistema eran los analfabetos, ahora lo son los analfabetos tecnol¨®gicos
A la entrada de las oficinas bancarias, ancianos y no tan ancianos se abalanzan sobre el primero que llega pidi¨¦ndole ayuda para hacer las operaciones que el banco les obliga a realizar en el cajero, que son casi todas, a fin de reducir gastos en personal. La escena se repite en hospitales, oficinas, gasolineras, aeropuertos, estaciones de tren y de autob¨²s, supermercados y tiendas self-service,y pr¨¢cticamente en todos los sitios en los que el consumidor tiene que hac¨¦rselo todo, incluso pagar, porque las m¨¢quinas han sustituido a las personas. Si no entiendes el lenguaje de los ordenadores, y no digamos ya si no tienes Internet, est¨¢s perdido en el mundo, sobre todo si no interesas por tu patrimonio. Si interesas, tranquilo, que te lo facilitan todo, incluso te reciben con una taza de caf¨¦ y la prensa para entretener la espera.
La rapidez con la que las nuevas tecnolog¨ªas se han propagado por el mundo ha hecho que a muchas personas, sobre todo las que nacieron antes de ellas, les cueste adaptarse al nuevo lenguaje que rige las relaciones econ¨®micas, sociales y de comunicaci¨®n. La visi¨®n de personas mayores tratando de entender los nuevos artilugios con ayuda de sus hijos o nietos, o de alg¨²n vecino apiadado de ellas, mueve a la compasi¨®n m¨¢s que a la sonrisa por m¨¢s que hagamos chistes de la situaci¨®n. Pero la imagen de esas personas perdidas al salir de casa porque todo ha cambiado delante de sus ojos (el funcionamiento del banco, del supermercado, de la tarjeta del autob¨²s, del parqu¨ªmetro¡) deber¨ªa hacernos reflexionar a todos, puesto que lo que a ellos les sucede ahora nos ocurrir¨¢ a nosotros a poco que pase el tiempo y, sobre todo, porque no es justo que la sociedad arroje de ella a su parte m¨¢s d¨¦bil y desasistida. Si en el pasado los que se sent¨ªan fuera del sistema eran los analfabetos, ahora lo son los analfabetos tecnol¨®gicos, que es una parte importante de la poblaci¨®n.
En estas ¨²ltimas semanas, en Espa?a, los pensionistas est¨¢n reclamando un mejor trato econ¨®mico por parte del Gobierno, en lo que tienen toda la raz¨®n, pero no he visto a nadie pedir con igual insistencia un trato respetuoso por parte de la sociedad a la que pertenecen, pero que los est¨¢ expulsando de ella como si fueran antisistema en lugar de personas que se han quedado fuera del sistema y no por su voluntad. La sociedad de consumo no tiene coraz¨®n, pero el Estado s¨ª deber¨ªa tenerlo y legislar para que los analfabetos tecnol¨®gicos, que son muchos m¨¢s de los que creemos, puedan seguir viviendo sin problema y no hundirse como n¨¢ufragos en la angustia que produce saberse fuera de la sociedad.
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