Escapatoria

Llegados al uso de raz¨®n, a los ni?os de mi generaci¨®n, se nos hizo saber que no ten¨ªamos escapatoria. Un ojo de Dios dentro de un tri¨¢ngulo, como una especie de dron que todo lo ve, nos iba a vigilar en adelante d¨ªa y noche. Aparte de esta inspecci¨®n desde las alturas, por si hubiera quedado alguna zona de sombra, a nuestro lado ir¨ªa siempre un ¨¢ngel tomando nota en un libro minuciosamente de todos nuestros actos, incluso de los m¨¢s secretos. Se nos dijo que un d¨ªa se abrir¨ªan todos los sepulcros y en el valle de Josafat ante la puerta dorada de Jerusal¨¦n se agolpar¨ªa la humanidad entera resucitada a la espera de ser juzgada. Hay que imaginarse la apabullante escena digna de una pel¨ªcula de Cecil B. DeMille. En un momento dado una voz atronadora pronunciar¨ªa tu nombre y los dos apellidos reclamando tu presencia ante el estrado del Juez Supremo. Entonces aparecer¨ªa el ¨¢ngel con el libro abierto donde estar¨ªan escritos tus pecados, que a continuaci¨®n ser¨ªan aireados al mundo entero antes del veredicto de condena. Este cuento infantil macabro adquiere una realidad actual bajo una forma moderna. El ojo divino que todo lo ve ahora se llama Big Data y el ¨¢ngel esp¨ªa, ese m¨®vil que lleva uno en el bolsillo pegado al sexo. Hoy se vive con la sensaci¨®n de que hay alguien que lo sabe todo de ti y que una exhaustiva informaci¨®n de tus ca¨ªdas, imposturas y traiciones, que has ido dejando a lo largo de la vida, ser¨¢n usadas en tu contra. Si eres un pol¨ªtico tienes que saber que eso que tratas de ocultar estar¨¢ en tu peor momento en la mesa de tu peor enemigo. Si eres un moralista que vas dando lecciones tampoco est¨¢s a salvo de ser desenmascarado. El juicio perentorio se producir¨¢ ante las redes que emitir¨¢n un veredicto de culpabilidad incluso antes de ser o¨ªdo. Los de mi generaci¨®n estamos advertidos desde que ¨¦ramos ni?os.