¡®Big¡¯ | La feria es un reto para los padres hiperpreocupados de ahora
Una verbena es un bufet libre de todo lo que expertos y foros de Internet desaconsejan
Con el sigilo de un ninja que despu¨¦s se convertir¨¢ en estruendo ensordecedor, la feria ha llegado al barrio, coincidiendo con la fiesta mayor.
Y como el Tom Hanks crecido de golpe en Big acudimos veloces con la ni?a para recuperar la felicidad el¨¦ctrica de los neones y las atracciones. Pero ahora ya no somos cr¨ªos, sino los Zoltar adultos que tenemos que gestionar la situaci¨®n con sabidur¨ªa. Y es todo un reto, porque para los padres hiperpreocupados y supermotivados de ahora, la feria es un bufet libre de todo lo que expertos y foros de Internet desaconsejan.
Empecemos con la alimentaci¨®n. Si ya nos sentimos mal cuando le damos un bollo para desayunar de camino a la escuela infantil, ?qu¨¦ idea asociar¨¢ la ni?a al ver que el ¨²nico proveedor de alimentos de este nuevo mundo de fantas¨ªa y felicidad es una churrer¨ªa? Entre algod¨®n de az¨²car, churros y patatas fritas, no veo yo ni las galletas sin gluten ni los trozos de fruta. (Y confieso que a veces espero que sea la ni?a la que insista en pedir churros para as¨ª tener la excusa de comprar algo sin que mi mujer nos ri?a mucho).
Tambi¨¦n est¨¢ la m¨²sica, si es que se le puede llamar as¨ª. No pido que suene Bach por los altavoces (aunque tambi¨¦n tendr¨ªa su punto), pero no quiero que la ni?a se me vuelva choni con dos a?os y medio. ?Por qu¨¦ subir al tiovivo tiene que ser un Fast & Furious menudo?
Y la tercera fuente de ansiedad es la oferta desmesurada. Todo es luminoso y atractivo, y los cr¨ªos querr¨¢n subir a todo, especialmente a lo que no corresponda a su edad o maree mucho. Viendo pelis de Hollywood cualquier padre se imagina rescatando a su prole de secuestros, terremotos y plagas zombi, pero en verdad la valent¨ªa paternal es aguantar cinco minutos en una vagoneta del tren de la bruja sin vomitar.
Aunque lo que de verdad nos preocupa es el dinero. No digo que los precios de las ferias sean caros, porque a esos n¨®madas del entretenimiento infantil les tienen que salir los n¨²meros para llevar la vida que llevan. Pero los ni?os no tienen conciencia de lo r¨¢pido que se gasta el dinero y los adultos tenemos que dosificar el tiempo ferial para que el chute de felicidad infantil compense los da?os colaterales.
Puedes comprar varias entradas para que te salga m¨¢s barato cada viaje en el tiovivo o el ratito en las camas el¨¢sticas, pero a la larga los acabar¨¢s perdiendo y los encontrar¨¢s en un bolsillo dos semanas despu¨¦s de que la feria se haya largado.
Los cient¨ªficos lo tienen estudiado: gastes lo que gastes, la criatura terminar¨¢ enfadada y/o llorando en dolby sorround y tendremos que retirarnos chocando con todos los que a su vez llegan con sus hijos cabreados porque quer¨ªan ir a la feria hace horas.
?Suerte que en el barrio esto solo pasa una vez al a?o.
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