Digesti¨®n
Imagin¨¦ que me abduc¨ªan unos extraterrestres que pretend¨ªan sacarme las entra?as para analizarlas en su planeta
Asist¨ªa a un funeral cuyo muerto no me importaba mucho, cuando empec¨¦ a imaginar que me abduc¨ªan unos extraterrestres que pretend¨ªan sacarme las entra?as para analizarlas en su planeta. Acced¨ª a ello porque me aseguraron que no me har¨ªan da?o y que sustituir¨ªan mis v¨ªsceras por otras artificiales mientras durara el estudio. Dado que la operaci¨®n llevar¨ªa cinco o seis horas, decidieron que el tiempo se detuviera en todo el planeta para que los asistentes al funeral no notaran mi ausencia ni se produjeran desajustes horarios en el resto de nuestro universo. As¨ª que el tiempo se detuvo, en efecto, en el momento mismo en el que un pesado enumeraba las virtudes del fallecido y la viuda se sonaba las narices con gran estr¨¦pito. Por mi parte, fui conducido a una nave donde me abrieron en canal para dar comienzo al vaciado.
Como permanec¨ªa despierto, observ¨¦ que las v¨ªsceras con las que sustitu¨ªan las m¨ªas parec¨ªan de una calidad muy superior. Las unieron entre s¨ª con una especie de hilo de oro muy fino. Por fuera, no me qued¨® cicatriz alguna gracias a una especie de rayo con el que cerraron la herida. Mientras trabajaban en mi cuerpo, yo pensaba en los amantes inmovilizados un segundo antes de eyacular, en los suicidas detenidos a la altura del tercer piso del edificio desde el que se hab¨ªan arrojado, en los subsecretarios a punto de firmar un decreto¡
Finalizada la operaci¨®n, me devolvieron al funeral donde la realidad se puso en marcha de nuevo al ocupar yo mi asiento. De eso hace ya 15 o 20 d¨ªas y cada ma?ana me levanto con el temor de que regresen a devolverme mis entra?as, pues con las que me pusieron funciono mucho mejor en todos los sentidos. Como de todo y hago unas digestiones fant¨¢sticas.
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