Doble falta de liderazgo
La decisi¨®n del tribunal alem¨¢n de no aceptar la extradici¨®n por rebeli¨®n no es el elemento principal en esta crisis
La falta de liderazgo en el panorama pol¨ªtico espa?ol y la falta de liderazgo entre los independentistas catalanes amenazan con convertir una crisis dif¨ªcil pero manejable en una inestabilidad prolongada que termine por afectar al sistema institucional en su conjunto. La decisi¨®n del tribunal alem¨¢n de no aceptar la extradici¨®n de Carles Puigdemont por un posible delito de rebeli¨®n (no existi¨® violencia suficiente, opini¨®n jur¨ªdica compartida por muchos expertos espa?oles) no es el elemento principal en esta crisis. Al margen del desarrollo que tenga a partir de ahora la actuaci¨®n del Tribunal Supremo, lo cierto es que la victoria de los abogados del dirigente independentista es un boomerang, en el sentido de que Puigdemont va a quedar muy probablemente inhabilitado de por vida para desarrollar cualquier actividad pol¨ªtica y eso con todas las bendiciones de la justicia alemana, que no permite ejercer a alguien condenado por malversaci¨®n.
Es verdad que la decisi¨®n alemana vuelve a colocar, de momento, al expresidente de la Generalitat en el centro de la pol¨ªtica catalana, pero esa no es tampoco una buena noticia para amplios sectores del independentismo, porque Puigdemont no ejerce un liderazgo pol¨ªtico indiscutido, ni mucho menos. Tiene, eso s¨ª, un peque?o grupo de diputados, con capacidad de bloqueo, que le son fieles. El resto del movimiento independentista empieza a dar muestras de considerar a Puigdemont un problema.
La mayor esperanza de este amplio grupo es que el alivio de las penas a las que puedan ser condenados Puigdemont y los otros imputados, permita precisamente sacarles del primer plano pol¨ªtico y del primer plano sentimental. El expresidente est¨¢ incapacitado para abrir un di¨¢logo con la mayor¨ªa no independentista de Catalu?a y eso lo saben quienes dentro del movimiento soberanista quieren encontrar una soluci¨®n antes de que la desconfianza y el resentimiento fracturen definitivamente la sociedad catalana. Ciudadanos y Arrimadas no van a desaparecer, como tampoco Roger Torrent o Elsa Artadi. ¡°?Cu¨¢nto vamos a tardar en saludarnos en los pasillos del Parlament?¡±, pregunt¨® en el pleno In¨¦s Arrimadas, que, no se olvide, tuvo m¨¢s votos que Puigdemont en las ¨²ltimas elecciones.
¡°Los sistemas pol¨ªticos inestables son los que se muestran vulnerables a las presiones de las crisis (¡) Las causas fundamentales de tales fallas parecen ser la falta de una creencia generalizada en la legitimidad de la autoridad estatal y la ausencia de un acuerdo general sobre cu¨¢l es el comportamiento pol¨ªtico apropiado¡±. La definici¨®n anterior es tan com¨²nmente aceptada que hasta figura en la Enciclopedia Brit¨¢nica.
La inestabilidad pol¨ªtica que padecemos procede de esos dos hechos. Primero, el Gobierno estatal no tiene falta de legitimidad (gan¨® unas elecciones), pero tiene una gran debilidad pol¨ªtica, porque no ha conseguido formar una mayor¨ªa parlamentaria estable en lo que va de legislatura. De hecho, si no consigue el apoyo del PNV para aprobar los Presupuestos en unas pocas semanas, Rajoy se ver¨ªa abocado a convocar elecciones (salvo que alguien considere aceptable el ins¨®lito sistema propuesto por el popular Javier Maroto, seg¨²n el cual se puede hacer un sorteo entre los diputados socialistas para designar a los cinco que apoyar¨ªan esos presupuestos).
Segundo, el independentismo catal¨¢n ha roto unilateralmente el consenso sobre cu¨¢l es el comportamiento pol¨ªtico aceptable al saltarse el cumplimiento de las leyes y renunciar a los procedimientos habituales para resolver los conflictos. Catalu?a ha demostrado tambi¨¦n tener un serio problema de debilidad institucional (los independentistas han concedido un papel cuasi institucional muy relevante a grupos civiles particulares, como la ANC) y de falta de liderazgo pol¨ªtico. Nada de lo que los espa?oles puedan alegrarse. Como nada hay en el deterioro del sistema institucional espa?ol que permita alegrarse a los independentistas catalanes, salvo que posean una notable torpeza y lentitud de entendederas.
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