Jordi S¨¤nchez, la ONU y la en¨¦sima mentira del separatismo
Los dirigentes separatistas pretenden que la pol¨ªtica catalana gire en torno a noticias falsas, posverdad y hechos alternativos
En los ¨²ltimos d¨ªas he visto a los diputados separatistas insistir desde la tribuna del Parlament en la existencia de una ¡°resoluci¨®n¡± de la ONU que, seg¨²n ellos, facilitar¨ªa la investidura de Jordi S¨¤nchez como presidente de la Generalitat y no puedo evitar recordar las palabras del escritor serbo-americano Steve Tesich, que en 1992 acu?¨® el t¨¦rmino ¡°posverdad¡±. Hablando del esc¨¢ndalo del Irangate bajo el mandato de Ronald Reagan, Tesich se lamentaba: ¡°Nosotros, como pueblo libre, hemos decidido libremente que queremos vivir en un mundo de posverdad¡±.
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La carta que Puigdemont escribi¨®, todav¨ªa desde la prisi¨®n de Neum¨¹nster, a sus correligionarios para volver a ungir a S¨¤nchez como candidato es otro de esos incesantes intentos suyos de arrastrarnos a un mundo en el que la verdad pierda todo su significado. ¡°No es esta una resoluci¨®n menor ni trivial, sino de gran trascendencia¡±, asevera Puigdemont. Y a?ade: ¡°Conviene decir que la resoluci¨®n que afecta al diputado Jordi S¨¤nchez fue emitida con una celeridad extraordinaria, sin duda a causa de la gravedad de los hechos y a la irreversibilidad de la vulneraci¨®n de sus derechos en el caso de que este proceso se alargue excesivamente¡±.
Es rotundamente falso que exista una resoluci¨®n de la ONU sobre este asunto. Lo que los dirigentes separatistas insisten en presentar como una ¡°resoluci¨®n¡± no es m¨¢s que una suerte de acuse de recibo, un mero registro de entrada de la ¡°comunicaci¨®n¡± presentada por el abogado de Jordi S¨¤nchez ante el Comit¨¦ de Derechos Humanos (CDH) de la ONU. Se trata de una notificaci¨®n autom¨¢tica en la que el CDH se da por enterado de la ¡°denuncia¡± de S¨¤nchez e informa de que se ha solicitado al Estado espa?ol que tome las medidas necesarias para que el denunciante pueda ejercer sus derechos pol¨ªticos en cumplimiento del art¨ªculo 25 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Pol¨ªticos. La notificaci¨®n deja inmediatamente claro que ¡°esta petici¨®n no implica que se haya tomado ninguna decisi¨®n sobre la sustancia del asunto que est¨¢ bajo consideraci¨®n¡±.
La respuesta del CDH es un simple formulismo y la petici¨®n al Estado espa?ol, una especie de cl¨¢usula de estilo formal, habitual en las notificaciones de entrada en el registro del CDH. No es ni siquiera una admisi¨®n a tr¨¢mite, ni mucho menos un dictamen sobre el fondo del asunto. Menci¨®n aparte merece la ocurrencia de Puigdemont de que ¡°la resoluci¨®n que afecta al diputado Jordi S¨¤nchez fue emitida con una celeridad extraordinaria¡±. ?Y tan extraordinaria! Como que no la ha dictado, se?or Puigdemont.
En Catalu?a cada vez hay m¨¢s ciudadanos cr¨ªticos que no est¨¢n dispuestos a comulgar con las ruedas de molino de Puigdemont
Cualquiera dir¨ªa que los dirigentes separatistas solo aspiran a seguir maniobrando en el intento de ganar debates de vuelo gallin¨¢ceo en los medios de comunicaci¨®n, que se conforman con repetir sin cesar una mentira con el ¨²nico af¨¢n de ara?ar moment¨¢neamente algunos seguidores a costa de su buena fe y disfrutar del precario ¨¦xito hasta que se les descubra. Parece como si hicieran balance y llegaran a la conclusi¨®n de que vale la pena hacer el rid¨ªculo. Si no, no se explica la insistencia en falsedades como que la ONU exige a la justicia espa?ola que permita la investidura de S¨¤nchez, u otras como cuando repet¨ªan que el Tribunal de La Haya avalar¨ªa una secesi¨®n unilateral contra la Constituci¨®n o cuando propalaban que una Catalu?a independiente ingresar¨ªa autom¨¢ticamente en la Uni¨®n Europea. Todav¨ªa recuerdo el bochorno que sent¨ª el 10 de octubre del a?o pasado, cuando Carles Puigdemont retras¨® una hora su comparecencia en el Parlament ¡ªen la que habr¨ªa de hacer su espectral declaraci¨®n de independencia¡ª y los medios p¨²blicos catalanes hicieron circular la especie de que, seg¨²n fuentes de presidencia, el retraso se deb¨ªa a los contactos que Puigdemont estaba manteniendo con autoridades y personalidades internacionales de primer orden. Enseguida pusieron sobre la mesa algunos nombres: ?Barack Obama y Kofi Annan! Eran los tapados del proc¨¦s.
Los argumentos de Puigdemont est¨¢n en la base de la decisi¨®n del presidente del Parlament, Roger Torrent, de convocar la semana que viene una sesi¨®n de investidura con S¨¤nchez de nuevo como candidato. Una vez m¨¢s, los dirigentes separatistas pretenden que la pol¨ªtica catalana gire en torno a noticias falsas, posverdad y hechos alternativos. Lo que esperan es que los ciudadanos de Catalu?a adoptemos la actitud pesimista de Javier Olar¨¢n, el sacerdote descre¨ªdo de El cura de Monle¨®n, de Baroja, que cuestionaba que valiera la pena hacer el esfuerzo de documentarse, porque ante determinadas falacias no hay nada que hacer. Dec¨ªa Olar¨¢n: ¡°A m¨ª no me chocar¨ªa nada que lo que creemos del mundo y de la vida y que nos han ense?ado sea mentira..., pero como todos lo creen o hacen que lo creen, es igual que si fuera verdad¡±.
Por suerte, en Catalu?a cada vez hay m¨¢s ciudadanos cr¨ªticos que no est¨¢n dispuestos a comulgar con las ruedas de molino de Puigdemont y compa?¨ªa y que, libremente, se niegan a vivir en el mundo de posverdad que pretenden imponernos. Por ellos, vale la pena seguir descubriendo la verdad.
Ignacio Mart¨ªn Blanco es diputado de Ciudadanos en el Parlamento de Catalu?a.
* Actualizado a las 7:47 CET del 9/4/2018 para reflejar la afiliaci¨®n correcta del autor. En la versi¨®n anterior constaba como "periodista y polit¨®logo".
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