ICON, 50 n¨²meros despu¨¦s
Con grandes dosis de temeridad empezamos a armar esta revista en 2013. Llegamos al medio centenar con el mismo esp¨ªritu osado
La Guerra de Independencia estadounidense se gan¨® perdiendo todas las batallas y el primer n¨²mero de ICON lleg¨® a los quioscos solo despu¨¦s de que todo lo que pod¨ªa salir mal saliese mal. No es por comparar las dos causas, aunque las dos parec¨ªan perdidas y acabaron ganadas, sino por darle el m¨¦rito justo al equipo.
En ICON al principio ¨¦ramos un grupo de individuos, algunos con mucha experiencia en el sector de las revistas, otros (yo) no, que se conoci¨® el primer d¨ªa de trabajo, alrededor de una mesa que a¨²n no ten¨ªa ni ordenadores. Ten¨ªamos el objetivo de hacer lo imposible: sacar una revista masculina en un momento y lugar que no parec¨ªan indicados.
Pero a todos nos hab¨ªa tra¨ªdo la ¨²nica persona que pod¨ªa convencernos de que tan imposible no era. Lucas Arraut es el hombre que yo haya conocido que mejor entiende a revistas y personas. Y hab¨ªa pasado semanas abordando uno por uno a su dream team de una cabecera ideal: si la estrategia vali¨® para los Siete Samur¨¢is, valdr¨ªa para ¨¦l.
Fue a por Daniel Garc¨ªa, responsable de moda en Vanity Fair y Vanidad (que Lucas tambi¨¦n hab¨ªa dirigido) y uno de los ojos m¨¢s finos de Espa?a. Fue a por Paloma Lorenzo, que hab¨ªa dado forma a la potente entidad gr¨¢fica de Elle y Vanity Fair, despu¨¦s de trabajar en agencias de dise?o hist¨®ricas como Pentagram y Vignelli. Y fue a por Xavi Sancho, alguien capaz de aparentar que sus logros no cuestan esfuerzo y que llevaba a?os firmando art¨ªculos de cultura de EL PA?S.
Lucas hab¨ªa recibido el encargo de Joana Bonet y Javier Moreno, entonces director del peri¨®dico, de publicar aqu¨ª una revista que acababa de triunfar en Italia. Y Cristiano Badoch se encargar¨ªa de convencer a los anunciantes de que Espa?a era el lugar perfecto donde tener una hermana. El nuevo director nos habl¨® de una familia que se formar¨ªa trabajando juntos. Aceptamos y ah¨ª acab¨® lo f¨¢cil.
En 2013, la idea de aportarle algo al mundo de las revistas masculinas sonaba tan razonable como relanzar el grunge. En Espa?a ¨ªbamos a cumplir dos a?os en recesi¨®n: no era un pa¨ªs al que apeteciese hablarle de moda y estilo de vida. Y la prensa estaba tan volcada en su transformaci¨®n digital que cualquier proyecto que contemplara el papel parec¨ªa renunciar a la modernidad.
Saber todo esto y seguir adelante era cosa de temerarios o de genios, los dos rasgos que m¨¢s r¨¢pido te arruinan la vida. ¡°Todo el mundo espera que fracasemos¡±, se nos dijo en un momento dado. La empresa nos dio una fecha de lanzamiento, 7 de noviembre, y nos dejaron libres. La ¨²nica soluci¨®n, pensamos, ser¨ªa llegar lo m¨¢s limados posibles.
Las revistas empiezan por un n¨²mero cero, una maqueta de la futura revista que generalmente se hace con textos o fotos falsos. Sirve de declaraci¨®n de intenciones y prueba de fallos venideros. Lucas anunci¨® que ¨ªbamos a hacer un n¨²mero cero real. Escribirlo y fotografiarlo de arriba abajo en el mismo tiempo que llevar¨ªa entregar el falso a la imprenta.
Fueron exactamente dos semanas. En las noches insomnes que vinieron despu¨¦s aprend¨ª a rezar por un jefe que s¨ª se amedrentase ante la adversidad. Pero ¨¦l no par¨® y por tanto nosotros tampoco. Y ese n¨²mero cero de ICON que nadie ajeno a nuestro entorno iba a ver empez¨® a cobrar forma.
Hab¨ªa entrevistas con Quim Guti¨¦rrez o Ver¨®nica Echegui. El fot¨®grafo Nacho Alegre retrat¨® los despachos de seis artistas catalanes. Eugenia de la Torriente, Eduardo Mendoza, Empar Moliner y los propios Bonet y Moreno escribieron columnas. El influencer Gerard Estadella contaba c¨®mo desenvolverse en una fiesta. Jordi Labanda escrib¨ªa desde Nueva York hablando de los rituales inmobiliarios. Hab¨ªa un perfil de Eddie Redmayne. Si no soy claro contando c¨®mo lo hicimos es porque a¨²n no me lo explico.
La ¨²nica concesi¨®n a los l¨ªmites humanos fue la portada, para la que se us¨® un contenido importado de la edici¨®n italiana: una entrevista con James Franco, que por entonces nos parec¨ªa alguien que defin¨ªa bien el esp¨ªritu de la revista. Aquello, se decidi¨®, nunca lo conseguir¨ªamos nosotros.
Luego qued¨® la traves¨ªa al primer n¨²mero y todos los obst¨¢culos que conllev¨®. Pero de aquel cero hab¨ªamos sacado la f¨®rmula: todos mejoraban todo. All¨ª hab¨ªa gente de moda, de cultura, serios, sarc¨¢sticos, cl¨¢sicos, de fanzines y un imb¨¦cil (yo) con ¨ªnfulas intelectuales, pero hacia el final del primer n¨²mero ya no sab¨ªamos qui¨¦n era qui¨¦n.
Uno compensaba al otro y la revista ten¨ªa forma. Lo que no ten¨ªa era portada, hasta que un d¨ªa Lucas salt¨® con un anuncio triunfal: hab¨ªa conseguido que James Franco nos dedicase una tarde entera en Los ?ngeles. El encargado de hacer la entrevista fui yo, y las fotos, Kurt Iswarienko. Vol¨¦ con un hombre que se mov¨ªa como si siempre le estuviese enfocando una c¨¢mara, pero no le importara: se llamaba Nono V¨¢zquez, iba a ser nuestro estilista y hoy todav¨ªa es parte fundamental de la familia de la revista.
Como ya no trabajo en ICON (EL PA?S me mand¨® a su edici¨®n en Brasil) puedo decir sin modestia que la revista es un ¨¦xito. No es bueno sentir honestamente orgullo del lugar donde trabajas, pero en este caso, con este equipo moldeado en aquellos meses y las grandes incorporaciones que se sucedieron, no hab¨ªa remedio. La seguir¨¦ leyendo mientras pueda. Hay gente que te quiere de una manera o de otra, y eso es genial, pero luego est¨¢ la gente que te quiere mientras cambias y a esa nunca la olvidas.
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