¡°?He llegado a odiar a Jon Nieve?¡±: Kit Harington desvela sus peores momentos en ¡®Juego de tronos¡¯

A estas alturas es dif¨ªcil disociar al actor nacido en Acton, Londres, un 26 de diciembre de 1986 bajo el nombre de Christopher Catesby (Kit) Harington, con Jon Nieve, el personaje de ficci¨®n que desde 2011 interpreta en Juego de tronos, ese bastardo atormentado y melanc¨®lico embarcado en un viaje marcado por su destino. Pero aparquemos por unos segundos al h¨¦roe cat¨®dico y vayamos al hombre.

Despu¨¦s de una intensa ma?ana de trabajo con el actor, protagonista de la ¨²ltima campa?a de The One, fragancia de Dolce & Gabbana que explota ese aire suyo de cupido mediterr¨¢neo (ojos marrones, piel perfecta, brillante pelo acaracolado), algunas ideas quedan mejor fijadas: aunque a veces parezca una versi¨®n Playmobil del Che Guevara, dentro y fuera de la pantalla su belleza no admite discusi¨®n.

Lo sabe, pero su buena educaci¨®n brit¨¢nica le impide tomarse demasiado en serio y quiz¨¢ por eso le gusta bromear sobre sus (escasas) imperfecciones; fuma (bastante) y es (tambi¨¦n bastante) miope; tiene unos modales que aplaudir¨ªa mi abuela y una naturalidad y empat¨ªa para ser, adem¨¢s del Rey en el Norte, tambi¨¦n el de la fiesta. Para colmo, todo aderezado con ese desparpajo distante de los genuinos profesionales del espect¨¢culo, ese don que les permite desvestirse y vestirse ante tus narices como si la vida transcurriese en un feliz vestuario mixto.

Jon Nieve es intenso, pero Kit Harington no tanto. Dicharachero y simp¨¢tico, asegura que el anuncio que ha rodado para Dolce & Gabbana en N¨¢poles a las ¨®rdenes del cineasta italiano Matteo Garrone (Gomorra) le ha permitido hacer algo que a?oraba: ¡°?Bailar! Yo soy una persona muy alegre¡±, asegura. ¡°Pero por desgracia ni Jon Nieve ni la mayor¨ªa de los papeles que hago me dejan demostrarlo¡±.

"Lo pas¨¦ mal en la segunda y tercera temporada. La serie se estaba haciendo muy grande y me obsesionaba lo que la gente pensaba de m¨ª. Al final me di cuenta de que no pod¨ªa hacer mucho en ese sentido"

Lo de explotar su lado latino parece hacerle cierta gracia. ¡°Aunque soy muy ingl¨¦s, quiz¨¢ es el pelo, mi madre lo ten¨ªa muy negro, ahora ya no, y mi padre era rubio¡±, dice rastreando en su gen¨¦tica la herencia de una melena (en persona, con reflejos m¨¢s casta?os que negros). ¡°En cuanto acabe la serie me corto el pelo, de verdad, eso s¨ª, la barba me la dejo, me gusta mi barba¡±, informa. Sin duda, a su lado las cosas deber¨ªan ser as¨ª de sencillas. Pero su personaje en Juego de tronos lo complica todo. As¨ª, cuando el actor se sale amablemente del guion para preguntar por un tocho sobre la Transici¨®n espa?ola que la periodista lleva bajo el brazo, la respuesta solo puede ser un torpe y nervioso balbuceo. ¡°Suena interesante¡±, responde el actor con educaci¨®n.

Kit Harington es un joven londinense relajado y ambicioso, muy lejos de ese personaje que interpreta en la serie y que sufri¨® lo indecible durante su infancia y adolescencia debido a su origen ¨Cser bastardo imprime car¨¢cter¨C, que ha estado al borde de la muerte incontables veces (asfixiado, congelado, ahogado, atravesado por varias flechas, acuchillado¡­), y que incluso puso un pie en el m¨¢s all¨¢ en uno de los momentos m¨¢s al l¨ªmite de una serie al l¨ªmite.

En los a?os que han pasado desde el inicio de Juego de tronos, tanto el actor como el personaje han ganado confianza, peso y autoridad. ¡°Lo pas¨¦ mal en la segunda y tercera temporada¡±, explica. ¡°La serie empezaba a hacerse muy grande y yo estaba muy obsesionado con lo que la gente pensaba de m¨ª. Necesitaba saber todo el rato qu¨¦ opinaban los dem¨¢s. Al final me acab¨¦ dando cuenta de que no pod¨ªa hacer mucho en ese sentido, que lo importante era concentrarme solo en mi trabajo¡±. El peor momento lleg¨® al final de la sexta temporada: ¡°De golpe me convert¨ª en el foco de atenci¨®n, y eso fue muy estresante. Toda mi vida pend¨ªa del suspense del cap¨ªtulo final. Fue una sensaci¨®n muy desagradable. ?He llegado a odiar a Jon Nieve? No, a veces me ha frustrado y otras me ha preocupado, pero odiarle nunca, al rev¨¦s, ?le quiero!¡±.

En 2009, cuando ten¨ªa 23 a?os y a¨²n estudiaba en el Royal Central School of Speech and Drama, pas¨® una prueba de c¨¢mara. Era la primera de su vida, pero convenci¨® a los creadores de la serie, David Benioff y D.B. Weiss. Aquel chico de aire t¨ªmido, que se present¨® al casting con un ojo morado por una pelea en la que seg¨²n su relato defendi¨® a la novia de un amigo, era perfecto para interpretar al hijo bastardo de Ned Stark.

Como ocurri¨® con el resto del reparto, Benioff y Weiss demostraron su talento para dotar de cuerpo a los personajes. No buscaban experiencia, buscaban veracidad, y Harington pose¨ªa en su gesto retra¨ªdo esa paradoja que define a su personaje: un James Dean con espada, un joven temerario enfadado con el mundo y sus circunstancias.

¡°Me halaga la comparaci¨®n con James Dean, pero si existe algo que les une es la simpleza de su angustia, no son tipos muy filos¨®ficos, son chicos normales con deseos muy simples, no se hacen preguntas modernas sobre su masculinidad. Y eso plantea otro tipo de complejidad que a m¨ª me resulta muy atractiva. Jon es lo contrario a un hombre moderno, es un guerrero. Lo cierto es que mi principal referencia siempre fue el propio libro de George R.R. Martin, y si hubo algo que desde el principio me gust¨® de ¨¦l era que se trataba de alguien de pocas palabras¡±, confiesa el actor. ¡°Adoro que sea tan f¨ªsico¡±, a?ade, ¡°y tambi¨¦n que su lugar natural sea el campo de batalla y la acci¨®n. Para m¨ª eso ha sido lo mejor. Lo ¨²nico que de verdad echar¨¦ de menos es interpretar con una espada en la mano¡±.

Ahora, cuando la serie se acerca a su recta final (quedan seis episodios, que tienen previsto emitirse en 2019), el actor recapitula sobre lo vivido: ¡°He empezado a computar lo que han significado todos estos a?os, aunque en realidad no lo har¨¦ del todo hasta que llegue el final y haya pasado de forma definitiva¡±, afirma antes de explicar que se ha tratado de una vivencia circular y perfecta.

¡°Es algo muy extra?o, es toda una d¨¦cada de mi vida. Empec¨¦ Juego de tronos cuando entraba en mi veintena y el programa acabar¨¢ ahora que he entrado en la treintena. Un viaje incre¨ªble, por el que me siento bendecido. Y no solo por el ¨¦xito de la serie ¨Csinceramente, no s¨¦ si volver¨¦ a hacer algo que todo el mundo vea¨C sino porque ha sido un verdadero placer hacerlo. Y esa mezcla de ¨¦xito y placer no creo que se d¨¦ tan f¨¢cilmente¡±. Un final de etapa que, seg¨²n ¨¦l, llega en el momento adecuado. ¡°En realidad los tiempos siempre han sido perfectos. Ya s¨¦ que es una respuesta aburrida, pero es la verdad. Emocionalmente no va ser f¨¢cil, pero tengo la suerte de que me pilla en un momento de mi vida muy estable y creo que lo llevar¨¦ bien¡±.

"Si los productores miran las redes sociales, que lo hacen, y otro actor tiene m¨¢s seguidores que yo, le contratar¨¢n a ¨¦l antes que a m¨ª. Pero si no tengo Instagram, al menos siempre les quedar¨¢ la duda"

El momento equilibrado al que se refiere tiene mucho que ver con su relaci¨®n con Rose Leslie, la actriz escocesa que interpretaba en la serie a la salvaje Ygritte y que es su compa?era en la vida real desde hace un par de a?os. Hace tan solo unas semanas, el enlace del famoso hijo peque?o de David y Deborah of Worcestershire se anunci¨® v¨ªa peri¨®dico, como manda la tradici¨®n. Su madre, una dramaturga y profesora de izquierdas, y su padre, empresario que posee el t¨ªtulo de baronet y que est¨¢ entroncando con Carlos II de Inglaterra, aportan un fino pedigr¨ª en el que no falta ni lo anecd¨®tico: un antepasado suyo, John Harington, es el inventor del inodoro, tambi¨¦n conocido en Inglaterra en su honor como The John.

Lo del pasado noble le hace poca gracia, le irrita la pregunta. En m¨¢s de una ocasi¨®n ha dicho que nada puede interesarle menos que la aristocracia. Es m¨¢s, si se trata de asuntos de clases, deja claro cu¨¢les son sus ¨²nicos intereses: ¡°He estado implicado en la ayuda a refugiados y ojal¨¢ tuviese mucho m¨¢s tiempo para hacerlo¡±. Sobre la fama mantiene que de momento ha logrado dominarla sin que resulte t¨®xica. ¡°Sin embargo, a mis padres, que est¨¢n orgullosos de que tenga trabajo y me guste lo que hago, les preocupa. A mi madre, sobre todo. La fama es algo muy extra?o. De momento logro vivirla como una broma. Solo el verano pasado, en Grecia, con Rose, los paparazzi lograron irritarnos bastante. No nos dejaban en paz. Por lo dem¨¢s, en Londres o en otros sitios, lo llevo bien¡±.

Criado entre Londres y los Midlands, en el centro de Inglaterra, la afici¨®n al teatro de sus padres despert¨® su vocaci¨®n. Puestos a fijar un punto sin retorno en su amor por la escena, destaca un nombre propio: Samuel Beckett. ¡°Quise ser actor viendo Esperando a Godot¡±, explica. ¡°[Los personajes de] Estrag¨®n y Vladimir capturaron de tal manera mi atenci¨®n que nada volvi¨® a ser igual. Eran solo dos hombres hablando sobre un escenario, pero para m¨ª aquello fue una revelaci¨®n, genuina magia. Cambi¨® mi vida. En mi casa ¨ªbamos al teatro al menos una vez a la semana. O lo amabas o lo odiabas. Mi hermano lo odiaba. Yo lo amaba. Siempre he querido ser actor de teatro, pero despu¨¦s de ocho a?os en una serie no puedo decir lo mismo. Lo cierto es que he hecho muy pocas obras profesionales. El teatro requiere mucho tiempo y dedicaci¨®n y eso es algo que hasta ahora no he tenido. No descarto volver a estudiar, seguir de otra forma con mi formaci¨®n¡±.

De momento, Harington se ha metido en la piel de un presentador de televisi¨®n envuelto en un caso de pedofilia para la pel¨ªcula del canadiense Xavier Dolan The death and life of John F. Donovan (sin fecha de estreno en Espa?a, de momento), junto a Jessica Chastain, Natalie Portman y Susan Sarandon.

Y este noviembre estrena en la BBC uno de sus primeros proyectos como productor: Gunpowder, miniserie en la que irrumpe su ¨¢rbol geneal¨®gico. Interpreta a Robert Catesby, un lejano antepasado suyo que fue el cerebro de la Conspiraci¨®n de la P¨®lvora del 5 de noviembre de 1605, cuyo s¨ªmbolo fue el c¨¦lebre Guy Fawkes, al que tal vez identifiquen con la ubicua m¨¢scara del c¨®mic y la pel¨ªcula V de vendetta. Para celebrar el fracaso de aquella rebeli¨®n cat¨®lica, que planeaba hacer volar por los aires el parlamento, se encienden cada a?o en esa noche hogueras por toda Inglaterra. ¡°Ser¨ªa absurdo decir que lo hago porque es la historia de un antepasado, de verdad, no hay nada personal en este relato¡±, asegura.

Su agente entra en la habitaci¨®n con unas gafas reci¨¦n llegadas de la ¨®ptica. Harington se las prueba y pregunta si le quedan bien. ¡°?Son de oro!¡±, presume. Se las deja puestas para comprobar c¨®mo le queda la ropa elegida para la sesi¨®n de fotos para ICON Espa?a. Bromea con su estatura: ¡°Vale, me pongo el abrigo, pero si parezco un enano me lo quito¡±.

Entonces, se sube al sof¨¢ de la suite para verse de cuerpo entero en el espejo que corona la chimenea del cuarto. Como un ni?o que salta sobre los muebles de un palacio responde a una pregunta sobre su nula relaci¨®n con las redes sociales: ¡°Mi teor¨ªa es la siguiente: si los productores miran las redes sociales, y me consta que lo hacen, y otro actor tiene m¨¢s seguidores que yo, le contratar¨¢n a ¨¦l antes que a m¨ª. Pero si no tengo Instagram, al menos siempre les quedar¨¢ la duda. En realidad, lo que me ocurre es que no me gustan las redes sociales, ninguna, supongo que porque me preocupa bastante mi privacidad. Aunque pens¨¢ndolo bien y teniendo en cuenta los millones de seguidores que tiene Juego de tronos, seguramente lo que soy es un idiota por negarme¡±.

Finiquitado el mon¨®logo se baja del sof¨¢, alcanza su paquete de cigarrillos y abandona solemne la habitaci¨®n. Por mucho empe?o que le ponga, no deja la estela de un hombre sino la de un h¨¦roe con espada.

En todo el reportaje: maquillaje y peluquer¨ªa, Katya Thomas; asistentes de fotograf¨ªa, Benedikt Frank y Robert Willey; asistente de estilismo, Aar¨®n L¨®pez; t¨¦cnico digital, Phillipp Paulus.

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