Esta s¨ª fue una aut¨¦ntica revoluci¨®n
En una ¨¦poca de cambio medioambiental, las miradas de los expertos se vuelcan en el Neol¨ªtico, el periodo en el que la humanidad vivi¨® su transformaci¨®n m¨¢s radical
El Neol¨ªtico es el periodo m¨¢s importante de la historia y uno de los m¨¢s desconocidos por el gran p¨²blico. Con la adopci¨®n de la ganader¨ªa y la agricultura se crearon las primeras ciudades, naci¨® la aristocracia, la divisi¨®n de poderes, la guerra, la propiedad, la escritura, el crecimiento de poblaci¨®n¡ Surgieron, en pocas palabras, los pilares del mundo en el que vivimos. Las sociedades actuales son sus herederas directas: nunca ha tenido tanto sentido hablar de revoluci¨®n porque dio lugar a un mundo totalmente nuevo. Y tal vez fue tambi¨¦n el momento en el que empezaron los problemas de la humanidad, no las soluciones.
Sopesar si fue una desgracia o una suerte algo que ocurri¨® hace 10.000 a?os y que no podemos revertir puede resultar absurdo, pero es importante tratar de conocer c¨®mo se produjo aquel paso y saber si mejor¨® la vida de las poblaciones. El motivo es que fue entonces cuando la humanidad comenz¨® a transformar el medio ambiente para adaptarlo a sus necesidades, y cuando la poblaci¨®n de la tierra empez¨® a crecer exponencialmente, un proceso que no ha hecho m¨¢s que acelerarse desde entonces. Los estudios sobre el Neol¨ªtico se han multiplicado en los ¨²ltimos tiempos y no es casual: hoy vivimos el paso a una nueva era geol¨®gica, desde el Holoceno hasta el Antropoceno, un cambio planetario inmenso. De hecho, algunos estudiosos consideran que este salto arranc¨® en el Neol¨ªtico.
¡°El crecimiento demogr¨¢fico constante, que se encuentra todav¨ªa fuera de control, provoc¨® concentraciones humanas, tensiones sociales, guerras, crecientes desigualdades¡±, escribe el arque¨®logo franc¨¦s Jean-Paul Demoule, profesor em¨¦rito de la Universidad Par¨ªs I-Sorbona en su reciente ensayo Les dix mill¨¦naires oubli¨¦s qui ont fait l¡¯histoire. Quand on inventa l¡¯agriculture, la guerra et les chefs (Fayard, 2017) [Los diez milenios olvidados que hicieron historia. Cuando inventamos la agricultura, la guerra y los jefes]. ¡°Creo que es la ¨²nica verdadera revoluci¨®n de la historia de la humanidad¡±, explica por tel¨¦fono. ¡°La revoluci¨®n digital que estamos viviendo actualmente no es m¨¢s que una consecuencia a largo plazo de aquella. Pero curiosamente es la que menos se ense?a en la escuela. Arrancamos con las grandes civilizaciones, como si fuesen obvias, pero es muy importante preguntarse por qu¨¦ hemos llegado hasta aqu¨ª, por qu¨¦ tenemos gobernantes, ej¨¦rcitos, burocracia. Creo que en nuestro inconsciente no queremos hacernos esas preguntas¡±.
El cap¨ªtulo que el ensayista israel¨ª Yuval Noah Harari dedica al Neol¨ªtico en su c¨¦lebre libro Homo Sapiens. De animales a dioses (Debate, 2014), uno de los ensayos m¨¢s le¨ªdos de los ¨²ltimos a?os, se titula ¡®El mayor fraude de la historia¡¯. ¡°En lugar de anunciar una nueva era de vida f¨¢cil, la revoluci¨®n agr¨ªcola dej¨® a los agricultores con una vida por lo general m¨¢s dif¨ªcil y menos satisfactoria que la de los cazadores-recolectores¡±, escribe Harari. El antrop¨®logo de la Universidad estadounidense de Yale James C. Scott, profesor de estudios agr¨ªcolas, se pronuncia en un sentido parecido: ¡°Podemos decir sin problemas que viv¨ªamos mejor como cazadores-recolectores. Hemos estudiado cuerpos de zonas donde se estaba introduciendo el Neol¨ªtico y encontramos signos de estr¨¦s nutricional en agricultores que no hallamos en cazadores-recolectores. Es incluso peor en las mujeres, donde hemos identificado una clara falta de hierro. La dieta anterior era sin duda m¨¢s nutritiva. Tambi¨¦n encontramos muchas enfermedades que no exist¨ªan hasta que los humanos vivieron m¨¢s concentrados y con los animales. Adem¨¢s, siempre que se han producido asentamientos de poblaciones han estallado guerras¡±.
Scott se dio cuenta de que todas las ideas que ten¨ªa sobre el Neol¨ªtico estaban equivocadas mientras preparaba un curso sobre la domesticaci¨®n de las plantas y los animales. ¡°Pas¨¦ tres a?os estudiando todo lo que se hab¨ªa publicado, tratando de entender lo que hab¨ªa ocurrido realmente¡±, explica por tel¨¦fono desde su despacho. As¨ª escribi¨® Against the Grain: A Deep History of the Earliest States (Yale University Press, 2017) [Contra las semillas: una historia en profundidad de los primeros Estados], un libro que ha tenido un gran impacto en el mundo anglosaj¨®n. ¡°La versi¨®n que contamos en los colegios del Neol¨ªtico, de que aprendimos a domesticar las plantas y entonces creamos las ciudades y se acab¨® el hambre es falsa¡±, asegura Scott.
Los habitantes de las sociedades agr¨ªcolas sufr¨ªan m¨¢s estr¨¦s nutricional que los cazadores
Su lectura de aquel periodo es la m¨¢s revolucionaria y no todos los estudiosos coinciden con su interpretaci¨®n, pero s¨ª podemos hablar de un replanteamiento general de aquellos milenios, provocado entre otros motivos porque el estudio del ADN antiguo ha permitido conocer las poblaciones del pasado como nunca hasta ahora. En su ensayo, Scott sostiene que ya se utilizaba la agricultura o la irrigaci¨®n antes del nacimiento de los Estados, y que diferentes cat¨¢strofes, como las epidemias o la deforestaci¨®n y la salinizaci¨®n del suelo, hicieron que el Neol¨ªtico fuese un proceso de ida y vuelta, y que sociedades agr¨ªcolas diesen marcha atr¨¢s para volver a ser cazadores-recolectores. ¡°Durante 5.000 a?os pasaban de un estado a otro dependiendo de las condiciones clim¨¢ticas. Hubo mucha fluidez entre estas dos formas de vida¡±, se?ala.
Preguntado sobre si esto esconde lecciones para el presente, el profesor asegura que es una cuesti¨®n que le plantean todo el rato, pero que no quiere ¡°ser un profeta¡±. Como lector resulta muy dif¨ªcil abstraerse de esa tentaci¨®n: la idea de que el avance de la humanidad puede ser reversible si jugamos a los aprendices de brujo, al poner en marcha procesos que no somos capaces de controlar, resulta muy inquietante. Sobre todo porque vivimos un momento en el que estamos rodeados de fen¨®menos (desde los pl¨¢sticos en el mar hasta los avances en inteligencia artificial o el calentamiento global) cuyas consecuencias a largo plazo apenas empezamos a vislumbrar. Tampoco pod¨ªan hacerse una idea de la que se les ven¨ªa encima aquellas primeras poblaciones que dejaron el nomadismo para asentarse y vivir de la agricultura y la ganader¨ªa.
Otros libros publicados recientemente que ponen en cuesti¨®n algunas verdades adquiridas sobre el neol¨ªtico son La forja gen¨¦tica de Europa. Una nueva visi¨®n del pasado de las poblaciones humanas (Universitat de Barcelona Edicions, 2018), del genetista espa?ol Carles Lalueza-Fox, profesor de investigaci¨®n en el Instituto de Biolog¨ªa Evolutiva (CSIC-UPF), y Les chemins de la protohistoire. Quand l¡¯Occident s¡¯¨¦veillait (Odile Jacob, 2017) [Los caminos de la protohistoria. Cuando Occidente se despertaba], de Jean Guilaine, que a sus 81 a?os es un referente de los estudios de la prehistoria en Europa y que actualmente es profesor em¨¦rito del Coll¨¨ge de France. ¡°El Neol¨ªtico nos ha dejado un mensaje claro: un entorno natural transformado y bien regulado puede alimentar un gran n¨²mero de bocas¡±, explica Guilaine. ¡°Pero este mensaje sublime ha sido tambi¨¦n pervertido por el hombre, ¨¢vido de dominar a sus semejantes: explotaci¨®n irracional del medio, acumulaci¨®n de semillas, desigualdades sociales, esp¨ªritu de supremac¨ªa sobre los m¨¢s d¨¦biles. La esperanza de una sociedad en armon¨ªa con la nueva econom¨ªa fracas¨® por el rechazo a compartir¡±.
Los historiadores siguen buscando respuestas a muchas preguntas; la primera de ellas consiste en saber por qu¨¦ se invent¨® la agricultura si nos aliment¨¢bamos mejor cuando ¨¦ramos cazadores-recolectores. Lo que est¨¢ claro es que coincidi¨® con un periodo de calentamiento global del planeta tras la ¨²ltima glaciaci¨®n, hace unos 10.000 a?os, y que se trat¨® de un proceso gradual que se dio en diferentes puntos a la vez y que desembocar¨ªa en algunos lugares, como Europa, en el florecimiento de civilizaciones como la etrusca o la romana. A la introducci¨®n de la agricultura y la ganader¨ªa siguieron el trabajo con los metales, la fundaci¨®n de ciudades, el surgimiento de aristocracias¡ ¡°El Neol¨ªtico es la gran revoluci¨®n que inaugura nuestro mundo hist¨®rico¡±, asegura Guilaine. ¡°Es un periodo sobre el que tenemos muchos datos, pero que se explica mucho peor que otros momentos. Nos gusta m¨¢s ense?ar los or¨ªgenes del hombre, porque plantea problemas filos¨®ficos, o las civilizaciones de la antig¨¹edad, consideradas brillantes a causa de sus logros arquitect¨®nicos. Podemos encontrar impresionantes las pir¨¢mides o el Parten¨®n, ?pero qu¨¦ representan si los comparamos con el paso de toda la humanidad a la agricultura?¡±.
Ya casi nadie cree que hubiese una ¨²nica revoluci¨®n neol¨ªtica que estall¨® en Oriente Pr¨®ximo con la domesticaci¨®n del trigo y que de ah¨ª se propag¨® a todo el planeta. La idea m¨¢s extendida es que hubo varios puntos de partida m¨¢s o menos simult¨¢neos, en China con el arroz o en Am¨¦rica con el ma¨ªz. En cambio, s¨ª existe la certeza, gracias a la gen¨¦tica, de que a Europa lleg¨® a trav¨¦s de migraciones de los primeros campesinos, en un momento de grandes movimientos de poblaci¨®n.
¡°Si algo es el Neol¨ªtico es un movimiento de personas desde Oriente Pr¨®ximo, porque es un tipo de econom¨ªa que provoc¨® un crecimiento demogr¨¢fico que hasta entonces no exist¨ªa¡±, se?ala Carles Lalueza-Fox, cuyo libro recoge d¨¦cadas de avances en las investigaciones gen¨¦ticas. Estas t¨¦cnicas ¡°han supuesto un cambio revolucionario¡±, explica, ¡°porque ahora estamos en disposici¨®n de estudiar el genoma de los protagonistas de los acontecimientos del pasado. Cuando nos interrogamos si un horizonte cultural u otro implic¨® migraciones de personas o movimientos de ideas, ahora podemos preguntarles directamente a las personas que vivieron dichos procesos¡±.
Eva Fern¨¢ndez-Dom¨ªnguez, profesora asociada del Departamento de Arqueolog¨ªa de la Universidad de Durham (Reino Unido), donde dirige el laboratorio de ADN arqueol¨®gico, y experta en el proceso de transici¨®n al Neol¨ªtico en la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y Oriente Pr¨®ximo, explica as¨ª los nuevos caminos que ha abierto el estudio de ADN antiguo: ¡°A trav¨¦s de la arqueolog¨ªa podemos saber si las poblaciones eran cazadoras-recolectoras o agr¨ªcolas-ganaderas, mediante el estudio de los restos arqueozool¨®gicos y arqueobot¨¢nicos del yacimiento, de la tipolog¨ªa l¨ªtica (t¨¦cnica y estilo de fabricaci¨®n de herramientas), del tipo de asentamiento. Sin embargo, estas t¨¦cnicas no poseen la suficiente resoluci¨®n para decirnos c¨®mo se ha producido el proceso de transici¨®n; es decir, si grupos locales de cazadores-recolectores aprendieron a cultivar o si la agricultura ha sido llevada por inmigrantes desde otras regiones, y si dichos inmigrantes sustituyeron completamente a la poblaci¨®n aut¨®ctona o se mezclaron con ella y en qu¨¦ proporci¨®n. Este tipo de informaci¨®n es ¨²nicamente accesible a trav¨¦s de la gen¨¦tica. Gracias a las nuevas t¨¦cnicas de secuenciaci¨®n masiva, poseemos hoy d¨ªa una buena representaci¨®n de la informaci¨®n gen¨¦tica de los individuos involucrados en el proceso de transici¨®n al Neol¨ªtico¡±.
Un caso apasionante que ilustra c¨®mo se fue asentando el Neol¨ªtico es el de la cer¨¢mica campaniforme, que se expandi¨® por gran parte de Europa durante la Edad del Bronce, hace unos 4.900 a?os. A partir de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, concretamente del estuario del Tajo, alcanz¨® el norte y el este de Europa, las islas Brit¨¢nicas, pero tambi¨¦n Sicilia y Cerde?a. Adem¨¢s de en Portugal y Espa?a, esta cer¨¢mica, que no se asocia a un uso cotidiano, sino ritual, ha aparecido en Francia, Italia, Reino Unido (incluyendo Escocia), Irlanda, Holanda, Alemania, Austria, Rep¨²blica Checa, Eslovaquia, Polonia, Dinamarca, Hungr¨ªa y Rumania. ¡°Su escala geogr¨¢fica no tiene precedentes en el continente hasta la llegada de la Uni¨®n Europea¡±, escribe Lalueza-Fox en su ensayo. Salvando todas las distancias, su alcance geogr¨¢fico se podr¨ªa comparar con el de un Ikea del final de la prehistoria.
Durante d¨¦cadas exist¨ªan dos teor¨ªas enfrentadas: la cer¨¢mica hab¨ªa llegado con poblaciones que migraban o hab¨ªa existido alg¨²n tipo de transmisi¨®n oral. A lo largo del a?o 2016, los equipos del Instituto de Biolog¨ªa Evolutiva del CSIC, junto a los de Wolfgang Haak, del Instituto Max Planck, y David Reich, que dirige en Harvard un laboratorio gen¨¦tico y que acaba de publicar el ensayo Who We Are and How We Got Here: Ancient DNA and the New Science of the Human Past (Pantheon, 2018) [Qui¨¦nes somos y c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª: el ADN y la nueva ciencia del pasado humano], analizaron muestras de individuos que pertenecieron a esta cultura, recogidas por todo el continente. ¡°Descubrimos que no estaba asociado a movimientos de genes y, por tanto, de personas, sino que se trataba del primer ejemplo de difusi¨®n masiva de ideas¡±, explica Lalueza-Fox. Posteriormente s¨ª se produjo un movimiento masivo de poblaci¨®n hacia las islas Brit¨¢nicas, que llev¨® esa cultura y que, de hecho, reemplaz¨® a las poblaciones que exist¨ªan entonces.
El Neol¨ªtico arranc¨® hace unos 10.000 a?os, en un periodo de calentamiento global
Ese periodo es especialmente importante porque es a partir de ese momento cuando comienzan a aparecer signos arqueol¨®gicos claros de la existencia de una aristocracia y, por tanto, de desigualdades sociales. ¡°Es un momento cr¨ªtico de cambio social, caracterizado por la emergencia de una clase aristocr¨¢tica guerrera que perdura m¨¢s all¨¢ de la propia cultura¡±, escribe el investigador catal¨¢n en su ensayo.
Ni la gen¨¦tica ni la arqueolog¨ªa han logrado todav¨ªa desvelar todos los misterios cruciales que oculta ese periodo. Tambi¨¦n lleg¨® entonces a Europa el indoeuropeo, del que derivan lenguas que habla la mitad de la poblaci¨®n del mundo, un proceso sobre el que todav¨ªa existe un intenso debate. La ¨²nica certeza es que aquella revoluci¨®n remota lo cambi¨® todo y que todav¨ªa no ha acabado.
Las lecciones que oculta pueden ser muy ¨²tiles para un presente en el que la humanidad est¨¢ llevando la naturaleza y sus recursos al l¨ªmite de sus posibilidades.
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