La primavera de Managua
Ortega ha logrado reelegirse con fraudes repetidos, visti¨¦ndose con los ropajes de la democracia electoral y el equilibrio de poderes
Los ¨²ltimos d¨ªas hemos asistido a la tragedia nicarag¨¹ense actuada y transmitida en vivo por estudiantes y ciudadanos que perdieron el miedo a la dictadura. Con piedras y palos se enfrentaron a una polic¨ªa que dispara a matar, y a turbas sandinistas que siguiendo la mejor pr¨¢ctica de los colectivos de Maduro, no han dudado en agredir y saquear.
Ante tal escenario, es imposible que no recordemos la ilusi¨®n de hace cuatro d¨¦cadas, cuando el pueblo de Nicaragua derroc¨® a la estirpe sangrienta de los Somoza. En 1979 concluy¨® una guerra civil que abri¨® las puertas a una revoluci¨®n democr¨¢tica para dejar atr¨¢s una historia de dictaduras. Sin embargo, ese camino fue abandonado por los sandinistas que quisieron un Estado a la sovi¨¦tica y establecieron una alianza con la URSS.
La reacci¨®n interna y externa no se hizo esperar. La ciudadan¨ªa nicarag¨¹ense, que esperaba democracia, no acept¨® el partido ¨²nico y Ronald Reagan decidi¨® financiar la contrarrevoluci¨®n, sumi¨¦ndose el pa¨ªs centroamericano en una d¨¦cada de conflicto armado.
Al acabar la Guerra Fr¨ªa, Daniel Ortega y sus seguidores entendieron que no pod¨ªan mantener el poder, entreg¨¢ndolo a Violeta Chamorro. Tras a?os de gobiernos civiles el Ej¨¦rcito sandinista acept¨® transformarse en el Ej¨¦rcito de la naci¨®n, el FSLN abandon¨® su pr¨¢ctica guerrillera y compiti¨® sin ¨¦xito en elecciones, hasta llegar de nuevo al poder por v¨ªa de las urnas, con solo el 38% de los votos.
A la traici¨®n al deseo democr¨¢tico de los a?os setenta, se sum¨® ahora la infidelidad al ideal de la democracia representativa. Manipulando las leyes electorales, Ortega ha logrado reelegirse con fraudes repetidos, visti¨¦ndose con los ropajes de la democracia electoral y el equilibrio de poderes.
Lo cierto es que mantiene bajo su control directo al organismo electoral, al poder legislativo y a los ¨®rganos judiciales. Bajo el disfraz democr¨¢tico se esconde el autoritarismo, tal como lo relata la consigna callejera estudiantil: ¡°Ortega y Somoza son la misma cosa¡±.
La ciudadan¨ªa lanzada a la protesta, adversa a reformas de la seguridad social, agresiones a las reservas naturales, pero ante todo es una rebeli¨®n que confirma que lo reprimido siempre retorna. La farsa de representar al pueblo se ha derrumbado y la gente afirma haber perdido el miedo. La primavera de Managua revela que la mitolog¨ªa sandinista carece de significaci¨®n para los veintea?eros, que han crecido bajo la mentira de un r¨¦gimen que ya no puede ocultar su naturaleza detr¨¢s de simbolog¨ªas esot¨¦ricas.
M¨¢s de 30 muertos en una semana, la invasi¨®n a la catedral, el asalto a la sede de la Universidad Polit¨¦cnica, la censura a los medios y el asesinato de periodistas, han dejado desnudo al dictador.
Constantino Urcuyo Fournier es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica en la Universidad de Costa Rica y director acad¨¦mico del Centro de Investigaci¨®n y Adiestramiento Pol¨ªtico Administrativo (CIAPA).
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