El v¨ªdeo mat¨® a la estrella de la radio
El hurto del supermercado lleva a Cifuentes al l¨ªmite infranqueable del rid¨ªculo y el escarnio
El v¨ªdeo mat¨® a la estrella de la radio. Igual que la pegadiza canci¨®n de The Buggles, Cristina Cifuentes ha terminado expuesta a la ferocidad de la tecnolog¨ªa. Un v¨ªdeo viral que la identifica robando unas cremas en un ¡°h¨ªper¡± representa el l¨ªmite definitivo la tolerancia. Y el ocaso de la estrella, no por la gravedad estricta de la fechor¨ªa, sino porque la obstinaci¨®n con que se resiste a dimitir se ha encontrado ahora con el contratiempo de un est¨ªmulo humillante.
Y humillantes son las im¨¢genes en su sordidez y en su prosa¨ªsmo. No hubo denuncia. Y el ¡°delito¡± habr¨ªa prescrito a los diez minutos, pero la ejemplaridad de la que presum¨ªa Cifuentes y el escarnio planetario que ha originado el v¨ªdeo del supermercado de Vallecas malogran cualquier pretensi¨®n de alcanzar la orilla del 2 de mayo como presidenta de la Comunidad de Madrid. Es un problema de verg¨¹enza y de credibilidad. Cifuentes no puede arrastrar la reputaci¨®n del Gobierno de Madrid por el camino del vodevil.
Impresiona el desenlace no s¨®lo en su vertiente tragic¨®mica, sino en la trayectoria de un partido, el Popular, abrumado en los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n ¡ªP¨²nica, G¨¹rtel¡ª y de financiaci¨®n irregular. Cifuentes ha sido sorprendida sustrayendo... unas cremas. Nada que ver con una cuenta en Suiza ni con una tesorer¨ªa paralela, pero el valor simb¨®lico de la a?agaza y la nefasta coyuntura convierten la trama en un l¨ªmite insoportable.
Podr¨¢ decirse que el v¨ªdeo lo ha exhumado el CNI. Que proviene, seguramente, de los archivos secretos del comisario Villarejo. Que es un ajuste de cuentas de los medios hostiles a la presidenta. O que lo ha puesto en ¨®rbita Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa como remedio a la pasividad marianista. O que lo ha divulgado la abstracci¨®n del fuego amigo en el umbral del akelarre.
Cualquiera de las teor¨ªas es discutible y veros¨ªmil, pero no estar¨ªamos hablando de la oportunidad si el hurto del Eroski no se hubiera producido. Otra cuesti¨®n es reconocer que el historial de Cifuentes debe resultar bastante aseado cuando el mejor argumento que se ha encontrado para apurar el golpe de gracia consiste en identificarla ocultando unos productos de belleza y exponi¨¦ndose al cacheo de un ¡°segurata¡±.
Con Cifuentes no ha acabado la corrupci¨®n may¨²scula. Lo han hecho la soberbia, el encubrimiento, la mentira y el rid¨ªculo. La gesti¨®n del m¨¢ster fantasma hab¨ªa degenerado en un ejercicio de resistencia insostenible y en una amenaza a la fortaleza de Madrid, pero la frivolidad del v¨ªdeo contiene un efecto catastr¨®fico, sobre todo porque es el embri¨®n de una monta?a de memes, chanzas, chascarrillos y crueldades que caricaturizan a la presidenta y que le hacen exponerse a la sombra de su propio pasado, subestimando que las ca?er¨ªas del Estado nunca duermen y que los dosieres esperan el momento de su despertar.
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