Chance

La otra noche, como no ten¨ªa disponible ning¨²n nuevo episodio de The Terror o Homeland, volv¨ª a ver Bienvenido, Mr. Chance, la pel¨ªcula que dirigi¨® Hal Ashby en 1979. Les recuerdo quiz¨¢ innecesariamente su argumento, basado en la novela de Jerzy Kosinski. Chance (interpretado en estado de gracia por Peter Sellers, un a?o antes de morir) es un jardinero muy corto de luces, que a su edad adulta no sabe leer ni escribir, nunca ha subido a un coche ni viajado en avi¨®n y permanece virgen como un ni?o peque?o en todos los sentidos de la palabra. Su ¨²nica pasi¨®n es ver televisi¨®n, cualquier canal, a cualquier hora. Obligado a dejar la casa en la que vivi¨® toda su vida por muerte del propietario, un afortunado accidente le gana la protecci¨®n de un influyente millonario y su esposa. En esa elevada compa?¨ªa, las simplezas y monos¨ªlabos con que responde al tunt¨²n a las preguntas que le hacen le gana fama de sabio, incluso ante el presidente de EE?UU y otros pr¨®ceres. Cuanto m¨¢s astuto cree ser quien le trata, mejor queda enga?ado por los imaginarios sobrentendidos de sus frases profundas de puro vac¨ªas.

El ejemplo de Chance impulsa a la mayor¨ªa de los pol¨ªticos a no decir en p¨²blico m¨¢s que frases hechas o mandar tuits convencionales: arriesgan menos y ya se encargar¨¢n los oyentes o la prensa de llenar de contenido esas bobadas. Dar explicaciones le hace a uno vulnerable. En cambio, repetir un t¨®pico puede dar fama de genio entre quienes creen que entienden cuando les cuentan lo que saben. La pel¨ªcula de Hal Ashby acaba con Chance andando sobre las aguas de un lago, sencillamente porque ignora que se puede hundir. A m¨ª me recuerda bastante a Mariano Rajoy...