Los pantalones de Zidane
Muchos se habr¨¢n extra?ado de que el entrenador del Madrid usase palabras tan vulgares
Cu¨¦ntase entre periodistas el chascarrillo de que el arzobispo de Canterbury arrib¨® a Nueva York en un viaje oficial, y que un reportero le pidi¨® su opini¨®n sobre la notable presencia de prostitutas en aquella ciudad estadounidense. El primado de la iglesia anglicana se sorprendi¨® por la pregunta y, quiz¨¢s con la intenci¨®n de tomarse unos segundos para pensar una contestaci¨®n, respondi¨®: ¡°?Ah, pero hay prostitutas en Nueva York?¡±. Al d¨ªa siguiente, un diario local public¨®: ¡°El arzobispo de Canterbury pregunta si hay prostitutas en Nueva York, nada m¨¢s llegar a la ciudad¡±.
La an¨¦cdota se suele datar unas veces en 1905 y otras en 1911, pero cabe la posibilidad de que jam¨¢s ocurriera. Sin embargo, ilustra muy bien lo que sucede cuando se ofrece al p¨²blico la contestaci¨®n de alguien y se silencia la pregunta que se le formul¨®, porque esta omisi¨®n altera ante el lector el sentido de la respuesta a pesar de que se reflejen con toda fidelidad las palabras pronunciadas.
Algo muy parecido sucedi¨® esta semana cuando diversos medios espa?oles (radio, televisi¨®n, Internet y prensa) reprodujeron unas declaraciones del entrenador del Madrid, Zinedine Zidane, en las que afirmaba durante una rueda de prensa previa al partido de ida ante el temible Bayern M¨²nich: ¡°Nosotros no nos vamos a cagar en los pantalones, no existe eso, nos gusta jugar estos partidos¡±.
Muchos telespectadores, radioyentes y lectores se habr¨¢n extra?ado de que un entrenador que suele expresarse con correcci¨®n y buenas maneras usase palabras tan vulgares, cuando le habr¨ªa bastado se?alar con mayor elegancia: ¡°Nosotros no vamos a tener miedo al Bayern M¨²nich¡±.
Seguramente el p¨²blico habr¨¢ interpretado que la expresi¨®n ¡°no nos vamos a cagar en los pantalones¡± fue pronunciada por Zidane de repente en la rueda de prensa y por propia iniciativa, lo que constituir¨ªa una vulgarizaci¨®n repentina del di¨¢logo, quiz¨¢s una falta de respeto a sus interlocutores. Porque con ella descend¨ªa varios escalones en el registro formal de toda rueda de prensa.
Sin embargo, no fue ¨¦l quien introdujo esa locuci¨®n en el di¨¢logo, sino un periodista. Y ¨¦ste, a su vez, lo hizo citando lo que hab¨ªa declarado 16 a?os atr¨¢s Hasan Salihamidzic, jugador bosnio del Bayern, quien dijo tras el partido disputado en M¨²nich ante el Real Madrid en abril de 2002: ¡°En el segundo tiempo mostramos que si se les presiona se cagan en los pantalones¡±. A Zidane le hizo gracia la expresi¨®n recordada por el periodista, se rio con ella y la repiti¨® en su respuesta.
Muchos trabajos period¨ªsticos se basan en tomar declaraciones de alguien y exponerlas (tras cortar y pegar) como si formaran parte de un discurso decidido y estructurado por el entrevistado. Sin embargo, a menudo esas expresiones no responden al deseo del personaje de abordar un asunto, ni determinadas palabras han sido activadas por ¨¦l, sino que se relacionan con las interrogantes planteadas. Se trata de una t¨¦cnica leg¨ªtima si se aplica con talento y con respeto ¨¦tico, pero en ciertas ocasiones favorece la manipulaci¨®n, sea ¨¦sta inconsciente o voluntaria.
Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, que llegado cierto momento decidi¨® no conceder m¨¢s entrevistas, se quejaba de los redactores que preguntan y preguntan a un personaje con la sola intenci¨®n de que acabe diciendo lo que no piensa. Es muy probable que conociera la an¨¦cdota del arzobispo de Canterbury.
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