Francia analiza sus fantasmas antisemitas

Que en Francia hay un problema de antisemitismo es algo que casi nadie discute. Y que preocupa. Lo que divide a Francia es el origen y razones de este antisemitismo. La pol¨¦mica comenz¨® con un Manifiesto contra el nuevo antisemitismo publicado el domingo 22 en Le Parisien. En ¨¦l, 250 intelectuales, artistas y pol¨ªticos ¡ªel expresidente conservador Nicolas Sarkozy, pero tambi¨¦n los socialistas Bernard Cazeneuve, Jack Lang o Manuel Valls¡ª denuncian una ¡°depuraci¨®n ¨¦tnica silenciosa¡± que achacan a la ¡°radicalizaci¨®n islamista¡± de parte de la comunidad musulmana. Y se?alan a sectores de la izquierda que, afirman, no quieren, o no les interesa, ver el problema. Es el ¡°antisemitismo de una parte de la izquierda radical que ha encontrado en el antisionismo la excusa para transformar a los verdugos de los jud¨ªos en v¨ªctimas de la sociedad. Porque la bajeza electoral calcula que el voto musulm¨¢n es diez veces superior al voto jud¨ªo¡±. Aunque el manifiesto est¨¢ firmado por algunos imanes, ha indignado a la comunidad musulmana.

Una treintena de imanes respondi¨® en otra tribuna en Le Monde, llamando ¡°a los intelectuales y pol¨ªticos a dar muestra de un mayor discernimiento¡± y no contribuir a reforzar ¡°estereotipos bien grabados en los esp¨ªritus¡±. Porque, advierten, ¡°algunos ya han visto una ocasi¨®n esperada para incriminar a toda una religi¨®n¡±. Mientras, el soci¨®logo Michel Wieviorka advert¨ªa desde Lib¨¦ration que el manifiesto ¡°reduce el antisemitismo contempor¨¢neo en Francia al islam o a un cierto islam y al apoyo que le aportar¨ªan algunas facciones de la izquierda¡±, pero ¡°ignora lo que pasa fuera de Francia, en Polonia, Hungr¨ªa o Austria, donde el resurgimiento del fen¨®meno se debe poco, o nada, a una presencia musulmana¡±. ¡°?Es Francia inmune a esas tendencias?¡±, se pregunta. Recuerda que algunas editoriales han querido publicar obras de escritores antisemitas como los panfletos de C¨¦line, aunque suspendi¨® el proyecto. Pero otra editorial, Fayard, public¨® el diario del arquitecto de Hitler, Albert Speer, ¡°sin la menor distancia cr¨ªtica¡±, como lament¨® Le Monde.