Una quietud de cementerio
Vivimos en la era de los pol¨ªticos pasmados. Ahora mismo hay tantas cosas graves que nadie soluciona, tanta paralizaci¨®n, que todo empieza a pudrirse.
COMO MUCHOS de mis lectores saben, los art¨ªculos de este suplemento se escriben 15 d¨ªas antes de ser publicados. Yo lo suelo advertir cuando rozo un tema de actualidad, porque en dos semanas podr¨ªa ocurrir de todo. Pero hoy me he dado cuenta, acongojada, de que cada vez va haciendo menos falta avisar, porque ¨²ltimamente nunca pasa nada. Estamos atrapados en el maldito D¨ªa de la Marmota. ?Recuerdan la pel¨ªcula? Bill Murray se despertaba cada ma?ana con la inacabable repetici¨®n de la misma jornada, el d¨ªa de un est¨²pido festival folcl¨®rico en el que una marmota predice la climatolog¨ªa de todo el a?o por la manera en que sale de la hibernaci¨®n.
Estos largos a?os de pasividad total est¨¢n dando sus frutos, y no en la resoluci¨®n de los conflictos, sino en el contagio, o sea, en un proceso de 'marmotizaci¨®n' universal
Pues bien, yo empiezo a sentirme igual, en un bucle perfecto de d¨ªas id¨¦nticos. Y no soy la ¨²nica: Sol Gallego tambi¨¦n se refiri¨® al filme hace un par de semanas. La inacci¨®n nos va calando a todos como una lluvia ¨¢cida, nos corroe, nos oxida, nos amarmota. Por ejemplo, abro todos los d¨ªas los peri¨®dicos para enterarme de c¨®mo va la cosa en Catalu?a y resulta que simplemente no va. No se menea, vaya. Por no mencionar el caso Cifuentes, que fue un perfecto ejemplo de la praxis marmotil, esto es, de la par¨¢lisis, hasta que nos sac¨® de ah¨ª la rocambolesca y surrealista jugada de las cremas, quiz¨¢ facilitada por los fontaneros de su propio partido (se dir¨ªa que el ¨²nico sector activo en este pa¨ªs es la cloaca).
Como se?alaba Carlos Y¨¢rnoz en uno de sus art¨ªculos de opini¨®n, ha tenido que venir a Espa?a el ex primer ministro franc¨¦s Valls para decir ¡°que no entiende por qu¨¦ es la Sociedad Civil Catalana y no el Gobierno quien acude a Alemania a explicar a la prensa lo que ocurre en Catalu?a¡±. Yo s¨¦ la raz¨®n: es un problema fatal de marmotismo. En la pel¨ªcula se ve que, cuando sacan al roedor de su madriguera, el pobre bicho est¨¢ todav¨ªa sopa y con ganas de seguir roncando tan tranquilo. Pues bien, yo dir¨ªa que su expresi¨®n ausente y aturdida (en realidad, dormida), tiene un parecido extraordinario con la de Rajoy. Nuestro hombre hiberna frente a los problemas. Se dir¨ªa que ha decidido cultivar la inmovilidad absoluta, quiz¨¢ con la infantil y m¨¢gica esperanza de que las dificultades se resuelvan por s¨ª solas (o, en palabras de la marmota: cuando me despierte, la nieve se habr¨¢ derretido).
Pero lo peor es que estos largos a?os de pasividad total est¨¢n dando sus frutos, y no en la resoluci¨®n de los conflictos, sino en el contagio, o sea, en un proceso de marmotizaci¨®n universal. Vivimos en la era de los pol¨ªticos pasmados. A¨²n peor: el pasmo no s¨®lo afecta a los pol¨ªticos. Volvamos por un instante al maldito m¨¢ster; aunque desde muy pronto aparecieron en la prensa los nombres de las profesoras que supuestamente firmaron las actas, transcurrieron bastantes d¨ªas antes de que ellas denunciaran las falsificaciones. Yo no s¨¦ qu¨¦ habr¨¢ ocurrido ah¨ª, pero la demora es tal que cabr¨ªa sospechar que estaban presionadas o asustadas. Pues bien, no veo que la gente se escandalice ante esa preocupante hip¨®tesis. Lo cual nos lleva a la Universidad espa?ola, que todav¨ªa arrastra demasiados caciquismos, amiguismos y machismos, am¨¦n de pintorescos usos esclavistas. Porque esclavitud parece que la cuarta parte de los profesores universitarios de este pa¨ªs, los llamados asociados, den seis horas de clases m¨¢s seis horas de tutor¨ªa a la semana por un sueldo de 549 euros al mes (en Valencia, 497 euros). A muchos no les llega ni para el transporte. Y no tienen plaza fija.
S¨¦ bien que hay universidades modernas, rigurosas y muy competitivas. Pero a¨²n queda bastante mugre en el sector. Y lo m¨¢s triste es que estamos hablando de la educaci¨®n superior, que es una de nuestras principales v¨ªas al futuro. Sin embargo, luego llega la Conferencia de Rectores y da una rueda de prensa cuando el caso Cifuentes y ?qu¨¦ hacen? Echar balones fuera y caer en el corporativismo. Es decir, marmotear. Esto es s¨®lo un ejemplo, pero podr¨ªan citarse muchos m¨¢s. Ahora mismo hay tantas cosas graves en nuestro pa¨ªs que nadie soluciona, tantas decisiones sin tomar, tanta paralizaci¨®n en la administraci¨®n y la gesti¨®n que todo empieza a pudrirse. La pasividad nos est¨¢ devorando y, si no le ponemos remedio, pronto se convertir¨¢ en una quietud de cementerio.?
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