La violencia inveros¨ªmil
No s¨¦ si hay que cambiar c¨®digos, pero hay que exigir jueces y polit¨®logos sensatos
La historia es de cuando hab¨ªa mucha confianza en el sistema judicial. Un hombre iba a juicio por haber blasfemado, y se defend¨ªa: ¡°Yo me limit¨¦ a decir: ¡®Manolo, por favor, no me eches m¨¢s plomo derretido por la espalda, que me est¨¢s quemando¡±.
La verosimilitud y la violencia siguen de gran actualidad en Espa?a. No solo en las sentencias judiciales, sino en el debate intelectual. Todo comenz¨® con un presunto golpe de Estado y acab¨®, aunque solo moment¨¢neamente, con una violaci¨®n en un portal de Pamplona. Por partes: un tribunal del Estado alem¨¢n de Schleswig-Holstein ha dicho que la mayor¨ªa independentista de la C¨¢mara catalana no us¨® la violencia para imponer su voluntad a los partidarios de la Constituci¨®n a primeros de septiembre. A esa tesis se ha sumado entusiasta el polit¨®logo Ignacio S¨¢nchez Cuenca desde el digital ctxt para contradecir las tesis de Santos Juli¨¢ a favor de que esos d¨ªas se produjo un intento de golpe de Estado.
Salvando las distancias, que las hay, la sentencia de otro tribunal, este navarro, ha provocado un enorme movimiento de disenso porque tambi¨¦n ha considerado que no hab¨ªa violencia en los cinco tipos que arrinconaron en un portal oscuro a una joven que estaba sola e indefensa. A los defensores de la autollamada La Manada, y quiz¨¢s al redactor de la sentencia, les ha faltado decir que los cinco valientes dijeron algo as¨ª como: ¡°Perm¨ªtanos que la violemos, por favor¡±.
En septiembre, en el Parlament de Catalu?a, una mayor¨ªa parlamentaria (en esca?os, pero no en votos) se impuso a una minor¨ªa para desproveerla de sus derechos. Hicieron algo que solo los nazis hab¨ªan osado hacer antes: dejar a sus adversarios pol¨ªticos reducidos al silencio. A base de utilizar una mayor¨ªa precaria para obtener unos resultados definitivos. Sin violencia: ¡°Se?ores de la minor¨ªa, ?les importa que les quitemos sus derechos?¡±.
?Eso no es violencia? ?No es violencia la intimidaci¨®n de la mayor¨ªa sobre la minor¨ªa para privarla de sus derechos? Quiz¨¢s el polit¨®logo no ha le¨ªdo atentamente todo lo que se habl¨® y se decidi¨® en el Parlament, pero quienes intentaron abusar de su escueta mayor¨ªa para conseguir una rep¨²blica eterna en diez minutos estaban pisoteando clamorosamente los derechos de fuerzas tan diferentes ideol¨®gicamente como PP, PSC y Ciudadanos. En el portal de Pamplona hubo una mayor¨ªa a¨²n m¨¢s clara de cinco contra una. Hasta el m¨¢s tonto de los polit¨®logos habr¨ªa percibido lo inveros¨ªmil de alguna valoraci¨®n.
No s¨¦ si hay que cambiar c¨®digos, pero hay que exigir jueces y polit¨®logos sensatos.
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