F¨¢brica de naciones
De instrumento de comunicaci¨®n, el idioma pasa entonces a ser llave de un poder pol¨ªtico ileg¨ªtimo
En una conferencia pronunciada hace a?os, un inteligente polit¨®logo catal¨¢n ya desaparecido quiso aclarar ante su auditorio alicantino qu¨¦ era lengua nacional. Ejemplo, el uso generalizado del catal¨¢n, perceptible por cualquier visitante de Barcelona. Luego el catal¨¢n era la lengua nacional. Al poco a?adi¨®: I ara com estem a Alacant vaig a parlar en catal¨¤. Es decir, daba lo mismo que el catal¨¢n fuese minoritario en Alicante: al pertenecer a los Pa¨ªses Catalanes la prioridad del catal¨¢n como idioma nacional deb¨ªa quedar asegurada.
En ese sentido, cabe admitir que existe un riesgo pol¨ªtico y cultural no desde?able ante estrategias tendentes a invertir la situaci¨®n vigente en Espa?a de pluralismo ling¨¹¨ªstico jerarquizado. Durante la Transici¨®n, el argumento para Catalu?a era que la ¡°normalizaci¨®n ling¨¹¨ªstica¡±, la preeminencia del idioma llamado propio, facilitar¨ªa la integraci¨®n democr¨¢tica al compensar el desgaste sufrido bajo el franquismo. Hoy vemos que no ha sido as¨ª y que el resultado consisti¨® en la acentuaci¨®n de las distancias culturales y pol¨ªticas, empujando al enfrentamiento con Espa?a. Cuando la presi¨®n perif¨¦rica sobre el tema se intensifica en el Pa¨ªs Valenciano, Baleares, e incluso en Asturias, conviene abordar el tema, y no precisamente en blanco y negro.
La primera falacia a desterrar es que cualquier canalizaci¨®n normativa de tal presi¨®n supone un retorno al franquismo. M¨¢s bien se tratar¨ªa de adecuaci¨®n al entorno europeo. El ejemplo catal¨¢n prueba que el riesgo no reside en fomentar y cooficializar una lengua propia, sino en autorizar que se ponga en marcha un proceso de desplazamiento normativo del espa?ol. Titular en dos idiomas, ning¨²n problema; sancionar a quien no use la llamada lengua propia, u otorgarle prioridad absoluta, no. Es el caso del catal¨¢n y los m¨¦dicos en Baleares; como m¨¦rito, bien; garant¨ªa de monopolio por exclusi¨®n, inaceptable. En un tiempo de dif¨ªcil acceso al mercado de trabajo, semejante exclusividad sirve solo para cercenar los derechos del conjunto de los trabajadores e ir constituyendo una elite aut¨®ctona que por propio inter¨¦s se orienta a asentar una identidad pol¨ªtica excluyente sobre tal privilegio.
De instrumento de comunicaci¨®n, el idioma pasa entonces a ser llave de un poder pol¨ªtico ileg¨ªtimo al socavar el principio de igualdad entre los ciudadanos. En suma, construya quienquiera su naci¨®n, pero como proceso end¨®geno, no frente a un Estado democr¨¢tico, respetuoso del pluralismo. S¨ª a la plurinacionalidad existente, incluido pleno esporpolle (bable) de los rasgos culturales propios; no la ampliada hasta la disgregaci¨®n. Ser¨ªa necesario que el PSOE reflexionase sobre eso tras el tremendo resbal¨®n del Estatut y su marasmo actual, y que el PP y Ciudadanos percibieran que la salida no est¨¢ en una nueva centralizaci¨®n, sino en el federalismo.
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