La banda siempre llega tarde
Ahora se abre un horizonte nuevo en Euskadi con la convivencia como objetivo
La historia de ETA, adem¨¢s de negra, ha sido absurda como absurdo ha sido su final. Atin¨® hace seis a?os el entonces ministro del Interior, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, cuando dijo, con motivo del acto internacional celebrado en Aiete que precedi¨® al cese definitivo del terrorismo, que si el precio pol¨ªtico para que ETA dejara de matar era traer a San Sebasti¨¢n al ex secretario general de la ONU, Kofi Annan, estaba dispuesto a pagar el billete de avi¨®n de su bolsillo. Hubo escenificaci¨®n en el cese definitivo del terrorismo de ETA en 2011; en su desarme, en abril de 2017, en las cercan¨ªas de Bayona (Francia); y ayer se consum¨® el tercer acto, tambi¨¦n Cambo-les-Bains.
Es l¨®gica la irritaci¨®n de las v¨ªctimas ante un final escenificado. Pero la representaci¨®n internacional ha sido mucho m¨¢s discreta en esta ocasi¨®n y, sobre todo, era la manera de acabar de una vez, ordenadamente, con la sigla de ETA.
Los restos de la banda terrorista, con el hist¨®rico dirigente Josu Ternera como referente, saben que esta escenificaci¨®n es una pretensi¨®n in¨²til de disfrazar su derrota. ETA, tras cinco d¨¦cadas de terrorismo, desaparece sin lograr ning¨²n objetivo: ni el derecho a la autodeterminaci¨®n del Pa¨ªs Vasco ni la uni¨®n con Navarra. Ni siquiera un acuerdo de paz por presos que habr¨ªa podido conseguir sin amnist¨ªas y dentro de la legalidad en las tres negociaciones anteriores que mantuvo con los Gobiernos del PSOE y del PP. La obstinaci¨®n de ETA por conseguir objetivos pol¨ªticos malogr¨® aquellos intentos.
Joseba Urrusolo, exdirigente de ETA, muy cr¨ªtico hoy con la banda, suele decir que, adem¨¢s del error de su existencia, ETA ¡°siempre ha llegado tarde¡±. Ha vuelto a pasar. Cuando ETA ces¨® definitivamente el terrorismo en 2011 no se disolvi¨® a la espera de alg¨²n acuerdo sobre sus presos con el Gobierno. Han pasado seis a?os y, finalmente, tiene que disolverse sin lograr nada sobre el futuro de sus casi 300 reclusos.
La realidad y la izquierda abertzale han convencido a los restos de ETA para que la sigla desaparezca al ser un obst¨¢culo para que sus presos mejoren su situaci¨®n con acercamientos a las c¨¢rceles vascas y beneficios penitenciarios. Ahora corresponde al Gobierno ser coherente con sus pasadas promesas de que revisar¨ªa la pol¨ªtica penitenciaria si ETA se disolv¨ªa.
Pero, ahora, sobre todo, se abre un horizonte nuevo en Euskadi con la convivencia como objetivo que necesita como premisa un relato en el que deje claro que ETA no tuvo justificaci¨®n y sus v¨ªctimas lo fueron injustamente.
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