Alemania abre el mercado de fichajes... de enfermeros
La cooperaci¨®n alemana recluta personal sanitario en paro de varios pa¨ªses fuera de la UE para aumentar prestaciones en su sistema de salud y luchar contra el paro en las naciones de origen
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
Un anuncio de televisi¨®n cambi¨® la vida de Lester Beltram. Hace cinco a?os estaba frente a la pantalla en casa de sus padres en Manila cuando lo vio: Alemania buscaba enfermeros en Filipinas. As¨ª conoci¨® el programa de reclutamiento de personal sanitario de la Sociedad Alemana de Cooperaci¨®n Internacional (GIZ, por sus siglas en alem¨¢n) y la Agencia Federal de Empleo en cuatro pa¨ªses externos a la Uni¨®n Europea. Un proyecto que sus creadores llaman Triple Win (triple victoria) porque todos los implicados ganan: Alemania cubre su elevada demanda de estos profesionales, los beneficiarios migran legalmente y con trabajo asegurado, y las naciones de origen reducen sus tasas de paro y reciben las remesas de dinero que mandan los expatriados.?
"En Alemania la poblaci¨®n est¨¢ envejeciendo; este cambio demogr¨¢fico ha provocado un aumento de la demanda de enfermeros", explica Maja Bernhardt, responsable del proyecto en GIZ. Beltram se dedica, precisamente, a cuidar de personas mayores en la Fundaci¨®n Carl von He? Social en Hammelburg. "Hay que tener mucha paciencia", reconoce. Desempe?a esta labor desde octubre de 2015, dos a?os despu¨¦s de haber solicitado acogerse al programa Triple Win y haber superado las entrevistas. Normalmente, los enfermeros seleccionados de cualquiera de los cuatro pa¨ªses que se benefician de este programa?¡ªSerbia, Bosnia-Herzegovina, Filipinas y T¨²nez¡ª tienen que tomar un a?o de clases de alem¨¢n antes de mudarse y pasar los ex¨¢menes hasta alcanzar un nivel B1 que, seg¨²n los est¨¢ndares europeos, supone contar con la fluidez necesaria para comunicarse sin esfuerzo con hablantes nativos. Pero en el caso de Beltram, esta espera se prolong¨® debido a que la organizaci¨®n no encontraba un profesor de alem¨¢n disponible.
Con el proyecto de cooperaci¨®n internacional Triple Win, Alemania ha contratado a unos 2.000 enfermeros de sde que se lanz¨® en 2013
Con este proyecto de cooperaci¨®n internacional, Alemania ya ha contratado a unos 2.000 enfermeros desde que se lanz¨® en 2013. Todos ellos, incluido Beltram, cumplen los mismos requisitos: tienen un t¨ªtulo oficial en la materia, han ejercido la profesi¨®n y han superado los ex¨¢menes de alem¨¢n y las entrevistas personales, tanto de la agencia de empleo alemana como de su futuro empleador. Son justamente lo que las entidades p¨²blicas y privadas de servicios de enfermer¨ªa necesitan y no encuentran en el propio pa¨ªs. El 61% de las empresas del sector tienen vacantes laborales, con un promedio de 4,3 puestos sin cubrir por organizaci¨®n, seg¨²n un estudio de la Fundaci¨®n Bertelsmann de 2015. Sin embargo, apunta la investigaci¨®n, solo una sexta parte recluta trabajadores cualificados fuera de la UE. Los motivos: el proceso para hacerlo es laborioso, caro y con muchas barreras burocr¨¢ticas, entre ellas, el reconocimiento oficial de los t¨ªtulos universitarios obtenidos en el extranjero. Con su proyecto, GIZ y la Agencia Alemana de Empleo se encargan de eliminar todas esas trabas. "Esta propuesta es una forma transparente, justa y legal de migrar", anota Bernhardt.
En esta misma l¨ªnea, en el an¨¢lisis que GIZ realiz¨® para justificar el programa, advert¨ªa de la falta de candidatos para cubrir plazas de enfermer¨ªa. De acuerdo con la Agencia Federal de Empleo, en 2014, por cada 100 ofertas en este sector, se recib¨ªan 84 solicitudes; en geriatr¨ªa la ratio era a¨²n peor: 44 aspirantes por cada centenar de vacantes.?

Antes de acogerse a este programa, Beltram trabajaba como enfermero de sala de operaciones en un hospital p¨²blico filipino. Pero, una vez seleccionado, decidi¨® dejar su empleo para dedicarse por completo al estudio del nuevo idioma. "Es muy distinto y dif¨ªcil", se r¨ªe al otro lado del tel¨¦fono. Por suerte, soltero y sin hijos, y nacido en una familia de clase media, sus padres pudieron mantenerle mientras se preparaba. "La formaci¨®n ling¨¹¨ªstica era de lunes a viernes desde las ocho de la ma?ana hasta las cuatro y media de la tarde", asegura. Pero el esfuerzo y el disgusto inicial de su madre por la futura separaci¨®n, mereci¨® la pena. "Ahora est¨¢n muy orgullosos de m¨ª". En Alemania tiene un salario digno pues el convenio del GIZ con los pa¨ªses de origen establece que los contratados trabajar¨¢n bajo las condiciones laborales alemanas. "En Filipinas ganamos entre 400 y 500 euros al mes en un hospital p¨²blico. ?Aqu¨ª ganamos cuatro o cinco veces m¨¢s!", detalla.
Pero la diferencia salarial no es la ¨²nica motivaci¨®n que llev¨® a Beltram a Alemania; tambi¨¦n las condiciones de trabajo son mejores en el pa¨ªs europeo. "En Filipinas pod¨ªa llegar a atender entre 50 y 150 pacientes en un solo d¨ªa", ejemplifica. Tal carga de trabajo pon¨ªa al l¨ªmite su capacidad de aguantar el estr¨¦s; su labor hoy como cuidador de ancianos pone a prueba su paciencia. No obstante, desde que recal¨® en la fundaci¨®n ha ido adquiriendo m¨¢s y nuevas responsabilidades. Primero tuvo que ejercer un a?o como asistente de enfermer¨ªa y pasar otro examen para que su titulaci¨®n filipina fuera reconocida oficialmente en Alemania. Burocracia resuelta.
Adem¨¢s, durante ese per¨ªodo inicial, GIZ hace un seguimiento de cada trabajador. "Tanto el enfermero como su empleador se pueden poner en contacto con nosotros cuando tengan cualquier problema o preocupaci¨®n", aclara Bernhardt. Si hay conflictos, les visitan e intermedian. "Normalmente, en el primer mes suelen estar relacionados con el idioma porque hay que tener un cierto nivel para trabajar en el d¨ªa a d¨ªa. A veces se da el caso de que empleador y trabajador no encajan. Pero esto no es muy com¨²n", especifica.
De hecho, la mayor¨ªa de los beneficiarios acaban qued¨¢ndose en Alemania. "Suelen permanecer aqu¨ª porque, por el momento, las condiciones en sus pa¨ªses son las mismas que cuando se marcharon. As¨ª que no tienen ninguna motivaci¨®n para volver", afirma la responsable del proyecto. Lo que s¨ª sucede es que, una vez obtenida la visa de residencia permanente, empiezan a buscar mejores trabajos en el pa¨ªs. "Los enfermeros cualificados est¨¢n muy solicitados", a?ade Bernhardt. Beltram no ha pensado en regresar a Filipinas. Todo lo contrario: planea solicitar la nacionalidad alemana en 2021. "No hay muchos que vuelvan y los que lo hacen suele ser por razones personales, por ejemplo, que sus padres sean mayores y caigan enfermos, o que tengan pareja y esta no quiera trasladarse a Alemania. Pero no es lo habitual", especifica la experta de GIZ.
Los gastos de gesti¨®n para la selecci¨®n y contrataci¨®n de los candidatos, as¨ª como los cursos de alem¨¢n son costeados con las cuotas de 4.000 euros que pagan las empresas
Este modelo de cooperaci¨®n no solo es muy distinto de la tradicional ayuda al desarrollo en pa¨ªses en apuros, sino que adem¨¢s es innovador por la forma de financiarse. Todas las gestiones, as¨ª como las clases de alem¨¢n y los salarios de los dos empleados del GIZ en cada pa¨ªs, son costeados con las cuotas que pagan las empresas que reclutan enfermeros a trav¨¦s de este programa. Por cada uno, 4.000 euros. "Estamos estudiando si aumentamos esta cantidad porque los cursos de idiomas son cada vez m¨¢s caros", apunta la responsable del proyecto.
Otro de los problemas que enfrentan los responsables de este proyecto es que reciben tantas solicitudes en los pa¨ªses de origen que se ven obligados a rechazar a enfermeros muy cualificados. "En nuestro ¨²ltimo llamamiento en Filipinas, en febrero de este a?o, recibimos 500 solicitudes. Tras revisarlas, convocamos a 450 personas para entrevistas y decidimos contratar 400. Al final, contratamos a 330 porque algunos se descolgaron del programa", recuerda Bernhardt.?
Los seleccionados pasar¨¢n por el mismo "duro proceso" que Beltram. Seguramente, ¨¦l sea uno de los veteranos que asesore a las nuevas hornadas de enfermeros en los llamados "talleres de integraci¨®n". Y les aconseje buscar en Internet, como hizo ¨¦l mismo en su d¨ªa, los usos y costumbres del pa¨ªs al que llegan. "Hay que adaptarse". Les dir¨¢ quiz¨¢, que no hay que felicitar los cumplea?os una semana antes de la fecha, como es tradici¨®n en Filipinas.
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