C¨®mo detectar a un pelota
Las oficinas son el h¨¢bitat natural del ¡®trepa¡¯, ese esp¨¦cimen que suele desarrollar estrategias muy sutiles para medrar y ganar poder.
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Dec¨ªa el pensador Fran?ois de La Rochefoucauld que ¡°la adulaci¨®n es una moneda falsa que tiene curso gracias solo a nuestra vanidad¡±. Tres siglos y medio despu¨¦s, la cosa no ha cambiado en lo esencial. A los aduladores hoy en d¨ªa los llaman pelotas, pero para que su estrategia funcione necesitan al otro lado a un jefe inseguro que requiera los halagos para autoafirmarse. Y, al parecer, son mayor¨ªa. Seg¨²n un estudio impulsado por una escuela de negocios de la Universidad de Georgetown, en las grandes corporaciones, el 92% de los empleados que son ascendidos lo logran con ayuda del favoritismo de alg¨²n superior. Por lo tanto, si aspiran a ocupar puestos de m¨¢s responsabilidad, los ambiciosos tienen razones para hacer la pelota, pese a que ser un trepa tambi¨¦n entra?a peligros: en cuanto es detectado por sus compa?eros, muchas veces se organiza un complot para hacerlo caer en desgracia, ya que se teme que acabe ocupando una posici¨®n que les corresponder¨ªa a ellos.
El sentimiento de celos y de amenaza que sienten los empleados m¨¢s veteranos, ayudados por los que son igualmente ambiciosos, puede provocar una campa?a de mobbing contra el supuesto trepa para intentar que abandone la organizaci¨®n.Si el departamento entra en crisis o los resultados no son los esperados, puede perder en un tiempo r¨¦cord el favor del superior que tanto le ha costado camelarse. Como hizo JFK en una crisis de gobierno, cuando llega el desastre, los pelotas son los primeros en ser despedidos sin que les den las gracias.Estos peligros hacen que el pelota inteligente intente que su estrategia pase inadvertida. Actuar¨¢ muy subrepticiamente, nunca delante de sus compa?eros, e incluso el propio jefe puede llegar a pensar que simplemente se trata de un empleado amable y diligente. Ante la duda, ?c¨®mo detectar a un verdadero trepa?
Seg¨²n la consultora Frances Cole Jones, autora del libro How to Wow (c¨®mo impresionar), estos son algunos signos que permiten detectar al pelota: resulta encantador de entrada, porque es el rey del marketing personal; padece el s¨ªndrome del superviviente y acudir¨¢ al trabajo aunque est¨¦ enfermo por miedo a perder influencia; se gana la confianza de sus superiores al recordarles constantemente sus propias cualidades; tras descubrir las debilidades y gustos de su jefe, aprovechar¨¢ esa informaci¨®n para manipularlo.Sobre esto ¨²ltimo, el psic¨®logo norteamericano Leon F. Seltzer afirma que la clave para distinguir al compa?ero amable del pelota es que este ¨²ltimo, nada m¨¢s llegar a la empresa, usa sus encantos para penetrar en el grupo y obtener informaci¨®n que luego usar¨¢ en su beneficio, para promocionarse y desbancar a posibles rivales.Ithai Stern, profesor de la escuela de negocios ?INSEAD, se?ala un tipo de trepa a¨²n m¨¢s inteligente, sutil y dif¨ªcil de detectar.
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Estas ser¨ªan algunas de sus caracter¨ªsticas: en lugar de adular frontalmente a sus jefes, acude a ellos en busca de consejo para hacer mejor su trabajo, lo cual es una manera indirecta de hacer la pelota; para despistar, puede empezar expresando a sus superiores una opini¨®n contraria, y comunicarla incluso a sus compa?eros, para luego acabar poni¨¦ndose del lado del poder; ampliar¨¢ los elogios a las mascotas o la familia de sus jefes, despu¨¦s de detectar qu¨¦ es importante emocionalmente para ellos, logrando que bajen la guardia para lograr sus objetivos; vierte cumplidos tambi¨¦n sobre sus compa?eros, elogiando su trabajo, para ganarse su confianza e impedir as¨ª que le hagan la cama.Los aduladores y manipuladores son una plaga tan extendida en las oficinas que perjudican a las personas sinceras que no buscan otra cosa que llevarse bien con los dem¨¢s. Parecer demasiado amable puede hacernos sospechosos a ojos de los dem¨¢s, ya que los entornos laborales est¨¢n llenos de desconfianzas y enseguida habr¨¢ quien se pregunte: ¡°?Y este qu¨¦ quiere conseguir?¡±.
Un relato del mexicano Julio Torri tiene como protagonista a un hombre que, siguiendo el consejo de un sabio ermita?o, decide escuchar su coraz¨®n y expresar siempre el amor que siente por los dem¨¢s, pero eso le acaba procurando el rechazo de todo el mundo. ¡°Las muestras de amor que hice a mis hermanos las tuvieron por fingimiento. Y he aqu¨ª que la soledad oscureci¨® mi camino¡±, explica el peregrino, ante lo que el ermita?o le besa la frente y le aconseja: ¡°Encubre a tus hermanos el amor que les tengas y disimula tus pasiones ante los hombres, porque eres, hijo m¨ªo, un mal actor de tus emociones¡±.?
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