El hor¨®scopo de Darwin
Los cient¨ªficos demuestran que los ciclos astron¨®micos fueron un factor importante en las fases tempranas de la evoluci¨®n animal
Los evolucionistas o, m¨¢s en general, los cient¨ªficos interesados en la evoluci¨®n y los cambios de biodiversidad que detectamos en el pasado de la Tierra, llevan un siglo divididos entre los bioc¨¦ntricos, que tratan de explicar esas variaciones en t¨¦rminos de interacciones bi¨®ticas intr¨ªnsecas, y los geoc¨¦ntricos, que m¨¢s bien se concentran en los factores extr¨ªnsecos a la biolog¨ªa, como la deriva continental, los impactos de cometas o los cambios de naturaleza astron¨®mica que afectan, en toda clase de ciclos complejos, a la radiaci¨®n solar que recibe el planeta. Los segundos se han apuntado un buen tanto esta semana, como puedes leer en Materia, al presentar evidencias detalladas, basadas en el estudio del zooplancton f¨®sil del Paleozoico temprano, de que los ritmos de extinci¨®n y especiaci¨®n est¨¢n asociados a los llamados ¡°grandes ciclos de Milankovitch¡±, un fen¨®meno astron¨®mico predicho en los a?os veinte por el matem¨¢tico serbio Milutin Milankovitch, muerto en 1958. Nada m¨¢s lejos de un astr¨®logo: Milankovitch se ganaba la vida investigando el hormig¨®n.
Los ritmos de extinci¨®n y especiaci¨®n est¨¢n asociados a un fen¨®meno astron¨®mico,?los llamados ¡°grandes ciclos de Milankovitch¡±
La teor¨ªa de Milankovitch se basa enteramente en la geometr¨ªa de la relaci¨®n entre la Tierra y el Sol, y en particular en las combinaciones de tres factores clave. El primero es la variaci¨®n en la excentricidad de la ¨®rbita de la Tierra alrededor del Sol. Como sabemos desde Kepler, las ¨®rbitas de los planetas no siguen c¨ªrculos, sino elipses. Las elipses pueden ser casi circulares, con lo que radiaci¨®n solar es muy similar a lo largo del a?o, o m¨¢s alargadas (exc¨¦ntricas, en la jerga), lo que implica mayores diferencias de radiaci¨®n. Los ciclos de alta y baja excentricidad duran unos 100.000 a?os.
El segundo factor son los cambios de oblicuidad: el ¨¢ngulo que el eje de la Tierra forma con el plano de rotaci¨®n en torno al Sol. Una oblicuidad baja se parece a una peonza en pleno vigor giratorio; una oblicuidad alta se parece a una peonza cuando ya se est¨¢ parando. En el segundo caso, hay grandes variaciones en el ¨¢ngulo de incidencia de los rayos de sol sobre superficie de la Tierra. Los ciclos entre alta y baja oblicuidad duran unos 40.000 a?os. Y el tercer factor se llama precesi¨®n axial, o cambio en la orientaci¨®n del eje de rotaci¨®n de la Tierra. No del ¨¢ngulo (eso es la oblicuidad), sino en la orientaci¨®n del eje, aunque forme el mismo ¨¢ngulo con el plano de la ¨®rbita. Estos ciclos duran unos 26.000 a?os.
La combinaci¨®n de los tres ciclos predichos por?Milankovitch causa una tormenta perfecta
Lo m¨¢s relevante para el trabajo actual no son esos tres ciclos considerados individualmente, sino los ¡°grandes ciclos de Milankovitch¡± que se deben a la combinaci¨®n de los tres. Son estos los que causan la tormenta perfecta en ciclos mucho m¨¢s amplios, de 400.000 a?os y de 1,3, 2,4 y 4,6 millones de a?os. Los investigadores han presentado ahora s¨®lidas evidencias de que esos ciclos explican parte de la variaci¨®n en las tasas de extinci¨®n y especiaci¨®n del zooplancton en las fases tempranas de la evoluci¨®n animal (paleozoico). Ser¨¢ un pobre consuelo para los amantes del hor¨®scopo, pero es un gran argumento para quienes buscan efectos astron¨®micos sobre la evoluci¨®n biol¨®gica. Bien por Milankovitch.
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