¡®Chalegate¡¯
Los ¨²nicos que pueden saber si han actuado bien son la pareja de afectados
Es tan obvia la f¨¢bula del chal¨¦ de Pablo Iglesias e Irene Montero que no merece la pena subrayar la moraleja, pero la consulta que se convoca hoy s¨ª merece muchos comentarios. No s¨®lo por lo bufo del plebiscito, que se parece a la escena en que el pueblo de Amanece, que no es poco, reunido en asamblea en la plaza, pide que la amante del alcalde sea comunal (y turgente), sino por la perversi¨®n moral de diluir la propia conciencia en el demos. Una decisi¨®n personal que tiene que ver con la coherencia individual y la adecuaci¨®n entre lo dicho y lo vivido se convierte en una cuesti¨®n de popularidad: si la masa dice que est¨¢ bien, s¨®lo puede estar bien, se acab¨® el dilema.
Los ¨²nicos que pueden saber si han actuado bien son Montero e Iglesias. Son ellos quienes tiene que concluir si su pr¨¦stamo hipotecario importa o no y si los desacredita o no para seguir defendiendo sus posturas pol¨ªticas. Porque no han hecho nada ilegal ni ¡ªhasta donde yo s¨¦¡ª nada que contravenga las normas de su partido. La cuesti¨®n es, por tanto, moral, est¨¦tica e ¨ªntima, y el plebiscito s¨®lo es una forma muy fea de buscar amparo ante lo que, evidentemente, perciben como un error estrat¨¦gico grav¨ªsimo que les puede costar muchos votos. Tambi¨¦n es posible que a¨²n no hayan comprendido del todo la enormidad de su equivocaci¨®n, porque los notarios y los bancos ocupan demasiado tiempo, y entre firmas y avales, es f¨¢cil perder el pulso de la calle.
No creo que el apoyo de la militancia consuele del desgarro electoral, porque tan previsible es el primero como el segundo, y lo son por razones complementarias. Es l¨®gico que una organizaci¨®n que se siente atacada reaccione pleg¨¢ndose en torno a su dirigente. Adem¨¢s, ese ha sido un comportamiento t¨ªpico en Podemos, cuya ret¨®rica siempre ha encontrado culpables y conspiradores enemigos, ya sea en la casta, en el Ibex 35, en la derecha omnipotente o en los medios de comunicaci¨®n. Pero tambi¨¦n sucede que un partido enrocado lo tiene m¨¢s dif¨ªcil para ampliar sus simpat¨ªas entre quienes no militan.
No concibo que unos pol¨ªticos que nacieron como reacci¨®n al estallido de una burbuja inmobiliaria est¨¦n dispuestos a morir en otra burbuja particular. ?C¨®mo va a querer alguien como Ada Colau, que emergi¨® de la Plataforma Antidesahucios, compartir mitin con el propietario de un chalet? S¨ª, es una cuesti¨®n moralista, pero esta batalla siempre ha ido sobre la moral. As¨ª la plantearon cuando se propusieron limpiar lo que percib¨ªan como un estercolero de hip¨®critas y desalmados. No s¨¦ c¨®mo han sido tan torpes de caer en el agujero que ellos mismos cavaron.
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