Un pacto c¨ªvico por la ciencia
La autora reivindica el papel de la investigaci¨®n en la sociedad, porque "puede ayudar a los ciudadanos a desarrollar un pensamiento cr¨ªtico basado en la evidencia"
Vivimos en un momento parad¨®jico en el que, a pesar de que la ciencia y la tecnolog¨ªa est¨¢n muy presente en nuestras vidas, y gracias a ellas muchos disfrutamos de un alto grado de bienestar, existe una brecha creciente entre la ciencia y la sociedad, como se puede ver, por ejemplo, en el cuestionamiento de las vacunas y del cambio clim¨¢tico, y en el auge de las medicinas alternativas. Y es que tambi¨¦n, gracias a la ciencia y la tecnolog¨ªa, nunca antes hab¨ªamos tenido acceso a tanta informaci¨®n, pero tambi¨¦n a tanta desinformaci¨®n, que si no filtramos no hace m¨¢s que reafirmarnos en nuestras creencias e ideas preconcebidas y, siendo presa de nuestras emociones, somos m¨¢s vulnerables a grupos de inter¨¦s que cada vez son m¨¢s poderosos y a quienes en muchas ocasiones interesa mantenernos desinformados. Soy madre de dos hijas y me preocupa mucho el mundo en el que van a crecer, un mundo de la posverdad donde las afirmaciones ideol¨®gicas se presentan como equivalentes a aquellas basadas en la evidencia.
Es esencial acercar la ciencia a la sociedad por muchas razones, pero si tuviera que destacar una ser¨ªa porque la ciencia puede ayudar a los ciudadanos a desarrollar un pensamiento cr¨ªtico basado en la evidencia, clave de la actividad cient¨ªfica. La educaci¨®n cient¨ªfica deber¨ªa centrarse en hacer a los ciudadanos expertos en ese proceso, porque la ciencia es una forma de pensar, una manera de buscar la verdad, y es contraproducente que la educaci¨®n cient¨ªfica se limite a la presentaci¨®n de un cuerpo de conocimiento cient¨ªfico incuestionable, como tradicionalmente se ha hecho, porque hacerlo as¨ª aleja a la ciencia de los ciudadanos y la convierte en un objeto de culto m¨¢s que en una herramienta. Esta capacidad de pensamiento cr¨ªtico es algo que se puede aplicar a todas las facetas de nuestra vida y nos ayudar¨ªa a estar mejor informados, a ser menos manipulables y a exigir una pol¨ªtica basada en la evidencia. Porque la evidencia, la ciencia, no s¨®lo debe estar m¨¢s presente en la pol¨ªtica a nivel de asesoramiento, sino que debe ayudar a definir la agenda pol¨ªtica y social, pero esto nunca se va a lograr si los ciudadanos no lo exigen as¨ª.
Desde hace muchos a?os me preocupa el debilitamiento de las instituciones cient¨ªficas de nuestro pa¨ªs; la ausencia de voluntad para modernizarlas y para hacerlas m¨¢s permeables; la sangr¨ªa en recursos humanos; y que la pol¨ªtica cient¨ªfica se haga de espaldas a la comunidad cient¨ªfica y a los ciudadanos. Pero en nuestras reivindicaciones, siento que tambi¨¦n nosotros, los cient¨ªficos, hemos estado de espaldas a la ciudadan¨ªa y no hemos aprovechado la oportunidad de adoptar una perspectiva global que tienda puentes entre la ciencia y la sociedad.
Por motivos de supervivencia, la comunidad cient¨ªfica se ha centrado principalmente en el presupuesto anual de I+D y la necesidad de un acuerdo parlamentario quim¨¦rico que proporcione un apoyo estable. Pero es claro que, en ausencia de una rendici¨®n de cuentas, nuestros l¨ªderes pol¨ªticos nunca se sentir¨¢n responsables. ?Por qu¨¦? Porque en estas conversaciones los ciudadanos, sus electores, nunca han estado involucrados y sin la presi¨®n de la sociedad la ciencia nunca ser¨¢ una prioridad.
Gracias a la ciencia y la tecnolog¨ªa, nunca antes hab¨ªamos tenido acceso a tanta informaci¨®n, pero tambi¨¦n a tanta desinformaci¨®n, que si no filtramos no hace m¨¢s que reafirmarnos en nuestras creencias e ideas preconcebidas
En lugar de un acuerdo parlamentario por la ciencia necesitamos un pacto c¨ªvico. Un pacto c¨ªvico arraigado en la comprensi¨®n de los ciudadanos, por una parte del empoderamiento que conlleva la capacidad de desarrollar un pensamiento cr¨ªtico basado en la evidencia; por otra del papel que la ciencia puede tener en la creaci¨®n de una sociedad justa y democr¨¢tica, capaz de disfrutar de un estado de bienestar sostenible.
Adoptando un lenguaje que creemos resuena entre nuestros legisladores, hemos argumentado incansablemente sobre la necesidad de obtener un nivel adecuado y estable de inversi¨®n p¨²blica en I+D que est¨¦ de acuerdo con el potencial econ¨®mico del pa¨ªs. Porque la inversi¨®n p¨²blica en I+D atrae a la inversi¨®n privada y un sector fuerte de I+D puede contribuir al crecimiento de la econom¨ªa y al cambio del modelo productivo a uno basado en la generaci¨®n de conocimiento que sea menos vulnerable a las crisis econ¨®micas. Tambi¨¦n argumentamos que es contraproducente recortar en I+D en ¨¦poca de crisis porque los beneficios que la I+D pueden aportar a la econom¨ªa vienen con un retardo y los recortes inhabilitan posibles v¨ªas de recuperaci¨®n. Por ejemplo, por cada d¨®lar de inversi¨®n p¨²blica en el Instituto Nacional de Salud de EEUU, el retorno a la industria es de 8 d¨®lares despu¨¦s de 8-10 a?os. Todo esto es cr¨ªtico, pero si queremos que el mensaje cale en la sociedad debemos enmarcarlo en contexto m¨¢s amplio. Los ciudadanos deben entender que no solo se trata del crecimiento del PIB, que muchos vemos como un indicador cuestionable del bienestar social, sino de la disminuci¨®n de la brecha de bienestar. Porque la I+D puede beneficiar innumerables aspectos de nuestras vidas: salud, educaci¨®n, igualdad de oportunidades, comunicaciones, transporte, sostenibilidad, medio ambiente, etc. Y disminuir esta brecha no solo debe ser un imperativo moral para la ciencia sino tambi¨¦n es el caso que la desigualdad limita el beneficio que el progreso cient¨ªfico puede aportar a la econom¨ªa.
Otro de nuestros argumentos es que en estos ¨²ltimos a?os ha habido una p¨¦rdida significativa de personal cient¨ªfico debido a la reducci¨®n del empleo p¨²blico y a la falta de oportunidades en el sector privado, y que esto ha afectado especialmente a las generaciones de menos de 45 a?os. Insistimos que la formaci¨®n de personal cient¨ªfico requiere de recursos y de tiempo y su p¨¦rdida no solo supone una p¨¦rdida de inversi¨®n p¨²blica sino que tambi¨¦n lastra nuestro futuro porque contribuye a la creaci¨®n de un d¨¦ficit en tecnolog¨ªa, innovaci¨®n y descubrimiento. Pero tenemos que explicar a los ciudadanos por qu¨¦ esto es as¨ª, que no se trata solo de preservar el empleo dentro de nuestra peque?a burbuja, sino tambi¨¦n de adaptar nuestros programas de formaci¨®n para facilitar la inserci¨®n de este personal en el sector privado. Porque estos investigadores han desarrollado la capacidad de buscar informaci¨®n, de analizarla mediante el pensamiento cr¨ªtico basado en la evidencia, de elaborar informes y de comunicarse con la comunidad internacional, y esto supone un tremendo potencial que puede contribuir de forma cr¨ªtica al despegue del sector privado de la innovaci¨®n. Y tambi¨¦n es de especial inter¨¦s para la ciudadan¨ªa que existen actividades econ¨®micas que requieren cada vez m¨¢s trabajadores con un grado intermedio de preparaci¨®n cient¨ªfica y t¨¦cnica y esto es un tema sobre el que deber¨ªa existir un amplio debate, centrado en adaptar los programas de formaci¨®n para facilitar el despegue de estos nuevos sectores y la creaci¨®n de empleo cualificado.
Desde hace muchos a?os me preocupa el debilitamiento de las instituciones cient¨ªficas de nuestro pa¨ªs; la ausencia de voluntad para modernizarlas y para hacerlas m¨¢s permeables; la sangr¨ªa en recursos humanos; y que la pol¨ªtica cient¨ªfica se haga de espaldas a la comunidad cient¨ªfica y a los ciudadano
Otra ¨¢rea de inter¨¦s es la ciencia abierta, ya que es necesario debatir c¨®mo implementar cambios a nivel nacional en la infraestructura de investigaci¨®n, en los m¨¦todos de comunicaci¨®n cient¨ªfica, en las metodolog¨ªas de gesti¨®n y evaluaci¨®n de la ciencia y en los programas de capacitaci¨®n, para que el sistema de investigaci¨®n en nuestro pa¨ªs pueda adaptarse a las nuevas realidades globales de la ciencia abierta, el acceso abierto, los datos abiertos y la investigaci¨®n abierta. Este debate es necesario para que podamos exigir el compromiso pol¨ªtico y los recursos p¨²blicos y privados necesarios para alcanzar estos objetivos. Pero nuevamente tambi¨¦n es el debate el que debe abrirse, para que los ciudadanos entiendan qu¨¦ es la ciencia abierta, por qu¨¦ es cr¨ªtica, en qu¨¦ le beneficia y c¨®mo puede participar en ella, fomentando la creaci¨®n de proyectos de ciencia ciudadana.
La I+D puede beneficiar innumerables aspectos de nuestras vidas: salud, educaci¨®n, igualdad de oportunidades, comunicaciones, transporte, sostenibilidad, medio ambiente
La idea de un pacto c¨ªvico por la ciencia, por el conocimiento, ha surgido de un grupo diverso de investigadores en ciencias y humanidades, periodistas cient¨ªficos, comunicadores, educadores, innovadores, expertos en pol¨ªticas cient¨ªfica y activistas de base. Juntos hemos constituido la Asociaci¨®n Espa?ola para el Avance de la Ciencia (AEAC) que se presentar¨¢ oficialmente el 28 de mayo en la Universidad de Salamanca. No se trata de una asociaci¨®n cient¨ªfica, sino de una asociaci¨®n ciudadana. Su objetivo principal es trabajar en que exista un proceso de inmersi¨®n bidireccional de la ciencia y la sociedad. Pero para ello es necesario un cambio cultural y lograrlo requiere de un di¨¢logo transversal en el que est¨¦ involucrada la comunidad cient¨ªfica y muchos otros actores de la sociedad, ciudadanos y profesionales, con inter¨¦s y experiencia en los campos de la educaci¨®n, la comunicaci¨®n, la salud, las nuevas tecnolog¨ªas, la industria, la protecci¨®n del medio ambiente, la sostenibilidad etc., y por supuesto los responsables en la toma de decisiones.
De acuerdo con el Art¨ªculo 27 de la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos toda persona tiene derecho a participar en el progreso cient¨ªfico y los beneficios que de ¨¦l resulten. El pacto c¨ªvico por la ciencia que proponemos tiene este mandato en el coraz¨®n y ser¨ªa extraordinario poder defenderlo a tu lado.
Amaya Moro-Mart¨ªn es astrof¨ªsica en Baltimore (EE UU) y tesorera de la Asociaci¨®n Espa?ola para el Avance de la Ciencia.
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