El id¨ªlico pueblo de los cr¨ªmenes horrendos
La ciudad medieval de Ystad, en el sur de Suecia, ha inspirado algunos de los peores asesinatos de la novela negra. Henning Mankell situ¨® en esta localidad una de las series policiacas m¨¢s populares, la del inspector Kurt Wallander. La comisar¨ªa, el hotel, la playa de arena blanca¡ un recorrido por los lugares que esconden, en la ficci¨®n, terribles homicidios.
Nada hace pensar que en una de las alegres casitas de la calle Harmonigatan vive el asesino en serie de Pisando los talones, una de las famosas novelas de Henning Mankell protagonizadas por el inspector de polic¨ªa Kurt Wallander. All¨ª regresa tras matar de un tiro en la cabeza a tres j¨®venes que pasan la noche de San Juan en un paraje natural cercano. Despu¨¦s, hace desaparecer sus cuerpos.
A pocos metros de esas casas, una hilera de antiguas viviendas de pescadores, pintadas con vivos colores, lleva hasta el muelle desde el que parten los barcos a Polonia y desde el que se puede ver una peque?a playa de arena blanca. ?C¨®mo es posible que esta tranquila localidad medieval del sur de Suecia haya inspirado los horrendos cr¨ªmenes que aparecen en las p¨¢ginas de los libros del popular escritor?
Ystad (18.000 habitantes) es el escenario de una de las series de literatura negra m¨¢s famosas. Se la podr¨ªa llamar la capital sueca del crimen. No solo porque su autor, fallecido en octubre de 2015 a los 67 a?os, vendi¨® m¨¢s de 30 millones de ejemplares en todo el mundo y sus libros fueron traducidos a 40 idiomas, sino porque la vida de su protagonista, el inspector taciturno, bebedor, insomne y amante de la ¨®pera, ha sido llevada a la televisi¨®n en Suecia y tambi¨¦n ha inspirado una serie de la BBC protagonizada por Kenneth Branagh. En Ystad, situada en la regi¨®n de Escania, el morbo que despiertan los cr¨ªmenes ha sido convertido en una ruta tur¨ªstica que atrae cada a?o a miles de visitantes.
Ese recorrido puede empezar por los estudios donde se rodaron las historias de Wallander. Acaba de abrir un nuevo museo, m¨¢s grande que el anterior, donde el visitante se puede sentar en la misma oficina que el inspector utilizaba en la peque?a pantalla o entrar en el sal¨®n de su casa. ¡°Vienen muchos turistas, y colegios tambi¨¦n¡±, explica Johanna Persson, que se ocupa en ese momento de la taquilla. ¡°El museo ocupa un tercio de los estudios, pero los otros dos tercios siguen utiliz¨¢ndose en otras producciones¡±, aclara mientras ense?a el lugar. Aqu¨ª, por ejemplo, se ha grabado tambi¨¦n Bron/Broen (El puente), una serie policiaca protagonizada por dos inspectores (ella sueca y ¨¦l dan¨¦s) de gran ¨¦xito que tuvo posteriormente su versi¨®n americana (The Bridge).
Fuera de los estudios, de vuelta al mundo real, hay que caminar unos minutos para llegar a la que se supone es la casa de Wallander, situada en las novelas en un edificio de ladrillo en el n¨²mero 10 de la calle Mariagatan. En la acera, una bicicleta sin candar hace pensar que, si bien en esa localidad suceden en la ficci¨®n los m¨¢s horrendos cr¨ªmenes, la realidad es mucho menos inquietante. Si en las novelas de Mankell, la comisar¨ªa de polic¨ªa est¨¢ habituada a recibir llamadas de emergencia, en la vida real parece tener m¨¢s trabajo renovando documentos de identidad que investigando asesinatos. De hecho, el bajo nivel de delincuencia de la zona y su tranquilidad se ha convertido en un elemento atractivo para algunas familias que trabajan en los alrededores de Malm? ¡ªla ciudad m¨¢s importante del sur del pa¨ªs, situada a unos 60 kil¨®metros, y muy bien conectada por tren¡ª y deciden residir en Ystad.
El viaje literario por Ystad contin¨²a en localizaciones como Stortorget, la plaza principal, donde Wallander lucha por su vida en un cajero autom¨¢tico y, cuando puede, visita su librer¨ªa favorita. La encargada explica con satisfacci¨®n que, s¨ª, efectivamente, ese es el lugar que sale en los libros y que recibe muchas visitas por ello, sobre todo de franceses, holandeses y alemanes. Espa?oles, no muchos, comenta. La obra de Mankell ha revalorizado el negocio del turismo en Ystad, que presume de tener buenas playas cerca, pero la econom¨ªa del municipio est¨¢ basada en el comercio (sobre todo, en torno al puerto), la agricultura (junto al mar dominan unas instalaciones de Lantm?nnen, una cooperativa sueca) y los servicios.
Otro lugar memorable es el restaurante del hotel Continental, el m¨¢s antiguo de Suecia (abri¨® en 1829). En una de las esquinas, frente a dos grandes ventanales, hay una mesa que sigue reservada a nombre del inspector. Es uno de sus lugares favoritos para almorzar y all¨ª investiga uno de los cr¨ªmenes de Pisando los talones. Desde all¨ª se ve una de las calles principales de Ystad, que une el centro de la localidad con un mar de fr¨ªas aguas y arena sorprendentemente blanca.
Pero psic¨®patas, mercenarios y, en general, asesinos de todo tipo (literarios, por supuesto) prefieren a veces moverse en las novelas por los alrededores, dominados por vastas extensiones de cultivos de cereales. En un paraje aislado a unos 12 kil¨®metros de Ystad, cerca del castillo de Marsvinsholm y sus dos gigantes torres construidas en el siglo XIV, arranca la primera novela de la serie, Asesinos sin rostro (1991). Una pareja de ancianos es torturada y asesinada de forma brutal una fr¨ªa noche de invierno. Cuando visita la escena del crimen, ante el horror de lo que acaba de ver, Wallander se hace una pregunta que surge a menudo en toda la obra de Mankell: ¡°Tengo miedo. ?En qu¨¦ mundo vivimos?¡±.?
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